Parece el nombre de un personaje de Tolkien, pero no es eso.
El nombre de Globish se ha formado con las palabras Global y English y es, supuestamente, el remedio para uno de los grandes asuntos de nuestra época: la necesidad de aprender inglés. Pero de aprenderlo ya, sin esfuerzo y en poco tiempo.
Su creador se llama Jean Pierre Nerrière, ejecutivo de una multinacional y, según dice, hablando Globish, una persona podrá comunicarse en inglés con cualquiera que se le ponga por delante.
Porque el Globish consiste en un vocabulario de 1500 palabras y unas reglas gramaticales simplificadas. Es decir, que no se diferencia mucho, me parece a mí, del clásico y tradicional “Aprenda inglés en quince días”.
Nerrière aclara que el Globish no es un idioma sino una herramienta para comunicarse, y será por eso que, además de las 1500 palabras, el método incluye también gesticulación y onomatopeyas (menudo invento). Calcula don Jean Pierre que con unas 180 horas de estudio, el alumno será capaz comunicarse en inglés. En un inglés no muy correcto, desde luego, pero suficiente para hacerse entender.
O sea, lo que cualquier alumno de cualquier curso de inglés aprende al cabo de 180 horas: un buen montón de palabras y expresiones útiles para situaciones cotidianas diversas.
Y además, ¿en qué se diferencia el Globish de, por ejemplo, el Método Maurer (con 1000 palabras) que tanta publicidad tuvo hace unos pocos años, y que prometía lo mismo? O del Basic English de Odgen (con 850 palabras) que apareció en 1930, nada menos.
Me parece que en poco. Pero entonces, ¿por qué habría el Globish de tener más éxito que los métodos anteriores, si parece ser lo mismo? Nerrièr lo sabrá, pero yo no.
El caso es que para defenderse en inglés –o en cualquier otro idioma- de manera elemental no hace falta, como apuntábamos antes, ningún método concreto. Basta con asistir a clases de inglés normales, o estudiar algún curso básico por cuenta propia. En cuanto alcancemos lo que normalmente se denomina un nivel básico, y con un poco de desparpajo, ya podremos defendernos.
Porque es evidente que para entenderse en un idioma determinado no hace falta dominarlo a la perfección. Aun cometiendo errores gramaticales, con un vocabulario limitado y con dificultades para entender a nuestros interlocutores y para que ellos nos entiendan a nosotros, podemos conseguir comunicarnos.
Es decir, que la imperfección es inherente a los primeros –y los segundos- pasos en el estudio y la práctica de una lengua extranjera.
Pero si estudiamos un inglés de por sí imperfecto y precario como es el Globish, entonces al final lo que hablaremos será un inglés doblemente imperfecto.
Y es que esto que algunos consideran una gran idea lingüística, nos parece a otros más bien una gran idea comercial.
Y es que esto que algunos consideran una gran idea lingüística, nos parece a otros más bien una gran idea comercial.