Estos días en los que un año va terminando y otro nuevo viene de
camino tienen un carácter diferente. Es algo que no tiene que ver
con esas celebraciones de carácter difuso, ambiguo e incongruente,
en las que lo místico, lo espiritual, se mezcla en incomprensible
batiburrillo con lo más mundano, prosaico y material.
Tienen
algo especial estos días que me parece a mí cercano a la magia. Me
refiero a esa sutil sensación de renovación que sentimos; a esa
difusa confianza en que con el año nuevo todo será diferente, todo
cambiará para mejor. Queremos pensar que al marcharse, el año viejo
se llevará consigo todo lo que no estuvo bien, todo lo que salió
mal, y que ahora empezará una nueva etapa más venturosa.
Y
creo que está bien que tengamos esa sensación, esa esperanza,
porque es bueno que miremos al futuro con ilusión, con ganas de
emprender nuevos proyectos y nuevas formas de hacer las cosas.
Por
eso les he pedido a unos amigos sabios, de los que suelo invitar al
blog por estas fechas, que nos dejen unas palabras sobre cómo
consideran ellos que se podrían mejorar las cosas, en lo personal y en
lo general; para cada uno y para el mundo.
Vivimos
en una escala ascendente cuando somos felices, y una cosa lleva a
otra en una serie interminable. Siempre hay un horizonte nuevo para
aquellos que miran hacia adelante. […] Ser verdaderamente felices
depende de cómo empezamos y no de cómo acabamos, de lo que queremos
y no de lo que tenemos. Una aspiración es una alegría eterna.
Robert
Louis Stevenson. “El Dorado”.
*
En
muchos casos, la mejor renovación que puede llevarse a cabo es la de
uno mismo. Quizá si empezamos a vernos a nosotros mismos de otra
manera; si desarrollamos una nueva confianza en nuestras capacidades,
quizá todo se vuelva más fácil.
Quizá todo dependa de eso.
A
lo mejor no es todo tan difícil, a lo mejor la vida es infinitamente
más ligera de lo que creía, sólo hay que tener arrojo, sentirse y
percibirse una misma, y la fuerza acude entonces de cielos
insospechados.”
Stefan
Zweig. La embriaguez de la metamorfosis (1926)
*
Ligereza
es precisamente lo que propone Roal Dahl. Ligereza y humor para
mejorar el mundo. No estaría mal.
La
vida es mucho más divertida si se sabe jugar en todo momento. […]
Yo, personalmente, he sentido siempre dificultades para tomarme algo
completamente en serio, y creo que el mundo sería un lugar más
agradable si todas las personas siguieran mi ejemplo.
Roald
Dahl. Mi tío oswald (1979)
*
Y no
olvidemos la potencia
de las palabras, que pueden agitar
los corazones y hacer surgir una resolución
y una energía de las que no éramos conscientes. Son palabras como
besos, que conmueven
y apasionan, que transmiten bondad y belleza.
Si nos rodeamos de
palabras así, todo ha de ir mejor, por fuerza.
Hay
besos y besos. Los verdaderos y los que están hechos de palabras.
[…] el beso “hablado” puede embelesar con la misma fuerza (o a
veces con más fuerza) que un beso “material”. […] la belleza
exterior (la del cuerpo) puede sacudir la superficie, pero sólo la
belleza interior (de la cual la fuerza de la poesía es poderosa
expresión) es capaz de hacer vibrar las cuerdas de nuestro corazón.
Nuccio
Ordine. Classici per la vita (2016)