domingo, 11 de abril de 2021

Una recompensa para ellos

En un pasaje de El héroe de nuestro tiempo*, de Lérmontov, el protagonista anota en su diario que, en una noche especialmente difícil, intentó distraerse leyendo un libro que tenía sobre la mesa y que era una novela de Walter Scott: 

"Comencé a leer con gran esfuerzo, pero luego, cautivado por la maravillosa fábula, me olvidé de todo... ¿Recompensarán a este bardo escocés en el otro mundo por cada minuto de placer que regala con su libro?"


Me llamó mucho la atención este pensamiento, porque indica, creo yo, una valoración muy particular, muy honda, del mérito artístico; y una gratitud igualmente honda por el talento y el trabajo de los creadores.

Por otro lado, también me parece muy importante el detalle de que eso sucediera en una noche difícil, en la que el personaje se encontraba muy inquieto, y de que aunque al principio le costase concentrarse en el libro, poco a poco fuese sintiéndose "cautivado" por la historia que en él se relataba.

Esta idea de que los libros puedan ser un medio de salvación, una forma de ausentarnos de las circunstancias en momentos concretos, me resulta fascinante. Que un narración, una historia escrita, hecha sólo de palabras, tenga esa capacidad de liberarnos temporalmente de nuestra realidad, es algo que, aunque sabido y esperado, nunca deja de asombrarme. 

¿Qué poder excepcional es el que hace posible que las mismas  palabras que usamos en las situaciones más corrientes o más prosaicas del día a día, tengan la capacidad de transportarnos a situaciones insólitas, a circunstancias que no han existido en ningún lugar ni en ningún momento, y además seamos capaces de vivirlas con la intensidad de una experiencia verdadera ?

En las palabras hay magia, y qué magos excelentes son aquellos que la ejecutan con tal maestría.  Por eso yo también creo que merecerían alguna clase de recompensa "en el otro mundo", en algún paraíso ultraterrenal, en algún más allá novelesco que debería existir como colofón a su extraordinario espectáculo de ilusionismo.


Charles Reade https://es.wikipedia.org/


*Mijáil Y. Lérmontov. El héroe de nuestro tiempo (Ed. Akal, 2009. Traducción de Rocío Martínez Torres).


19 comentarios:

Beauséant dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con esa frase. He tenido algunos momentos un poco complicados en los que el único refugio era llegar a casa y meterme dentro de un libro.. No hay nada más bonito que cerrarlo y seguir soñando con sus personajes, ¿no?

Anónimo dijo...

?Y te parece poco premio el que cientos de años tras su muerte, sigamos recordando a los grandes autores e incluso estudiándolos en las escuelas?
Por cierto que tú también eres candidata a ser merecedora de ese premio...
carlos

Anónimo dijo...

Bueno, quizá el hecho de tener que ser estudiados no implique ser el mejor premio...lo digo por las maldiciones de los malos estudiantes.
carlos

Albada Dos dijo...

Hay libros que cambian la vida, porque nos centran. Puede ser cualquier novela, por ejemplo, que nos atrape.

Un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

Aprovecho para dar las gracias a todos los escritores que me han permitido vivir mil vidas.

Besos.

Rodión dijo...

Buena reflexión. En cierta forma, tomadas de forma aislada, supongo que podemos relacionar estas experiencias con la catarsis, tal y como la veían los griegos: purificación de las emociones a través de la ficción. El protagonista de Lérmontov encontró refugio en Walter Scott. Aunque tanto en tu reflexión como en la otra entrada que relacionas ('la isla de las emociones') hay algo más.

Nuestra forma de interpretar el mundo y de vernos a nosotros mismos (lo que alguien podría llamar 'mundo interior') se enriquece con la literatura, aportándonos de algún modo experiencias ajenas que casi asimilamos como propias y nos ayudan en los buenos y malos momentos. Yo podría agradecérselo a muchos: Tolkien, Stendhal, Stoker, Dostoievski y un largo etcétera. Muchos de ellos ya han encontrado ese paraíso ultraterrenal en la memoria colectiva y el respeto de quienes los despiertan con cada lectura, como un hechizo: la única inmortalidad que existe.

Un saludo.

Ángeles dijo...


Es verdad, Beauséant, cerrar el libro y seguir soñando con sus personajes... qué bonito es eso :)

Gracias.


Claro que sí, Carlos, que la obra trascienda y se siga leyendo años y siglos después de escrita es sin duda la mejor recompensa. Pero yo creo que Lérmontov se refiere a otra cosa más abstracta, más fantasiosa, más poética. Yo desde luego me refiero a algo así, algo que no puedo imaginar porque no tendría nada que ver con las recompensas que otorgamos en nuestro mundo. Pero no es más que una fantasía, nada concreto.

Muchas gracias por tu comentario y por tu generosa exageración :D


Desde luego que sí, Albada. Hay libros que son una auténtica revelación y que nos cambian la forma de ver las cosas.

