Los golpes en la puerta la dejan sin respiración. Levanta
la vista del libro que estaba leyendo pero no hace ningún otro movimiento, está
paralizada por la sorpresa. El fuego que arde en la chimenea parece ahora más
vivo que ella.
Entonces vuelve el rostro hacia la muñeca de cara de
porcelana que está sentada en el extremo del sofá, y con un gesto le indica que
guarde silencio.
Piensa en acercarse a la mirilla de la puerta e intentar ver quién
hay al otro lado, pero no se atreve, no quiere delatarse. Es imposible que nadie sepa que hay
alguien en la casa. Las cortinas están cerradas y ella lleva días sin salir.
Quien sea habrá estado llamado a todas las puertas, pero en realidad no
esperará encontrar a nadie. Así que si no oyen nada ni notan ningún movimiento
se marcharán.
Vuelve a oír golpes en la puerta.
El fuego. Han debido ver el humo saliendo por la
chimenea. Saben que estamos aquí, piensa, aterrada, dirigiéndose de
nuevo a la muñeca. Se concentra intentando percibir algún sonido, algún
murmullo. Espera oír a alguien rogando que le abran la puerta, o pidiendo
ayuda, o amenazando con entrar por la fuerza. O alguna conversación en
susurros. Pero no se oye nada, y ese silencio le indica que quien está fuera
tiene malas intenciones.
Empieza a pensar en todos los años que lleva sola, y
en cómo, al principio, hubiera dado cualquier cosa por volver a ver a un ser
humano. En cuánto echaba de menos hablar con alguien, compartir el mundo con
alguien. Pero ya no.
Los golpes otra vez.
Ya no. Está sola por culpa de sus semejantes y ahora
quiere seguir así. Está segura de que si quedan otras personas, tarde o
temprano, terminarán por arruinar el mundo que ella ha ido construyendo para
sí, de la misma forma que arruinaron el que tenían para todos.
Sigue sentada en el sofá, inmóvil, con la mirada clavada
en la puerta, como si quisiera ver a través de la madera.
Se instalarán aquí —piensa, mirando a la muñeca y cogiéndola de la mano—, se adueñarán
de nuestra leña, de nuestro horno, de nuestros libros y nuestro depósito de
agua. Tendría que pedirles permiso para todo, o peor aún, trabajar para ellos a
cambio de una pequeña parte de lo que es mío.
Espera que en cualquier momento vuelvan a llamar a la puerta, y mientras ruega en silencio para que se marchen, unas lágrimas le
empañan los ojos. Sigue mirando la puerta y ahora cree vislumbrar unas figuras
al otro lado, unas figuras que de un momento a otro entrarán por la fuerza. Da
igual que les abra o no —dice—. Entrarán de todas formas, y entonces el mundo
se acabará otra vez.
La mujer vuelve a escuchar los golpes, y, resignada, se
levanta para abrir la puerta.
18 comentarios:
Beware; for I am fearless, and therefore powerful. (Mary Wollstonecraft Shelley)
Es inquietante y misterioso.
Qué pasará por la cabeza de esa mujer?
Cada cerebro es un universo impredecible.
El tuyo además es genial.
Besos.
Great quote, Carolyn.
Thanks for visiting.
Muchas gracias, Toro.
Es verdad, el cerebro es un misterio, lleno de maravillas... y de fallos catastróficos pero igualmente enigmáticos.
Qué amabilísimo eres :)
Besos.
Lo que ha tenido que pasar esa mujer para estar tan llena de inseguridades.
Me ha gustado mucho tu relato. Te deja pensativo.
Se induce la sospecha de alguna enfermedad mental que va mucho más allá de una simple misantropía (la solicitud de silencio a la muñeca, "saben que ¿estamos? aquí"), pero en cualquier caso hay un tono romántico, casi al estilo Poe, que tiene su enjundia. Incluso hay momentos en que puede recordar a una especie de "casa tomada" de Cortázar, pero dándole la vuelta. Que por cierto, Cortázar era muy fan de Poe.
Mira que es literario el miedo...
Seguro,Macondo, que lo ha pasado muy mal, dadas las circunstancias.
Muchas gracias :)
Así es, Rick, aquí la misantropía y el trastorno mental van de la mano, no sabemos si una cosa provocada por la otra.
Me encanta que le veas ese aire romántico, y me honra que te haya hecho pensar en dos maestros como Poe y Cortázar.
Como sin duda sabes, Cortázar es el traductor por excelencia de la obra de Poe al español, quien a su vez es por cierto uno de mis primeros amores literarios.
No había yo pensado en "Casa tomada", pero es verdad, puede recordarlo.
Muchas gracias, como siempre, por tus interesantes aportaciones.
Qué conformidad con el destino, saber que tras escucharles, ellos entrarán, y preservar la mirada.
