domingo, 9 de noviembre de 2025

Palabras con carácter

Hay palabras que suenan como si fueran de seda, o transparentes, porque son suaves y cristalinas.  Otras en cambio parecen de esparto, porque resultan rugosas y resistentes, como hechas para durar mucho tiempo. Y otras que nos engañan, que suenan como a flor blanca y en cambio  llevan una ofensa en su corazón.

De las primeras he conocido últimamente a la resplandeciente fúlgido, que significa justamente eso, resplandeciente, brillante, luminoso. No en vano deriva de fulgor, que a su vez proviene de fulgere, que no es sino relampaguear, relucir o brillar. Es, sin duda, una palabra luminosa.

De morado terciopelo y brocado de oro, sobre el arnés fúlgido, lleva veste de ricas labores.

Romances históricos. Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, 1828.


De las otras, de las ásperas y duraderas, me ha salido al paso teúrgico, que es algo relativo a la teúrgia, un tipo de magia que practicaban los paganos de la antigüedad para comunicarse con sus dioses y «operar prodigios», como dice bellamente el diccionario de la RAE.

¿ Dónde hallar esta clave? ¿ La cábala, la magia, la teúrgia serán posibles?

Las ilusiones del doctor Faustino. Juan Valera, 1864

 

Y de las últimas, de esas engañosas que por fuera tienen pétalos y por dentro mala idea, me he tropezado con contumelia, que a pesar de su apariencia blanca y delicada es una injuria, una ofensa, un agravio, un ultraje.

Pero, según la opinión paterna, nosotros no debíamos «rebajarnos» a responder del mismo modo a la infame contumelia.

 Cuentos de tierra caliente. Dirma Pardo Carugati, 1999.

 

Lo que también me parece un agravio y una injusticia es que no exista en español un concepto que sí recogen los diccionarios ingleses, franceses y portugueses. Una palabra tan tremenda y con tanto carácter como es demonífugo.

Demonífugo, sí, del latín daemonium y fuge (que ahuyenta). Porque un demonífugo es aquella sustancia u objeto que hace huir a los demonios y que da protección contra los malos espíritus.

Es una lástima que no podamos encontrar esta palabra en textos escritos en lengua española, porque me parece un término muy práctico y de mucho provecho. Así que desde aquí yo propongo modestamente que la demos por existente y la usemos en cuanto tengamos ocasión.

Qué terrible ver a aquella pobre hija de vecino, tan bondadosa y trabajadora, tan fermosa y donosa como lo fuera su madre, convertida en ruin despojo por mor del diablo que ahora la habitaba. ¡Un demonífugo, por caridad!, clamaba su anciano padre, al tiempo que se mesaba los ralos cabellos blancos. 

Los infortunios del pueblo llano. Obra escrita por nadie en ninguna fecha.

 

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