miércoles, 30 de mayo de 2012

La gran evasión


Cuando yo estudiaba bachillerato tuve un profesor de literatura que dijo una vez algo que nunca olvidaré. Y no porque me impresionara positivamente.


Aquel profesor nos preguntó sobre la utilidad de la literatura, y yo respondí que servía para aprender, para meditar y también para evadirse, ya fuese al leer o al escribir.
Entonces el profesor se puso muy serio y campanudo y sentenció:

-No. La literatura no es evasión. Si un libro te sirve para evadirte, entonces no es buena literatura. Para evadirse hay otras cosas.

Aquello me sorprendió mucho, y aunque no dije nada me hubiera gustado preguntarle qué hacíamos entonces con Cervantes, con Mark Twain, con Galdós, con Chaucer…

Porque, según eso, cuántos autores tendríamos que sacar de las bibliotecas, por entretenidos.  Y literatura sería solo aquello que nos hiciera sufrir por lo menos un poco, o, directamente, matarnos de aburrimiento o pena.

“Lo sabía todo sobre literatura,
excepto cómo disfrutarla.” (Joseph Heller)

 
Lo malo del asunto es que siempre ha habido profesores e intelectuales imbuidos de esa idea de que la literatura tiene que ser, exclusivamente, una cosa muy sesuda, muy seria, de mucho reflexionar. Por ejemplo:

“Yo creo que deberíamos leer solo libros que nos hieran o nos apuñalen (…) Necesitamos libros que nos afecten como un desastre, que nos entristezcan profundamente…” (Franz Kafka).

Y a mí me parece,  modestamente, que las mejores obras literarias son aquellas que, por supuesto, nos hacen pensar, nos llevan más allá de nuestras ideas cotidianas, nos plantean cuestiones en las que nunca habíamos pensado, o no habríamos sabido expresar,  pero que al mismo tiempo se leen con agrado, nos entretienen, nos ayudan a olvidarnos por un rato de lo nuestro, y por lo tanto nos proporcionan felicidad.

“No hay nada más apropiado para llenar
los vacíos de la vida que la lectura de
autores útiles y entretenidos.” (Joseph Addison)


Hay muchas personas, de todas las edades, a las que la sola idea de leer un libro les da como repelús. Les parece lo más aburrido del mundo eso de estar uno solo, en silencio, con un montón de palabras delante. Sin imágenes, sin coloricos, sin musiquilla. Solo palabras… Y quizá esto se deba, por lo menos en parte, a que en algún momento les dieron a leer libros que no les correspondían, libros a destiempo.

Bueno, en esto, como en todo, cada cual tiene sus gustos y sus disgustos, pero yo estaré eternamente agradecida por casi todos los libros que he leído, por los que leeré y hasta por los que nunca tendré la posibilidad de leer. Por los grandes momentos de diversión, de emoción, de reflexión, de consuelo, de refugio, de comprensión, que he pasado con un libro en las manos.

Como toda forma artística, la literatura, su disfrute,  estimula nuestro entendimiento y nuestra imaginación y fortalece nuestra disposición para ver las cosas desde diversos ángulos. Es decir, nos hace más racionales, más ecuánimes y más capaces de pensar de forma personal.

Los libros nos ayudan a entender la vida y su consecuencia, el mundo y a nosotros mismos. Y con ellos aprendemos palabras y formas de usarlas, lo que a su vez nos capacita para pensar  mejor y para expresar mejor lo que pensamos.

“Mientras exista el pensamiento,
las palabras estarán vivas y la
literatura será una huida,
no de la vida, sino hacia la vida.” (Cyril Connolly)

Y si todo esto viene dado a través de historias amenas, de personajes tan reales que se escapan de las páginas y de un lenguaje deleitoso, entonces la felicidad y la evasión, aunque algunos no estén de acuerdo, están garantizadas.

Por lo tanto, a aquel profesor mío yo le preguntaría: “¿Pero qué lee usted?” Y sobre todo, “¿Qué no lee usted?”

