Ya dije aquí, en alguna otra ocasión, que a veces me siento una impostora. Una impostora lingüística, concretamente. Esto me ocurre cuando utilizo frases hechas, proverbios o expresiones cuyo significado literal no conozco en realidad. Conozco el sentido que tienen esas expresiones, claro, y sé cuándo utilizarlas; el problema es que hay en su composición alguna palabra cuyo significado literal, su significado independiente fuera de esa locución, ignoro.
Es lo que me pasaba, por ejemplo, con la palabra brete. Yo decía, con toda precisión y seguridad, eso de "poner a alguien en un brete", o "estar en un brete", para referirme a un momento de dificultad, de apuro, a una situación conflictiva en la alguien no sabe bien cómo actuar o se ve incapacitado para actuar con autonomía. Pero no sabía que el brete, propiamente dicho, era un cepo para los pies, esos grilletes que impiden a los prisioneros moverse con libertad.
Aunque ya puse remedio en su momento a mi ignorancia respecto al brete y algunas otras palabras incluidas en este tipo de unidades léxicas, no dejan de aparecer a cada momento otras frases que, como decía antes, me hacen sentir como una impostora por utilizar palabras cuyo significado desconozco. Porque si alguien, en el momento en que pronuncio una de esas locuciones, me preguntara qué significa esa palabra concreta, me pondría en un brete, precisamente.
Es decir, no sabría cómo salir del atolladero. Vaya, aquí hay otra. Salir del atolladero. Está claro que esta frase significa resolver un problema, librarse de algún inconveniente o peligro, de algún conflicto o dilema. Pero ¿qué es específicamente un atolladero?
Pues literalmente un atolladero es un lugar donde se atascan los vehículos, los caballos o las personas, como por ejemplo un barrizal. Porque atollar es lo mismo que encallar o tropezar, atascar o atrancarse. Es decir, quedarse inmovilizado, como si lo pusieran a uno en un brete, ni más ni menos.
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Y una vez más el diccionario acude en mi socorro para sacarme de ese atolladero: un chuzo es un palo acabado en un pincho, en una punta de hierro, que se utiliza como arma. Es decir, un chuzo es una lanza o una pica.
Cabría preguntarse aquí, consecuentemente, por qué cuando llueve mucho decimos que caen chuzos de punta y no que "caen lanzas (o picas) de punta". Pero eso sería meterse en otro atolladero y por hoy ya está bien de eso.
22 comentarios:
Si tú eres impostora, yo lo soy por partida doble. Desconocía —hasta que me lo has explicado tú— el significado de «brete», «atolladero» y «chuzo».
Gracias por desasnarme.
Pues no veas la cantidad de alusiones a cuestiones religiosas, que ya nadie sabe a qué hacen referencia.
En mi caso suelo decir que cae un chuzo de miedo, y aunque desconocía el significado de la palabra, ahora entiendo la expresión, es por la sensación que tienes cuando caen sobre ti, como si se te estuvieran clavando por la fuerza con la que cae el agua. GRACIAS POR COMPARTIR
Construyamos un mundo habitable para todos. PAZ
y muchos besos
Tienes una actitud socrática para la semántica, y tu humildad es sincera, pero es ese tipo de humildad que solo tienen los que saben, y los que aman verdaderamente aquello que estudian.
'Brete', 'atolladero' y 'chuzo', aprendo el significado de tres nuevas palabras y se me enriquece un poquito más el mundo. Gracias por estas entradas. Siempre me gusta leerte, Ángeles.
Estoy de acuerdo con RODIÓN, sabes y por eso, sabes lo q no sabes, lo contrario de los q no sabemos nada y suponemos saber. A mí tb me gusta leerte y aprender de todo lo q sabes, mucho mucho : ) De las tres, sólo conocía el significado de chuzo, porque aquí se usan en el medio rural..."clava un chuzo ahí" ...una madera picuda para sujetar algo en el suelo, y además tb como adjetivo despectivo ...es un chuzo...es un bruto, un desagradable, un broncas .... Cunde mucho esta palabra : )
Mil gracias y un beso Ángeles !
Petros Márkaris es un escritor, además de traductor, guionista, etc., que escribió una serie de novelas policíacas cuyo protagonista es el comisario Kostas Jaritos.
Las he leído casi todas y me han gustado bastante.
El comisario, que es bastante socarrón y está a la vuelta de todo, lee antes de dormirse el Dimitrakos: el gran diccionario de toda la lengua griega desde Homero hasta 1950.
Le he imitado varias veces, en español, claro... pero luego me canso porque veo que es una guerra perdida.
Aprendo palabras, las relaciono con otras, me despiertan dudas... y luego veo que la gente se comunica con muy pocas palabras, algunos gruñidos y muchos emoticones... y pienso: qué pena tan grande desaprovechar un idioma de esta manera.
