lunes, 2 de diciembre de 2019

Tres palabras


Las palabras están por todas partes: en el papel y en la piedra, en el aire y en la arena, en el agua y en los sueños.
A veces permanecen ocultas, como tesoros, y otras veces están a la mano, como un buen amigo.  Pero siempre son maravillosas.
Y eso es lo que me han parecido algunas de las que he encontrado en los  últimos meses y que me han sorprendido y encandilado, ya sea por su eufonía, por su significado, o por ambas cosas a la vez.
Mezquita-catedral de Córdoba
De todas ellas he elegido tres para presentárselas aquí a ustedes.

La primera es tornavoz, que me resulta muy sugerente, misteriosa y evocadora. 

Según el diccionario, tornavoz es el “sombrero” o dosel  que tienen los púlpitos, y que sirve para amplificar la voz del orador. Yo siempre creí que esos doseles eran elementos decorativos, y lo son, de hecho, pero nunca supe que además de una función estética tuviesen otra tan práctica como hacer que el sonido se amplifique y se difunda por toda la iglesia.
Al leer sobre esta palabra he visto que también se denomina “cupulín”, que me parece graciosísima, y que también tienen tornavoz —o cupulín— algunos sitiales e incluso algunos campanarios, para orientar el sonido de las campanas.
Tornavoz. Tiene poesía, ¿verdad?

La siguiente palabra tiene también que ver con lo religioso o eclesiástico. Se trata de archimandrita, que me parece de una sonoridad espectacular y que, leída fuera de su contexto, me hubiese desconcertado absolutamente. Es una palabra de origen griego (archimandrítēs) que denomina al superior de un monasterio de la iglesia ortodoxa, y que significa literalmente “jefe del redil”, en alusión al “rebaño” de Cristo.

Y la tercera de hoy, que en última instancia también tiene que ver con el mundo de las creencias y lo espiritual, es la fantástica eudemonía. Y digo fantástica no sólo por su sonido, sino porque indagando en su etimología y su relación con otros términos, he visto que tiene mucho que ver con lo que en su tiempo fueron creencias  y que para nosotros hoy pertenece al ámbito de la fantasía.
Eudemonía procede del griego εὐδαιμονία, que tal como la define el diccionario es el “estado de satisfacción debido generalmente a la situación de uno mismo en la vida”, y tiene que ver con la ética de Aristóteles, denominada eudemonismo. 

El caso es que esto de la eudemonía y el eudemonismo me sonaba a mí, y seguro que a ustedes también, a otra cosa que no tiene mucho que ver con la felicidad ni con la ética.
Como siempre, acudí a la etimología y me fijé en que la palabra está compuesta por el prefijo eu-,  que como saben ustedes significa “bien”, “correcto”,  y daimon, que significa espíritu o genio, y también, claro está, demonio.
Entonces consulté la etimología de demonio y el sabio Corominas me confirmó que esta palabra deriva del griego daimonion, que a su vez es diminutivo de daimon.

Pero ¿por qué la palabra eudemonía asocia lo bueno, la dicha, con un concepto como demonio?
Pues resulta que el término daimon se refería originalmente a los “genios" o deidades inferiores, que vivían, según la tradición, entre nuestro mundo terrenal y el mundo de los dioses, actuando como mensajeros o intermediarios entre ambas esferas. Entre estos seres semidivinos estaban por ejemplo las ninfas, que habitaban en las aguas, los bosques, las montañas; los angeloi, que dieron origen a los ángeles del cristianismo; y los faunos, que, representados con pezuñas, cuernos y cola, son el origen de nuestra tradicional figura del demonio, a la que el cristianismo otorgó un carácter maligno.

Para terminar, cabe recordar que antes de adoptar el término griego los romanos, denominaban numen (numina en plural) a estas divinidades inferiores, y de ahí procede la palabra numinoso,  a la que ya le dedicamos atención tiempo ha.

Ya ven ustedes que, como hemos dicho otras veces, al tirar del hilo de una sola palabra podemos ir formando una curiosa madeja, que nos revela las muchas y sorprendentes conexiones que enlazan a unas palabras con otras,  y el nexo inseparable que une a las palabras con la vida. 


pixabay.com


14 comentarios:

Macondo dijo...

No sé si a la palabra "tornavoz" le sentará muy bien que "cupulín" pretenda representar lo mismo que ella. No le parecerá serio.
Bromas al margen, muy interesante tu entrada, como siempre.

Albada Dos dijo...

No tenía ni dea. Es estupendo aprender palabras, de este idioma tan rico y vivo.

Un abrazo y feliz tarde

TORO SALVAJE dijo...

Lo que aprendo aquí...
Gracias!!!

Tú sí que tienes poesía.
La tienes toda!!!

Besos.

Ángeles dijo...

Es verdad, Macondo, eso de "cupulín" no suena muy solemne que digamos.

Gracias, muy amable tú, como siempre.


Gracias, Albada, y lo mejor es que ese tesoro de palabras parece ilimitado.

Un abrazo, y buena tarde para ti también.


Gracias a ti, Toro.
Lo de la poesía, especialmente viniendo de ti, es todo un (inmerecido) honor.

Muchas gracias, y besos.

JuanRa Diablo dijo...

Yo, claro está, me quedo con la intrigante eudemonía, que me llena de satisfacción por ese demonio que encierra.
Y quede claro de que la culpa de que hoy no se me vea cual ninfo o fauno la tiene el propio cristianismo, que quiso ver en mi a un maligno. Con las buenas intenciones que yo traía...

Pero nada como la eufonía de Archimandrita, que tiene tanta gracia que si yo tuviera una gorila le pondría ese nombre.

PD. Pensaba que aparecería aquella palabra que leímos frente a la Catedral de Murcia (y que ya no recuerdo)

Ángeles dijo...