15 comentarios:

Juan M de los Santos dijo...

Muy bien traído y llevado el tema.
Para disfrutar leyendo.
Habría mucho que comentar: esos profesorzuelos que dicen que leas pero en realidad no quieren que disfrutes con la lectura o el conocimiento en general, para que los plebeyos no invadamos su círculo elitista. Vaya a ser que a la gente le de por aprender de verdad. Y sobre todo, aquello de disfrutar con los libros: Paso 1. siempre se empieza con algo ligero y ameno.
Paso 2. No avergonzarse de ello.
Paso 3. Una cosa te lleva a la otra y vas leyendo cosas más sustanciosas. Paso 4. Le explicas al profesorzuelo de antes que se puede disfrutar con la literatura. Como tu bien dices, la gente que no ha desarrollado el gusto por la lectura quizá fue obligada a sufrir con libros a destiempo.

Sara dijo...

¡Vaya título sugerente, Ángeles! Como el de la mítica peli. Y sí, desde luego, la literatura no tiene que ser necesariamente un "peñazo". Más bien al contrario, cuanto más divertida nos resulte, más se ampliará esa caleidoscópica visión del mundo que los libros nos proporcionan, que tan bien has explicado y que tan felices nos hace con todo el mundo (je, je).

Un saludito

Sole dijo...

Estoy de acuerdo! Mis amigas dicen que estoy loca porque les dije que me relaja más una hora leyendo un buen libro que una hora de una sesión de masajes. Pero es verdad. Aprendí a disfrutar la lectura y me da placer leer, especialmente ficción. Soy nueva y acá me quedo. Sole.

loquemeahorro dijo...

Una vez más, has dado en el clavo.

Me gustaría pensar que ese profesor creía que uno puede divertirse mucho leyendo, pero sin evadirse.

Pero vamos, que no, que suena a sieso total, que cree que leer tiene que ser como hacer la declaración de la renta o una colonoscopia: Provechoso, pero desagradable.

Si se planteara la lectura como lo que es: Placer, vicio y perversión, otro gallo nos cantaría.

Ángeles dijo...

Muchas gracias, juann. Estamos de acuerdo, y esos que disfrazan la lectura de cosa inaccesible, a lo mejor es que lo necesitan para sentirse alguien en el mundo.
Pero les hemos pillado la trola, je-je.

Eso es, Sara, cuanto más amena nos resulte la lectura, más leeremos, y eso es bueno pa to,aunque algunos no se lo crean y a otros no les guste la idea.

Sole, bienvenida y gracias por tu comentario.
Y yo no creo que estés loca, je-je, al contrario.

Gracias, loque.
Si, el profesor sosito sí que era, sí.
Qué bueno lo de la renta y la colonoscopia (qué buena tu forma de referirte a ello, claro).
Luego ya lo de "Placer, vicio y perversión", me preocupa un poco...

Manuela Mangas Enrique dijo...

A los profesores hay que hacerles caso, pero solo a los buenos, en el más amplio sentido de la palabra.

Entiendo lo que dices sobre leer libros a destiempo. A mí me hicieron leer libros que no invitaban a amar la literatura, precisamente porque no tenía edad para leerlos. Luego, con el paso de los años, he vuelto sobre ellos y los he disfrutado porque los he entendido.

Hace mucho tiempo que me di cuenta de que soy más feliz cuando estoy leyendo un buen libro. Aunque ese libro sea bueno solo para mí.

Un abrazo.

Mae Wom dijo...

Yo creo que la utilidad de la literatura es la que le encuentres, sea para flagelarte, disfrutar, evadirte, expresarte...y parte de su gracia es su versatilidad y universalidad.

Personajes en la formación hay tantos...Me da penita tu profesor, seguro que no había conseguido que su familia pensara que tenía una profesión seria y por eso salió el hombre tan estricto :P

JuanRa Diablo dijo...

