Quizás recuerden ustedes que en una ocasión hablamos aquí de esas frases hechas cuyo sentido figurado comprendemos pero que contienen palabras cuyo significado literal no siempre conocemos. En aquella ocasión nos referimos al brete y la patena.
Últimamente, en pocos días, he encontrado, en diversos textos, varias de esas expresiones que contienen palabras que
rara vez se usan de manera independiente y en cuyo significado preciso no
solemos reparar.
Una de esas frases es dechado de virtudes.
Cuando era pequeña escuché una vez esta expresión,
supongo que en una película o quizá en una conversación algo cómica. Y aunque
no sabía qué significaba exactamente, entendí que era algo que se decía para
alabar a alguien.
Tiempo después, al volver a oír la misma expresión, di
por sentado que dechado debía de significar “abundancia”, y con esa idea
me quedé.
Más adelante vi, en un cuaderno de labores de mi
madre, la imagen de un alfabeto bordado y un rótulo que decía Dechado.
Sorprendida, me pregunté qué tendría que ver la abundancia de virtudes con un
alfabeto de punto de cruz, y mientras me lo preguntaba iba rauda en busca de un
diccionario.
Y resultó que dechado no significa abundancia
ni montón ni nada de eso que yo creía, sino “ejemplar,
muestra que se tiene presente para imitar".
Así pues, cuando decimos que una persona es un dechado
de virtudes estamos diciendo que es un muestrario modélico de las mismas.
Aunque, siguiendo las acepciones que
señala la RAE, he sabido ahora que se puede ser un dechado no sólo de virtudes
y perfecciones, sino también de vicios y maldades.
Otra expresión que siempre me ha resultado curiosa y
con la que he tropezado en estos días, es en ciernes.
Cuando decimos que algo o alguien está en ciernes entendemos que está empezando, en sus inicios. Por ejemplo,
“Fulanito es un escritor en ciernes”, “un artista en ciernes”, etc. Pero ¿qué
significa literalmente ciernes?
Curiosamente, la cosa tiene que ver con la vid y con
los cereales, porque la cierna es la parte de la flor que contiene el
polen, y la cierne es “el fruto en formación”.
Por eso se dice que el fruto en flor, en el estado
“anterior a la madurez”, está en ciernes. Y así, inmaduro, en ciernes, es como está el
que es novato en alguna actividad.
Sin duda por esto mismo coloquialmente diríamos que
está “muy verde”.
Ya saben ustedes que en esto de
las palabras una cosa lleva a otra, sin remedio, así que, una vez sabido lo que
significa ciernes, me pregunté si éste término tendría algo que ver con
el verbo cerner, es decir, pasar por un cedazo o tamiz una materia en polvo, para
que lo más grueso se quede en la malla y lo más fino caiga.
Pero, para ser sincera, tuve que empezar por
asegurarme de si la forma correcta del verbo es cerner o cernir.
Y, por suerte para mí, habría acertado de las dos formas.
Aclarado este enojoso punto, prosigo mi investigación
y descubro que sí, que cerner o cernir
proviene del latín cernere, que significa ‘separar’, ‘distinguir’, y que
del mismo modo en que el cedazo deja caer el polvo más fino, las plantas en
ciernes dejan caer ese fino polvo
que es el polen. Y por eso la cierne se llama cierne.
Recapitulando,
la cierna (la parte de la flor que contiene el polen), la cierne (fruto
en formación), y el verbo cerner (dejar
caer el polen u otro polvo fino) provienen todas del latín cernere.
Entonces se me vino a la cabeza el verbo discenir,
y me asaltó, claro, la duda de si este verbo tendría también algo que ver con cernir.
Y resulta que sí, que discernir deriva también de cernere porque
tiene el sentido de “separar o distinguir ” ideas.
Pero todavía me quedaba algo más por discernir, porque
entonces quise saber si cuando decimos que algo se cierne sobre algo, en
sentido de amenaza, estamos hablando también de cerner, de cernir, del polen,
del artista en ciernes o del cernícalo.
Y resulta que esto, que parece una broma, no lo es.
Porque cernícalo deriva de cerniculum.
Y cerniculum significa, sí, cedazo. Ya se ve que seguimos dando vueltas
sobre lo mismo.
Pero ¿por qué al cernícalo lo llamaron como al cedazo? Pues porque cuando esta ave busca una presa desde el aire se balancea como se balancea el cerniculum para cerner.
Y a esa forma de mantenerse en el aire antes de lanzarse sobre la presa se le llama cernirse, por eso decimos que un peligro, un problema, se cierne sobre alguien, porque es como el cernícalo que acecha, que se cierne (se balancea) sobre su presa.
Pero ¿por qué al cernícalo lo llamaron como al cedazo? Pues porque cuando esta ave busca una presa desde el aire se balancea como se balancea el cerniculum para cerner.
Y a esa forma de mantenerse en el aire antes de lanzarse sobre la presa se le llama cernirse, por eso decimos que un peligro, un problema, se cierne sobre alguien, porque es como el cernícalo que acecha, que se cierne (se balancea) sobre su presa.
A veces resulta muy sorprendente cómo están emparentadas unas
palabras con otras, cómo unas dan origen
a otras y unas nos llevan a otras. Y cómo tirando de un hilo cual Teseo en el
laberinto del diccionario, podemos encontrar salidas sorprendentes.