Gracias. Un abrazo.


Pues sí, Toro, tenemos mucho que agradecer en ese sentido.

Besos.


Yo estoy segura, Rodión, de que la lectura puede producir ese efecto de catarsis, de "limpieza" del espíritu con la liberación de las emociones.

También creo que, como dijo C. S. Lewis, la lectura sirve para hacernos ver que no estamos solos. Lo cual es mucho.

Y estoy de acuerdo, por supuesto, en que nuestra forma de ver el mundo, de entender las cosas y a las personas, a nosotros mismos, se enriquece con la literatura. La lectura nos da recursos para vivir nuestras experiencias de mejor manera, no tengo la menor duda.

Además, me encanta lo último que dices :)

Muchas gracias por tu comentario, como siempre.

Macondo dijo...

Considerando que lo que te puedan agradecer en el otro mundo está por ver, tienes que marcharte de este con mucha serenidad si sabes que has dejado escrito algo que merece la pena y va a seguir siendo leído.

Rick dijo...

Desde que surgió la capacidad humana de transmitir ideas, tenemos un refugio terapéutico ante la fealdad que a veces puede mostrar la vida. Y además las artes tienen varias escalas distintas de perfección, o de complejidad si se quiere, que las hace aptas para culquier tipo de persona: si el erudito puede disfrutar con los pensamientos más intrincados de los crípticos, el sentimental puede hacerlo con una buena historia de amor o el fantasioso con una obra de ciencia ficción. Eso es así desde que el niño comprende los primeros argumentos de los cuentos y nace en él capacidad de asombro, de miedo, de alegría, que unas cuantas frases bien hiladas pueden generar en él.

Los creadores de esa maravilla son magos, efectivamente. Y por lo general los más brillantes pasan a la memoria colectiva con más facilidad que muchos otros artesanos de lo real, de lo "útil". No sé si es lo justo, pero vuelvo al concepto de lo terapéutico: la historia del mundo está llena de seres que gracias a las artes llegaron a aceptar la vida como algo digno de ser vivido aunque fuese a través de otros.

javierfuzzy.blogspot.com dijo...

Estoy básicamente de acuerdo con tu punto de vista sobre la función "salvadora" de la literatura; refugio del lector, tanto del que se aísla de la realidad como del que busca en la literatura una perfección artística.
Me ha gustado esa imagen final de un mundo final novelesco, algo parecido a un Paraíso exclusivo de Dante donde los lectores puedan tener la opción de escoger (y vivir) sus mejores recuerdos literarios.
Enhorabuena por el blog.
Saludos,

Ángeles dijo...


Es verdad, Macondo, debe dar serenidad, en la hora final, el saber que has hecho algo que puede trascender y proporcionar placer intelectual o estético a otras personas.

Por eso mismo he querido fantasear con esa idea de la "recompensa post mortem", que podría consistir en que los autores pudiesen, de alguna manera, ver y comprobar cómo perdura ese legado suyo, cómo las generaciones posteriores siguen apreciándolo y disfrutándolo.

Gracias.


Así es, Rick: "unas cuantas frases bien hiladas" pueden crear mundos de imágenes y emociones. Y es algo maravilloso, por muy natural que nos resulte.

Me ha gustado mucho eso de "aceptar la vida como algo digno de ser vivido" gracias al arte. Creo que es muy cierto y que quizá esa sea una de las funciones del arte.

Respecto a la idea de lo "útil", me alegran mucho esas comillas que has puesto ;)

Muchas gracias por tus reflexiones, as usual.


Hola, Javier, me alegra verte por aquí.

Me ha gustado mucho esa idea del paraíso para lectores. Me quedo meditando...

Saludos, y muchas gracias por tu visita y por tus palabras.

JuanRa Diablo dijo...

Qué acertada reflexión la tuya! Una historia bien contada es una puerta abierta a otro mundo, capaz de hacernos traspasar una frontera invisible y de trasmutarnos el ánimo.
Estoy de acuerdo con la nada exagerada observación de Carlos; eres la cicerone de los lectores que buscan evasiones. Y además creo que en otra vida fuiste una de las musas del Parnaso :)

*entangled* dijo...

Recuerdo haber mencionado en algún sitio cómo algunas personas buscan refugio para sus tribulaciones en ciertas películas —una forma de literatura, a fin de cuentas.

Y recuerdo yo mismo haber utilizado, por así decirlo, algunos libros como escape a una realidad que se me hacía opresiva, principalmente durante mi infancia. Recuerdo que Richmal Crompton, Elena Fortún o Enyd Blyton tenían el poder para llevarme a otros mundos, mucho más que los cómics o los textos fantásticos.

Es una forma de escapismo, no nos engañemos. Mientras la vida pueda llegar a ser una experiencia difícil, la gente buscará en la narración, la invención, la generación de mundos distintos en la mente, un camino para hallar un lugar de reposo.

