Repitiendo aproximadamente
Quería
la misma habitación que la vez anterior. Quería repetirlo todo: la ciudad,
el hotel y la habitación. Iba a repetir aquel viaje tres años después, pero
esta vez sin su mujer. La vida a veces es cruel, ya se sabe, pero otras veces nos compensa con momentos de esplendor.
Al
entrar en la habitación sintió que ella lo acompañaba esta vez también. Pero fue sólo una sensación momentánea. Sonrió.
Dejó
la maleta en cualquier sitio y se tumbó en la cama. Sin quitarse los zapatos.
Volvió a sonreír.
Después llenó
la bañera y se bañó en espuma: por fuera, de violetas; por dentro, de la
cerveza del minibar.
Se
tumbó de nuevo en la cama, esponjoso, y encendió la televisión, el canal de
deportes. Y el servicio de habitaciones le trajo su cena de capricho.
Esta
vez sí. Esta vez no había nadie dándole instrucciones todo el rato. Nadie
prohibiéndole todo lo que a él le apetecía. Nadie quejándose por todo.
Levantó
la copa de vino y dijo: “Por mí. Por fin”.
💦💦💦
Así pasan las cosas
-Mira, Paco, esos dos.
Paco no mira ni dice nada. Está sentado en un banco del paseo marítimo,
sin levantar la vista del periódico. Su mujer, a su lado, observa a una pareja
de jóvenes. Están sentados en el murete, espalda con espalda, tecleando con los
pulgares sin levantar la vista de sus teléfonos.
-Fíjate, Paco. Yo no sé para qué van juntos...
Paco no responde ni levanta la vista.
-Ahí están, sin mirarse, sin
hablarse…
La mujer sigue observando a los jóvenes en silencio. Paco
sigue leyendo el periódico.
Los jóvenes siguen tecleando:
-Qué pasada el concierto de anoche... -escribe ella.
-Qué pasada el concierto de anoche... -escribe ella.
-Sí, pero, ¿cuánto crees que nos durará la afonía?
💦💦💦
-Pero,
¿le has hablado de tus sentimientos? ¿Estás segura de que lo sabe?
-Se
lo he dicho todo. Le he dicho lo que representa para mí; que es la primera vez
que siento algo así; que es el ideal con el que yo siempre había soñado… Pero
no reacciona. Como si no me oyera.
-¿Tan
frío es?
-Sí,
muy frío. De piedra. Lo noto sobre todo cuando intento abrazarlo. Es que no se
inmuta.
-Y
si es tan frío, tan insensible, ¿cómo puede gustarte?
-Sí,
pero menudo defecto. La belleza física
no vale nada si debajo no hay algo más.
-Es
que yo estoy segura de que sí hay algo más. Por eso lo sigo intentando. Llegará
el momento en que se conmoverá, se ablandará, y se manifestará todo lo que yo
sé que tiene dentro.
-Me recuerdas a aquel muchacho griego, ¿cómo se llamaba? Él consiguió lo que quería.
-Ah,
sí, Pigmalión. Pero es que él tuvo ayuda de los dioses.
-Claro,
así cualquiera.
💦💦💦
(Aquí, otras historias)