Besos.
no viene muy a cuento, pero ayer escuché en una serie argentina decir a uno: tu hazme de campana, para referirse a que se quedase de guardia y avisase si pasaba algo, me pareció una expresión maravillosa :)
Me gustan mucho tus exploraciones, ya lo sabes, la pista para llegar no siempre es sencilla, algunas se pierden en siglos de historias.
Un abrazo
Gracias a ti, Macondo, por venir siempre.
Un saludo!
Así es, Alfred, cuestiones religiosas, y profesiones perdidas, objetos comunes que ya no se usan, juegos antiguos... de todo.
Gracias.
No conocía la expresión "chuzo de miedo", Anónimo, así que gracias a ti por la aportación.
Venga, construyamos ese mundo, que no cuesta tanto.
Besos.
Todos somos impostores al utilizar frases hechas, Ángeles. Y me gusta que tú lo seas, porque aparte de “impostizar”, nos explicas el significado de alguna de las palabras que empleamos en la impostura. Gracias a ti me he enterado de lo que es un brete o un atolladero, y cuando pronuncie estas expresiones lo haré con conocimiento de causa.
Y, alentado por tu ejemplo, he buscado cuál es ese famoso quinto pino al que nos referimos cuando hablamos de algo lejano. Ahora sé que FelipeV plantó cinco pinos en lo que hoy es la Castellana de Madrid, y el más lejano estaba en lo que hoy son los Nuevos Ministerios, que en el Madrid de entonces era estar muuuuy lejos. Hoy casi estaría en el centro de la capital :)
Un abrazo Ángeles, siempre es muy ameno e instructivo leerte y aprender contigo.
Decía mi madre, cuídate del ocioso cuando le da por trabajar.
Besos
Como siempre, muchas gracias, Rodión, por tus amables palabras. Eso de la actitud socrática me ha gustado, no lo había pensado nunca.
Me encanta que sientas esa sensación de enriquecimiento del mundo, o de tu mundo. Es lo que siento yo cada vez que aprendo el significado de una palabra. De hecho, hay por el blog alguna entrada sobre eso mismo :)
Un abrazo.
Hola, María, me alegra mucho verte por aquí de nuevo.
Muchas gracias a ti también por tu amable valoración, y por esas otras acepciones de "chuzo" que señalas y que no conocía tampoco.
Un beso!
Gracias, Toro. No conocía a Petros Márkaris, pero su personaje me ha caído bien: eso de leer el diccionario antes de dormir lo convierte en un rarito de mi gusto :D
Yo no creo que estudiar y aprender palabras sea nunca una guerra perdida. Lo que se aprende siempre es un beneficio. Los que prefieren gruñir y comunicarse con un vocabulario reducido son los que pierden, aunque posiblemente ellos nunca lo verán así. Pero, en fin, como dijo el pato, "ca cuá es ca cuá" :D
Besos.
Pues sí, Beauséant, es bonita la expresión "hacer de campana". Muy metafórica.
Muchas gracias, celebro que te gusten estas indagaciones léxicas.
Abrazo!
Gracias, Diego. Me ha gustado eso de "impostizar", jeje.
Me alegro mucho de que encuentres utilidad en estas entradas, y es cierto que satisface usar estas expresiones con conocimiento de causa, como dices. Es hablar con propiedad, como si así las palabras fuesen más nuestras.
Y me encanta que hayas tenido curiosidad por conocer el origen de ese "quinto pino", que es, como siempre ocurre con estas cosas, muy interesante. Si te gustan este tipo de expresiones y conocer su origen, te recomiendo "El porqué de los dichos", de José María Iribarren, una obra de solera.
Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.
Pues no sé cómo tomarse eso, Anónimo :D
Besos.
Hay mucho, muchísimo, de nuestro idioma que desconocemos o ignoramos, y va a ser todavía más a medida que continúe creciendo el uso de expresiones extranjeras para definir cuestiones que sí tienen una palabra específica en español para nombrar, pero se la desconoce.
Saludos,
J.
Ángeles, atendiendo a tu recomendación, acabo de comprar "El porqué de los dichos" en Amazon, en formato digital. Y de paso he "pillao" el Etimologicón, de Javier del Hoyo.
Gracias de nuevo.
Así es, José A., de hecho, esa cuestión que planteas está muy presente en este blog.
Saludos!
Qué bien, diego, cuánto me alegra que te hayas procurado el libro. Estoy segura de que lo vas a disfrutar mucho.
El "Etimologicón" no lo conozco más que de oídas, aunque tengo otra obra similar, así que seguro que también está superinteresante.
Gracias a ti.
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