Pienso mucho últimamente en la inteligencia artificial y todo lo que conlleva y va a conllevar, y la primera conclusión a la que llego siempre es que no sé qué me parece más temible, si la inteligencia artificial o la estupidez natural. Y también me pregunto si la inteligencia artificial no tendrá como contrapartida una estupidez artificial también, al igual que sucede en el caso humano.
Lo que me parece indudable es que si, hasta ahora, todo lo que sucede en el mundo ha dependido de la inteligencia y de la estupidez humana, a partir de ahora todo dependerá también de ese tercer factor, una inteligencia de otra clase que podrá superar a la inteligencia humana pero cuya posible estupidez difícilmente será superior a la estupidez humana.
Que conste que la IA me parece maravillosa en muchos sentidos, por ejemplo en todo lo relacionado con la ciencia médica y en todo lo que requiera una precisión y exactitud que el ser humano no puede alcanzar dada su propia condición humana, que está sujeta a emociones, dudas, deseos, miedos, intereses, olvidos, distracciones y temblor de manos.
Pero la IA también me parece temible por otros aspectos, que tienen que ver precisamente con lo mismo pero al revés: que no tiene emociones, ni recuerdos, ni sentido del humor...
Y
sin embargo, lo más inquietante es que la IA pueda llegar a alcanzar tal grado
de desarrollo y perfección que acabe siendo capaz de sentir, de pensar, de
desear... es decir, de adquirir sentimientos y conciencia propia, como los humanos.
Pero entonces esto me lleva a otra cuestión: si la inteligencia artificial se volviera tan completa, tan compleja y tan humana como para llegar a tener sentimientos, conciencia, deseos, etc., ¿adquiriría con ello también la capacidad de meter la pata como un humano cualquiera? Y en ese caso, ¿no sería mejor quedarnos como estamos?
En fin, ya ven ustedes que pensar en esto me genera un revoltillo de paradojas que me abruma y me confunde de tal manera que acabo por no saber realmente qué pienso de todo esto.
Entonces, por acotar el pensamiento y limitarlo a algo un poco más manejable, me centro en un uso concreto de la IA, como son los traductores automáticos. Si duda, es maravilloso poder disponer de una herramienta que nos permita comunicarnos con hablantes de cualquier idioma, aunque no sepamos ni una palabra de ese idioma. Esto probablemente implicará, entre otras cuestiones, que desaparezca el aprendizaje de idiomas, asunto que daría para mucha reflexión también.
Pero lo más inmediato es el uso que ya tienen los traductores automáticos. Hace poco leí un artículo sobre este asunto en el que se decía que los traductores automáticos no son fiables en determinadas situaciones delicadas, porque tienen aún ciertas limitaciones. Por ejemplo, pueden confundir palabras de ortografía o sonido similar, y no detectan las erratas, por lo que las palabras mal escritas las toman por otras, y las traducen por ésas sin percibir que no encajan en el contexto. Por lo tanto el uso de traducciones automáticas en sectores como la medicina o el derecho, o en situaciones bélicas, supone un riesgo gravísimo, ya que un error en esas traducciones puede dar lugar a una catástrofe, personal o colectiva.
Y es cierto. Imaginemos que un traductor automático confunde, por ejemplo, las palabras inglesas "probe" y "prove", es decir, que confunde "sondear/investigar" con "demostrar", y desde luego no es lo mismo investigar si alguien ha traficado con drogas que demostrar que ha traficado.
Pero lo triste del asunto es que este tipo de errores también los cometemos los humanos. ¿Acaso no vemos y oímos equivocaciones de este tipo por doquier, en cualquier tipo de texto escrito o discurso hablado? De hecho, el error que he utilizado como ejemplo es real y lo cometió hace un tiempo un ser humano en televisión.
Es decir, si nuestro consuelo o defensa ante la apabullante arremetida de la IA es que a veces se equivoca, ya podemos darnos por derrotados, porque nosotros seguiremos cometiendo errores pero la IA sin duda dejará algún día de cometerlos.
3 comentarios:
Somos niños que han descubierto un juguete maravilloso, lo observamos extasiados, nos lo llevamos a los ojos.. y no nos damos cuenta de que es una pistola.
Y da igual, las grandes compañías han apostado por ello, así que se hará una realidad, luego ya veremos como lidiamos con ella. Yo la uso a menudo, me facilita muchas cosas, pero hay que tener muy claro hasta donde puede llegar. Me parece triste que, para algunas personas, hasta pueda reemplazar a otras personas, que la usen para contar cómo se sienten, dice muy poco de nuestra sociedad.
Un abrazo
Todavía no existe la IA, son MLL (machine learning language), no piensan, solo manejan granes cantidades de información. Cuando lleguemos realmente a una IA, a un objeto que piense como un humano, ahí comenzarán los verdaderos "problemas".
Saludos,
J.
A mí viene a ocurrirme lo mismo que a ti con la inteligencia artificial. Supongo que es positiva o negativa dependiendo en qué manos cae.
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