JuanRa, ya sabía yo que la culpa de la fama no era tuya. Si se te ve desde lejos que eres todo bondad :)

Me ha hecho mucha gracia lo que dices del gorila. Y por alguna razón, se me ha venido a la cabeza el cuento de Poe, Los asesinatos de la Rue Morgue, fíjate.


PD: la palabra que no recuerdas está en mi lista, aguardando turno.

Bubo dijo...

Si le tornavoz de la Mezquita (perdón, Catedral como me lea el obispo me excomulga) es impresionante, no lo es menos la escultura del buey que tiene abajo. Se supone que es el icono del evangelista San Lucas pero en Córdoba sabemos que es el toro de un faenon que hizo Manolete en Los Tejares.

Por cierto, me encanta la palabra "daemon". Yo suelo asociarla al libro "Luces del norte" y me encantó esa manera de verlos.

[los habitantes tienen un daemon que los acompaña, cuando son niños este curioso ser puede cambiar de forma a su antojo, convirtiéndose en cualquier tipo de animal, pero llegados a una cierta edad toman ya una forma concreta y no vuelven a cambiar. Se comunican continuamente con ellos, dependen unos de otros, son sus compañeros, sus amigos, sus confidentes. Tocar el daemon de otra persona es prácticamente pecado y estos pequeñajos.
De este enlace: http://www.book-eater.net/2015/11/resena-luces-del-norte-de-philip-pullman.html]

Conxita C. dijo...

De nuevo me sorprendo aprendiendo con tu blog con palabras que desconocía totalmente.
Tornavoz, estoy contigo que resulta de lo más sugerente y aunque he visto en muchas iglesias esos púlpitos con doseles no se me había ocurrido buscar cómo se llamarían y mira que tú aquí nos lo has desvelado pero ay ese evocador tornavoz queda desdibujado con el cupulín que sí tienes razón que es de lo más gracioso jajaja

Y ya te digo que archimandrita no hubiese nunca imaginado su significado, mira que por sonoridad y por semejanzas (que no las tiene pero yo las veo, creo que de algo parecido hiciste una entrada de lo más interesante) hubiera pensado que sería más algún tipo de animal tipo anfibio y nada más lejos de la realidad o igual sí con ese rebaño cogido de muy lejos.

Y la tercera y tu manera de tirar del hilo me ha parecido de lo más instructiva, me encanta esa parte de detective que te sale en estas entradas y qué bonito es ser una detective del lenguaje... Lo de "demonizar" a aquello que se disfruta me parece que en muchas ocasiones lo ha hecho el cristianismo para que sus fieles no se salgan de las sendas que les marcan y que sus dirigentes no siempre se aplican.

Y estoy contigo que las palabras están en todos los lugares solo tenemos que escucharlas o leerlas y tú eso lo haces de fábula.

Un beso

Marisa C dijo...

Me encantan estas entradas tuyas; aprendo un montón con ellas, y son siempre tan curiosas e interesantes. ¿Por qué será que ciertas palabras nos despiertan tantas cosas y nos suenan tan bien? Abrazos.

Ángeles dijo...


Pues sí, Bubo, es impresionante, el púlpito, el tornavoz y todo lo demás. Una maravilla.
Lo que sabía es lo de Manolete :D

Tampoco conocía el libro que nombras. Me lo apunto. Gracias.


Gracias, Conxita.
Ya veo que “cupulín” no tiene la misma aceptación que tornavoz. Es que no parece serio, ¿verdad? :)

Me ha llamado la atención que hayas asociado la palabra “archimandrita” con un animal, porque lo cierto es que no vas desencaminada. Cuando estuve indagando sobre esta palabra me encontré con que hay un orden de insectos que se denomina así, archimandrita, pero como dan tanto repelús es mejor no hacerles caso. Pero qué intuición la tuya ;)

Es propio de las religiones atribuir cualidades negativas a aquello que en principio no las tiene (hay religiones que prohíben comer carne o beber vino, por ejemplo). El miedo es una buena manera de dominar a la gente, sí.

Muchas gracias, como siempre, y un abrazo.


Qué bien, Marisa, sé que te gusten estas entradas, y me alegra mucho. Y es verdad, hay palabras que nos resultan muy evocadoras, que parece que tienen una forma especial de afectarnos. ¿Será magia? :)
Abrazos.

Conxita C. dijo...

Ángeles más que intuición, pura carambola la que he hecho con esos insectos jajaja y sí cupulín queda muy cuco pero poco serio.
Besos

Ángeles dijo...

Bueno, Conxita, pues una carambola con mucho tino ;)
Muy cuco, eso es exactamente :)

MJ dijo...

¡Oh! ¡Tornavoz y cupulín! Las estudié, pero las borré de mi mente junto a otros términos de mi diccionario de historia del arte (que hace muchos años que no abro). Me las has recordado y me ha dado un poquito de pena porque tornavoz es pura poesía (¿como he olvidado una palabra tan bonita?) Y creo que a todos nos suena mejor porque evoca su significado de una forma clara. Cupulín, al ser un diminutivo, parece menos serio, pero es simpático, me gusta también.

Respecto a archimandrita, es la primera vez que la leo, y me ha sonado a insecto o mineral."Se ha descubierto una veta de archimandrita en la cueva de esta localidad" suena estupendamente...

Y sobre eudemonía has hecho un trabajo detectivesco fantástico.

Ángeles dijo...

MJ, ya me había imaginado yo que conocerías el tornavoz y el cupulín, que en efecto, suena simpático.

No se me había ocurrido, pero ahora que lo dices, es verdad, archimandrita suena perfectamente a mineral, como la calcopirita, o la kriptonita, jeje.

Muchas gracias :)