Hubo un tiempo en que, con cierta frecuencia, me encontraba en mis clases con personas que se resistían, con ahínco y contumacia, a aprender inglés, aunque fuese en un nivel básico que les permitiría ampliar sus oportunidades laborales.
Curiosamente, esas personas se matriculaban en cursos de inglés porque sabían que era conveniente, pero al mismo tiempo se negaban a someterse, según decían, al "colonialismo", al "imperialismo" del inglés. Mantenían una actitud belicosa contra la lengua anglosajona, y decían que no estaban dispuestas a "ceder", a aprender un idioma que consideraban, al contrario que el español, feo, pobre, absurdo y, sobre todo, una imposición "de los americanos". A esta actitud yo la denominaba mentalmente "patriotismo lingüístico", y lo consideraba un error, una forma de autolimitarse, de negarse un beneficio, porque aprender idiomas es algo objetivamente bueno.
Lo curioso es que ahora, más o menos una década después, ocurre todo lo contrario de aquel rechazo. Se diría que hay una especie de veneración hacia la lengua inglesa, hasta el punto de que en el mundo de la cultura y del ocio, en todos los ámbitos de la vida social, y en especial en los medios de comunicación, el inglés se cuela en nuestra lengua de manera constante, por no decir cargante y enojosa.
Ya en varias ocasiones hemos traído ejemplos, recogidos de los medios de comunicación, de lo que otras veces hemos llamado aquí "tontinglish", es decir, esa invasión pedante del extranjerismo anglosajón, ese uso innecesario y artificioso de la lengua inglesa, que produce en muchos casos expresiones amaneradas, rebuscadas, o directamente incomprensibles para muchos. Y hoy, a riesgo de resultar yo misma repetitiva y cansina, vengo con una nueva tanda de ejemplos.
Porque lo cierto es que la cosa no deja de sorprenderme, tal es el número y la variedad de palabras y expresiones inglesas que adornan el discurso de periodistas, presentadores, reporteros, tertulianos, políticos y casi cualquiera que se exprese públicamente.
Entre los ejemplos de esta ocasión, tenemos la siguiente frase que leí no hace mucho en algún sitio de internet: "En la newsletter les explicamos qué es la dieta veggie".
Sin duda está muy bien que nos expliquen qué es eso de veggie, pero deberían empezar por explicar también que es la newsletter. O mejor aún sería que en vez de newsletter dijeran boletín, y en vez de veggie dijeran vegetariana. Aunque a lo mejor es que yo soy muy antigua, cosa que admitiría sin reparo.
En otra ocasión oí a un dicharachero entrevistado que dijo: "En esos casos, lo que hago es un facepalm."Supongo que muchos televidentes que escucharan esa frase se quedaron sin saber qué es lo que hace ese señor en esos casos. Pero me imagino que el señor prefería no hacerse entender, y por eso dijo lo del facepalm, en vez de decir que se tapa la cara con sonrojo, abochornado, o algo similar.
La verdad es que yo misma sentí un poco de sonrojo -pero no hice un facepalm- cuando oí a una meteoróloga que, comentando el tiempo que haría en los días siguientes, dijo que "las temperaturas seguirán en el mismo mood". Supongo que quería decir que las temperaturas seguirían iguales, o en la misma línea, pero para qué decirlo de forma sencilla pudiendo resultar pedante.
Lo mismo pensaría, supongo yo, la alegre reportera que hace unos días nos informaba de que el presidente del gobierno había modificado el timing de su agenda. Porque me imagino que decir sencillamente que había modificado la agenda es de antiguos, como yo.
Y terminamos por hoy con el pasmoso caso de la tertuliana que, después de que otra dijera que "en España no hay un gobierno en la sombra", se apresuró a añadir: "Lo que es el clásico shadow cabinet".
4 comentarios:
Firmo debajo de lo que dices.
Hay quien cree, que la modernidad se vive en inglés, esa forma de hablar es de una pedantería propia, de quién tampoco domina su propio idioma, lo digo por qué aquí, lo hacen tanto en castellano como en catalán.
Suscribo del todo lo que comentas.
Hasta las narices me tienen con este tema.
Cada vez más y más tontos salpicando de vocablos ingleses todo lo que dicen.
Hay una parte buena... me ayuda a intuir cómo son... cuando detecto uno me digo, mira, otro idiota al que no hay que hacer caso y ya paso de él.
Besos.
Trabajo en cosas tecnológicas así que imagina como anda el percal, perdón, el mood :) Como detector de tontos en infalible, lees el correo (perdón el mail) y ya sabes de que pie cojean...
Qué pena no tener punto medio, ¿verdad? Es decir, es genial saber otro idioma, poder leerlo, comunicarse.. pero, eso no implica abandonar el propio y considerarlo como algo inferior.
Me temo que cada entrada que hagas sobre el tema, irá a peor, mucho peor.
Un abrazo
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