Un abrazo
misántropia, aversión al trato con otras personas... Sin embargo aquí parece que tenemos algo más, ¿verdad? Algo que ya ha pasado, que ya conoce y no quiere repetir... Creo que todos hemos dado por sentado que es un ser humano aunque en algunas partes me ha parecido que ella también era una muñeca.. aunque, como siempre te digo, yo me monto mis películas :)
Hablando de películas, puedes borrar este comentario si quieres, pero ayer vi tu recomendación, la de 1953 y me ha sorprendido muy gratamente.
No suelo ver ese cine tan antiguo, por eso elegí la más reciente. Una hora y media, un guión rápido y muy bien narrado... todos trabajan muy bien, pero es verdad que el protagonista tiene algo, ¿verdad? Hasta la rubia con la risa que me pone de los nervios me acabo resultando simpática, la pobre...
Y ese coche de bomberos a vapor, y esa policía :)
Muchas gracias por la recomendación, he visto muchos paralelismos con lo que escribí y he dejado de tenerle miedo al cine de antes de que yo naciese ;)
Saludos
Ángeles qué relato más inquietante, se despiertan un montón de preguntas sobre esa mujer, qué le habrá pasado, o qué creerá que pasará, esos que entrarán, esa soledad junto a la muñeca de porcelana ( que a mí no me gustan nada), esa resignación.Un relato misterioso y sugerente.
Un abrazo
Interesante punto de vista, Albada.
Gracias. Un abrazo.
Así es,Beauséant, aquí tenemos misantropía y también algún trastorno más. La soledad total, forzosa y continuada es muy mala y tiene consecuencias en el estado mental...
No estaba en mi intención crear esa ambigüedad de que ella también podría ser una muñeca, aunque sería una opción muy interesante. Pero entonces tendría que haber alguien que encendiera el fuego, que hiciera el pan... ¿O sería un autómata de esos decimonónicos y escalofriantes...? Ea, ya tenemos aquí otra película :D
Me alegra mucho que hayas visto y disfrutado la película de Vincent Price, un actor que a mí me encanta desde que empecé a ver películas "de susto" siendo pequeña. También me encanta la ambientación de estas películas antiguas, con detalles como los que refieres, y ese blanco y negro tan artístico...
De nada, un placer. Y te animo a que veas más pelis de ese estilo (por ejemplo, otras de V. Price) porque seguro que encontrarás otras joyas que te van a gustar también.
Saludos.
Qué bien, Conxita, muchas gracias :)
Me alegro mucho de que te haya parecido "inquietante" y te haya sugerido preguntas. Eso es un gran elogio para un relato que tiene la pretensión (aunque modesta) de crear misterio y una determinada atmósfera.
No, a mí tampoco me gustan esas muñecas, me dan miedo de verdad, y por eso hay una en este relato ;)
Un abrazo.
Sé que escribiste este relato hace tiempo, pero ahora, con este aislamiento en casa, viene como anillo al dedo. Ella lleva días sin salir y la muñeca de cara de porcelana... ¿llevará una mascarilla?
Muuyyy inquietante.
Me encanta
Es verdad, JuanRa, no lo había pensado, pero sí, parece una historia apropiada para estos días raros...
Gracias!
Abrirá la puerta y, del otro lado, sólo viento hallará.
Saludos,
J.
Pues sí, es un buen momento para dar una oportunidad a todas esas películas que no he visto porque me parecían demasiado antiguas... y lo cierto es que la forma de narrar no ha cambiado tanto (los medios técnicos ya son otra cosa)
Qué poético, José A.
Gracias. Un saludo.
Beauséant, precisamente una de las razones por las que a mí me gustan tanto esas películas antiguas es porque me fascina las maravillas que conseguían con unos medios técnicos tan elementales.
Un saludo, y que lo disfrutes.
Pues a mí me hace pensar que aquí hay mucho más que misantropía, que hay un peligro real, algo que ya ha ocurrido y por eso ella está tan prevenida contra los demás.
Aunque lo hayas escrito antes de que ocurra esto que pasa hoy en día, viene que ni pintado, parece que el aislamiento es una de las soluciones.
Así es,MJ, se supone que el ser humano ha desaparecido por alguna catástrofe humana, y ella está sola en el mundo, o eso cree.
Y su misantropía se debe a eso precisamente, y ahora teme que si hay más personas, "terminarán por arruinar el mundo que ella ha ido construyendo para sí, de la misma forma que arruinaron el que tenían para todos."
Y a su vez, la soledad absoluta le ha provocado un trastorno que, entre otras cosas, le hace creer que se comunica con la muñeca; o que llaman a la puerta... ¿o a lo mejor sí llaman de verdad? ;)
Ya ves, este relato lo escribí en noviembre pasado, y de ningún modo habría podido imaginar que unos meses después iba a cobrar un sentido especial...
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