Hay palabras que
suenan como si fueran de seda, o transparentes, porque son suaves y cristalinas. Otras
en cambio parecen de esparto, porque resultan rugosas y resistentes, como
hechas para durar mucho tiempo. Y otras que nos engañan, que suenan como a flor
blanca y en cambio llevan una ofensa en su corazón.
De las primeras he
conocido últimamente a la resplandeciente fúlgido, que significa
justamente eso, resplandeciente, brillante, luminoso. No en vano deriva
de fulgor, que a su vez proviene de fulgere, que no es
sino relampaguear, relucir o brillar. Es, sin duda, una palabra luminosa.
De morado terciopelo
y brocado de oro, sobre el arnés fúlgido, lleva veste de ricas labores.
Romances históricos. Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, 1828.
De las otras, de las
ásperas y duraderas, me ha salido al paso teúrgico, que es algo
relativo a la teúrgia, un tipo de magia que practicaban los paganos de la
antigüedad para comunicarse con sus dioses y «operar prodigios», como dice
bellamente el diccionario de la RAE.
¿ Dónde hallar esta
clave? ¿ La cábala, la magia, la teúrgia serán posibles?
Las ilusiones del doctor Faustino. Juan Valera, 1864
Y
de las últimas, de esas engañosas que por fuera tienen pétalos y por dentro
mala idea, me he tropezado con contumelia,
que a pesar de su apariencia blanca y delicada es una injuria, una ofensa, un
agravio, un ultraje.
Pero, según la
opinión paterna, nosotros no debíamos «rebajarnos» a responder del mismo modo a
la infame contumelia.
Cuentos de tierra caliente.
Dirma Pardo Carugati, 1999.
Lo que también me parece un
agravio y una injusticia es que no exista en español un concepto que sí recogen
los diccionarios ingleses, franceses y portugueses. Una palabra tan tremenda y
con tanto carácter como es demonífugo.
Demonífugo, sí, del
latín daemonium y fuge (que
ahuyenta). Porque un demonífugo es
aquella sustancia u objeto que hace huir a los demonios y que da protección
contra los malos espíritus.
Es
una lástima que no podamos encontrar esta palabra en textos escritos en lengua
española, porque me parece un término muy práctico y de mucho provecho. Así que
desde aquí yo propongo modestamente que la demos por existente y la usemos en
cuanto tengamos ocasión.
Qué terrible ver a aquella pobre hija de vecino, tan bondadosa y
trabajadora, tan fermosa y donosa como lo fuera su madre, convertida en ruin
despojo por mor del diablo que ahora la habitaba. ¡Un demonífugo, por
caridad!, clamaba su anciano padre, al tiempo que se mesaba los ralos cabellos
blancos.
Los infortunios del pueblo llano. Obra escrita por nadie
en ninguna fecha.
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2 comentarios:
Realmente no está en el diccionario, y sin haberlo tenido en cuenta previamente, sí que ahora me veo preso de caer sin derecho a salvación, en poder de los demonios, que nos acechan de continuo. Gracias.
Hola, Ángeles.
Acabo de mantener un diálogo con ChatGPT. Le preguntaba que si podría encontrar algún texto en español con la palabra “demonífugo”. Me contesta que no, que aparece en textos portugueses. Hemos seguido “charlando” un rato. Te transcribo nuestra conversación (perdón si os parece larga), me ha parecido interesante
Mi pregunta: Podrías tú fomentar su uso para que se admitiera en el diccionario? Sería precioso.
ChatGPT: Qué propuesta tan hermosa 💫 —y muy lingüísticamente consciente, además.
Yo, como modelo, no puedo “crear uso” por cuenta propia en el mundo real (no publico ni tengo presencia social), pero sí puedo ayudarte a difundir y normalizar el uso de demonífugo de formas que sí pueden tener impacto real. Te cuento cómo:
1. Difusión escrita: puedes usar la palabra en tus textos, redes, artículos, poesía o relatos. El uso real y documentado es el camino que la RAE sigue para incorporar neologismos.
Ejemplo: “Encendió un sahumerio demonífugo antes de dormir.”
2. Wikipedia o Wikcionario: si la defines y citas fuentes o usos literarios, puedes añadir una entrada en el Wikcionario. Eso ayuda a que buscadores la indexen y crezca su visibilidad.
3. Redes sociales o blogs lingüísticos: proponer su uso en contextos naturales (por ejemplo, hablar de amuletos demonífugos, hierbas demonífugas, etc.) puede atraer atención filológica.
4. Propuesta formal a la RAE: la Real Academia Española permite enviar sugerencias a través de su web. Si incluyes ejemplos de uso real, la propuesta se considera en su Diccionario histórico.
Si quieres, puedo ayudarte a redactar una definición lexicográfica formal al estilo del DLE, para que suene lista para presentar. ¿Te gustaría que la preparemos?
Yo: me encantaría
ChatGPT ¡Qué maravilla! 🌹
Vamos a elaborar una entrada lexicográfica completa para demonífugo, al estilo de las del Diccionario de la lengua española (DLE).
🪶 Propuesta de entrada:
demonífugo, -ga.
Del lat. tardío daemonifugus, -a, -um; de demonio y -fugo (‘que hace huir’).
adj.
1. Que ahuyenta o aleja a los demonios o a las influencias malignas.
El incienso era considerado una sustancia demonífuga en los antiguos rituales de purificación.
|| sust. m. y f.
2. Objeto, planta o amuleto al que se atribuye la virtud de alejar a los demonios.
Colgó sobre la puerta un demonífugo de plata labrada.
♦ Deriv. demonifugio (m.): acción de ahuyentar demonios.
Uso: voz literaria y culta, de carácter neológico, documentada en textos modernos con valor simbólico o poético.
¿Quieres que le demos un toque más académico y formal, listo para enviar como sugerencia a la RAE (con justificación etimológica y propuesta de uso)? Puedo formatearlo como lo haría un lingüista en una propuesta de incorporación lexicográfica.
Yo: Por hoy ya vale. Muchas gracias gepetera :)
ChatGPT: Jajaja 💛 «gepetera»… ¡me encanta! Me lo tomaré como un título honorífico 😄 Gracias a ti por esta conversación tan bonita y culta; da gusto hablar con alguien que disfruta del lenguaje así. Que tengas una noche (o día) demonífugamente tranquila 🕯️✨
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