¿Es esa la nobleza de la literatura, o es sólo falta de coraje para enfrentarnos con todo esto? Lo dejo ahí.

Y suscribo los puntos de vista de Rodión y Rick.

Saludos.

Ángeles dijo...

JuanRa, me ha gustado eso de traspasar una frontera invisible, creo que describe muy bien algunas de las sensaciones que tenemos cuando un libro nos lleva "más allá".

Y muchas gracias por insistir en la exageración con la amabilidad que te caracteriza :)


Es cierto, entangled, las películas son una forma de literatura; al fin y al cabo también nos cuentan historias para hablarnos de nosotros mismos, de una forma o de otra.

Yo no creo que nadie (bueno, algunos sí) se engañe respecto a que la lectura es una forma de escapismo .
Aunque tal vez, como dijo el sabio, es una forma de huida pero "no de la vida, sino hacia la vida". Porque quizá más que huir lo que buscamos es entender, o al menos, sentirnos acompañados en esa necesidad de escapar.

En fin, supongo que en cada momento tenemos necesidades y motivaciones distintas.

Y en cuanto a si esto es falta de coraje para enfrentarnos a "todo esto", por mi parte no tengo ningún problema en reconocer que es así ;)

Saludos, y gracias por el enlace, que he vuelto a leer con deleite.

Marisa C dijo...

Tú lo has dicho, magia; tanto para hacer el bien y calmar el alma, como para hacer el mal y herir y tergiversar y manipular y enredar. Por eso es tan importante leer y comparar y aprender, para saber y defender y crecer y mejorar y liberar. Agradecimiento eterno a quienes nos han hecho el bien con sus palabras. Abrazos.

Conxita C. dijo...

Justo el poder convertir esas palabras en algo mágico es el gran poder de la literatura y de los escritores. Creo que era Toro que daba las gracias a tantísimos escritores que han convertido en mágicos muchos momentos, me uno sin dudar a ese agradecimiento, gracias por tantísimos momentos maravillosos y por supuesto que en el otro mundo seguro que lo están percibiendo agradecidos. Bonita reflexión Ángeles.
Un abrazo

Ángeles dijo...

Así es, Marisa. Me has recordado esa cita de Hawthorne que dice, más o menos: "Las palabras, tan inocentes en el diccionario, qué poderosas para el bien y el mal se vuelven en manos de quien sabe cómo combinarlas."

Abrazos.


Gracias, Conxita. En efecto, debemos estar agradecidos por esos grandes momentos que pasamos con nuestras lecturas, por lo que aprendemos y descubrimos.

A mí también me gusta dejarme llevar por la fantasía y creer que mi agradecimiento llega de alguna manera a sus destinatarios.

Otro abrazo para ti.

MJ dijo...

Comparto tus reflexiones y la mayoría de los comentarios de los compañeros. Sí, a veces, los libros se convierten en un medio de salvación, y puede ser para huir de las preocupaciones o, simplemente de una vida aburrida que se vuelve mucho más interesante con esa forma de "vivir otras vidas" de la que también hablan los actores cuando explican por qué se dedican a ello. Pero, a veces, también, en situaciones muy difíciles se nos complica el mantener la atención y seguir la lectura...

De todas formas, me gusta pensar en los libros de otra forma, no puramente evasiva, sino también de aprendizaje y de salvación en otro sentido.

Me gusta mucho cuando dices "tengan la capacidad de transportarnos a situaciones insólitas, a circunstancias que no han existido en ningún lugar ni en ningún momento, y además seamos capaces de vivirlas con la intensidad de una experiencia verdadera". Totalmente de acuerdo contigo. No existen en ningún lugar, ni en ningún momento pero podemos percibirlas como verdaderas o, por lo menos, como verosímiles. Creo que es porque tratan de la realidad y del alma humana y eso persiste a lo largo del planeta y del tiempo.

Los escritores tienen nuestro agradecimiento en este mundo, pero me gustaría pensar que desde donde estén, también perciben ese agradecimiento y la ayuda que prestan a muchas personas. Leer libros clásicos, siempre me ha parecido como oír las palabras del pasado que consiguen llegar hasta nosotros...

Ángeles dijo...


Es cierto, MJ, que a veces una situación determinada puede hacer imposible el disfrute de un libro, porque es muy difícil concentrarse en la lectura. Por eso me parece interesante que el personaje de Lérmontov "comenzara a leer con gran esfuerzo", tan preocupado estaba con sus problemas.

Sin duda es como dices: si los libros nos interesan, nos atrapan y hacen que nos sintamos identificados es porque tratan de nosotros mismos, de universales que todos compartimos. Si no fuera así, si no tuvieran esos elementos humanos, sería imposible que nos interesasen. Por eso da igual de dónde o de cuándo provengan esas historias especiales: están por encima del tiempo y del espacio.

Gracias por tu comentario.