El prisionero estaba leyendo un libro, y aunque oyó llegar al general, no levantó la mirada de la página.
-¿Qué está leyendo, capitán?
-¿Qué está leyendo, capitán?
-¿Le importa mucho lo que yo lea?
-Ande, no sea antipático.
-El Conde de Montecristo.
-Ahá. No estará buscando inspiración para fugarse como Edmundo Dantés, ¿verdad?
-No señor. Sólo intento evadirme mentalmente.
-Pero, ¿no le resulta tentadora la idea de imitar al héroe de la novela?
-No. Sé que es imposible escapar de aquí.
-Más difícil era escapar de If, y Dantés lo consiguió.
-¿Me está animando, general?
El general lanzó una carcajada hueca y sincera.
-No, no. Sólo intento mantener una conversación interesante, para variar. Es un libro que me gusta mucho. Lo he leído varias veces. Diga usted, ¿por qué parte va?
- Morrel está en la ruina y un personaje desconocido intenta ayudarle.
-¡Ah! Es un pasaje apasionante.
El capitán, con una expresión de fastidio, cerró el libro y lo dejó a un lado.
-Vaya, parece que le molesta mi conversación, pero le recuerdo que es usted mi prisionero y se tiene que aguantar.
-No lo olvido, general.
-¿Es la primera vez que lee la novela o la conoce ya?
-Es la primera vez que la leo.
-¿Y le está gustando?
-Es magnífica. Absorbente. Apasionante, como usted ha dicho.
-Bien, bien. Siga leyendo, siga. Hasta mañana, capitán.
Al día siguiente, el general volvió a la celda del capitán.
-¿Cómo va eso, capitán? ¿Ha leído más?
-Desde luego. Estoy completamente atrapado por la historia.
-Vaya, vaya, no sabe cuánto me alegra oír eso.
-¿Ah, sí? ¿Y por qué, si puedo preguntar?
-Usted tiene información vital para mí, y los dos sabemos que no está usted dispuesto a traicionar a los suyos proporcionándome dicha información, ¿cierto?
-Cierto. Pero ¿qué tiene que ver eso con la novela?
-Usted dijo que prefiere la muerte antes que revelar la estrategia de su ejército y los planes de su general.
-Lo dije y lo mantengo.
-Bien, entonces es inútil que lo amenace con fusilarlo o torturarlo para que me dé la información.
-Puede fusilarme o torturarme ahora mismo si quiere. No tengo miedo al dolor ni a la muerte.
-Pues bien, le propongo lo siguiente: o me da la información que necesito o le cuento el final de la novela.
-¡No! –exclamó el capitán, tapándose las orejas.
-Piénselo, capitán. Hay torturas que no duelen, pero pueden acabar con un hombre igualmente. Le daré otra oportunidad. Mañana volveré a esta misma hora, y si no está dispuesto a hablar..., ya sabe.
El general se alejó de la celda, y el capitán, presa del pánico, cogió de nuevo el libro y empezó a leer frenéticamente.
Pasó toda la noche leyendo a la luz de la vela, pero sólo consiguió empeorar su situación. Porque cuanto más avanzaba en la lectura, más se apasionaba por la historia, más deseos tenía de averiguar qué pasaba a continuación y más le horrorizaba la idea de que el general le revelase el final, o siquiera algún detalle significativo.
(Continuará)
Pasó toda la noche leyendo a la luz de la vela, pero sólo consiguió empeorar su situación. Porque cuanto más avanzaba en la lectura, más se apasionaba por la historia, más deseos tenía de averiguar qué pasaba a continuación y más le horrorizaba la idea de que el general le revelase el final, o siquiera algún detalle significativo.
(Continuará)
10 comentarios:
¡Qué bueno! Yo pensé que le iba a amenazar con quitarle el libro, pero la "tortura spoiler" también es genial.
Muchas gracias, loque.
La 'tortura spolier', eso es exactamente. Dios mío, me doy miedo a mí misma: ¿habré inventado un nuevo modo de crueldad?...
¡Geniales los diálogos! Yo creo que sí has inventado un nuevo tipo de crueldad: la de dejarnos sin saber -ahora mismo- cómo termina el cuento.
Sara.
Muchas gracias, Sara. Espero que la resolución del cuento esté a la altura de tus expectativas.
Yo también pensaba que le iba a amenazar con quitarle el libro, o con matarlo antes de que pudiera leer el final...
¿Se rendirá el prisionero a la tortura spoiler?
No te asustes Ángeles, puede que hayas creado un nuevo tipo de tortura... pero hay mucha gente inmune por ahí.
Muy bueno el cuento :-)
MJ
Gracias, MJ. Los inmunes no sufren, pero también se pierden mucho, ¿no crees?
Y ahora soy yo la que no podré dormir hasta saber el final... ¡Porfi, no nos tortures por muchos días!
AD.
Que bien escribes Ángeles!
Un bs
Muchas gracias, Adela. La tortura será breve, lo prometo.
Muchas gracias, Anam2r, eres muy amable. Sigue visitándonos, please.
Publicar un comentario