Es curioso, seguro que el que te dejara tan sorprendida la respuesta de tu profesor es lo que mantiene la anécdota en el recuerdo.
Y supongo que no era momento para rebatirle nada o el respeto te mantuvo callada, pero me gustaría que pudiera leer esta magnífica exposición que has hecho hoy aquí, a ver si era capaz de mantenerse en sus trece.

Por supuesto que la literatura es evasión y entretenimiento. Dudo mucho que existiera el aliciente a la hora de abrir un libro si no fuera así.

Ángeles dijo...

Manuela, es interesante eso de Aunque ese libro sea bueno solo para mí. Y es que cuando leemos, el libro se mezcla con nosotros, con nuestra experiencia y nuestra personalidad, y por lo tanto es único y diferente para cada persona que lo lee. Como las pelis, los cuadros, las canciones...

Totalmente de acuerdo, Mae Wom, en lo de la utilidad de la liteatura y su versatilidad. Lo malo es que intenten convencerte de lo contrario.

Muchas gracias, JuanRa.
Sin duda la anécdota se quedó en mi memoria por lo mucho que me sorprendió. Y también aciertas en que el respeto me impidió rebatir la respuesta. Nunca he querido entrar en un debate personal con un profesor en medio de una clase.

No sé si el profesor aquel cambiaría de opinión leyendo mi entrada, pero leyendo tu última frase seguro que sí. Simple y claro.

Anónimo dijo...

No me extraña que te sorprendiera tanto lo que dijo el profesor y que se te haya quedado en la mente. Un buen profesor nunca diría eso. La literatura tiene tanto éxito y se ha mantenido durante milenios, precisamente, porque cada persona la toma a su modo y la interpreta según sus vivencias y conocimientos, porque nos transporta a mundos lejanos a los que no llegaríamos de otro modo, nos muestra una realidad que desconocemos o nos alimentan nuestro lado "cotilla" y aventurero narrando las vidas de otros, reales o inventados, con los que nos podemos identificar de una manera u otra.

MJ

Ángeles dijo...

Gracias, MJ. Yo no sé si aquel profesor era mejor o peor que otros, porque sencillamente no recuerdo nada de él, solo la anécdota que cuento. Era un profesor de esos que ni fu ni fa, que no dejan huella alguna en sus alumnos.
Como la mayoría, me temo.

Anónimo dijo...

Yo creo que el profesor quería haceros discernir entre la lectura de pasatiempo y la que te conmueve e impacta en tu alma o en tu mente ¿no? Me ha parecido que fuiste un poco dura con el hombre. (Igual se lo merecía por otras cosas, ¡ojo!)
Pues a mi Kafka, no me cae mal, no, que a veces me identifico con su tristeza y su convencimiento del sinsentido de la vida esta.

carlos

Ángeles dijo...

No, sé, Carlos, quizás tengas razón, pero tal y como yo lo recuerdo, el profesor aquel era muy aburrido, muy 'profundo' y muy solemne. Y todo lo que no fuera eso, no era serio.

A mí Kafka tampoco me cae mal, y también pienso yo mucho en el absurdo que todo es a veces. Pero creo que se puede ser crítico y serio y profundo sin renunciar por ello al sentido del humor, que puede ser mucho más efectivo, agudo e inteligente que lo puramente solemne.

Soros dijo...

Pues sí, Ángeles, estoy de acuerdo con lo que dices.
Y es cierto que algunos profesores se ponían muy trascendentes para dar a entender la importancia de las cosas (y de sí mismos).
Hoy, a esa trascendencia, se suma todo el mundo y a cualquiera que le hagan un reportaje se siente en la obligación de hacernos partícipes de lo exclusiva que es su vida y la originalidad de su concepción del mundo con un par de frases que se tienen aprendidas para la ocasión y que el periodista suele poner en titulares.

Ángeles dijo...

Me alegra mucho que estés de acuerdo, Soros.

Me ha gustado eso de la trascendencia y del afán de muchos por hacernos ver lo interesante que es su vida y su visión de las cosas. Las redes sociales son una triste demostración de ello.

Gracias por el interés :)