Este verano Juguetes del viento ha cumplido doce años.
Sin embargo, al contrario que en los
cumpleaños anteriores, esta vez no ha habido celebración, ni siquiera un
brindis en la intimidad. Y es que, por unas cosas y otras, este año el blog
tiene el corazón triste. Tan triste que incluso está pensando que quizá sea
hora de jubilarse.
Con todo, el balance de estos doce años es
tan positivo, tan extraordinario, que me siento privilegiada, no sólo por haber podido mantener
activo el blog, sin interrupción, durante todo este tiempo, sino también
y sobre todo, por los blogs y las personas que he conocido gracias a Juguetes
del viento, personas de cuya presencia aquí me enorgullezco.
Por eso, y aunque no haya celebración, yo quiero
darles las gracias, una vez más, a todos ustedes: a los lectores que ya no
están pero que durante un tiempo mantuvieron el blog vivo y
alegre con su presencia, esa que tanto echo de menos. Y por supuesto a los que, para mi contento, siguen estando, dándole sentido con
sus comentarios y su generosidad.