Hace ya tiempo que no hablamos aquí sobre esas palabras que resultan tramposillas y traidoras, que hacen dueto con otras a las que se parecen un montón, y que a la primera de cambio y a poco que nos descuidemos, nos hacen confundirnos y decir digo donde debimos decir Diego. O al revés.
Es lo que venimos llamando parejas complejas, y es lo que le pasó hace poco a una señora que departía con otra sobre la duquesa de Alba.
Comentaba la una que la aristocrática dama “tiene la cara muy rara”, y exclamaba la otra :
-¡Claro, eso es porque le hacen el botulismo!
Sin duda se confundía la señora, y decía botulismo donde debía decir bótox.
-botulismo: Enfermedad producida por los alimentos envasados en malas condiciones.
-bótox: toxina que se inyectan los famosos en el rostro para dejar de parecerse a sí mismos.
Las personas suelen acordarse de su primera comunión, de su primer beso, de su primer libro… Yo me acuerdo de mi primera pareja compleja, que fue la que me hizo tomar conciencia de ese carácter caprichoso y juguetón que a veces muestra el lenguaje.
Esa mi primera pareja compleja era la formada por temeroso y temerario.
Ocurrió que, siendo yo una niña pequeña y un poquito marisabidilla, quise impresionar a mis mayores utilizando temerario en una frase.
Era una palabra que había escuchado por ahí y que di por hecho significaba lo mismo que temeroso.
Craso error el mío, por supuesto. Pero la ignorancia es atrevida y la inconsciencia aún más, así que un día, aprovechando una película en la que aparecía un personaje cobardica, dije yo muy ufana:
-Oh, qué tío más temerario.
Pero me duró poco la satisfacción, pues me quedé cabizbaja y cariacontecida cuando mi hermano, que me superaba ampliamente en sabihondez, me miró con benevolencia y me dijo:
-No te confundas. Un temerario es uno que hace cosas peligrosas sin darse cuenta del peligro.
Y me puso un par de ejemplos para que me quedara clarita la cosa.
Y encima el diccionario estaba de su parte:
temeroso: medroso, irresoluto. Que recela un daño.
temerario: excesivamente imprudente arrostrando peligros.
Y como si de un bucle lingüístico se tratara, de un rizar el rizo, de un girar sobre sí mismo, vemos cada día que hay temerarios cuya imprudencia consiste precisamente en utilizar las palabras sin cautela, sin la precaución de asegurarse de su significado.
Caen así en las garras de las parejas complejas, quedando su discurso maltrecho y desacertado.
Es el triste caso de la presentadora de un concurso de televisión, en el que se le preguntaba a un concursante algo relacionado con el huracán Katrina. Al respecto, la presentadora añadía que el huracán dejó la zona “completamente desbastada”.
Confusión al canto, entre desbastar y devastar.
desbastar: Quitar las partes más bastas a algo que se haya de labrar.
devastar: Destruir un territorio, arrasando sus edificios y asolando sus campos.
Sí, nos pasa mucho eso, que utilizamos palabras a lo loco, sin miramiento; que empleamos vocablos cuyo significado creemos conocer pero desconocemos, y cometemos tropelías léxicas sin piedad.
Y hablando de piedad, tengo un ejemplo ad hoc: un día impreciso, en un programa de televisión indefinido, un señor indeterminado, refiriéndose a una mujer que había cometido un terrible asesinato, decía:
-Espero que caiga sobre ella todo el peso de la ley, y de manera impía.
Me da la sensación de que tendría que haber dicho "de manera despiadada", pues del contexto se infiere que esperaba un duro castigo para la asesina. Y el término impío se refiere a la falta de piedad religiosa, a la persona o acción irreverente e irrespetuosa con lo sagrado:
impío: Falto de piedad, de religión, contrario u hostil a la religión.
despiadado: Inhumano, cruel, sin piedad.