martes, 13 de noviembre de 2018

Palabras curiosas (y literarias)

Este año Juguetes del viento ha cumplido diez años, y para celebrar la historia del blog estamos recuperando algunas entradas. 
Ésta fue publicada originalmente el 26 de octubre de 2013



Las palabras, ya se sabe, tienen vida propia, y por eso tienen también sus caprichos y sus manías. En el fondo son unas coquetas y todo lo que van buscando es que nos fijemos en ellas, que nos demos cuenta de lo bonitas o peculiares que son o del origen tan curioso que tienen.

Y lo cierto es que cuando les prestamos un poco de atención casi nunca nos decepcionan; siempre nos muestran algún aspecto de sí mismas que nos sorprende, nos divierte o nos asombra. Raro es que nos dejen indiferentes.

 Una de esas palabras peculiares y divertidas es “bunburismo” (del inglés bunburism).  Todo el mundo conoce a ese famoso cantante de ondulados cabellos que se hace llamar Bunbury. Y casi todo el mundo sabe también que este  nombre es originalmente el de un personaje de la obra teatral La importancia de llamarse Ernesto (The Importance of Being Earnest),  de Oscar Wilde.
Pero aunque sea relativamente curioso que un músico elija como nombre artístico el de un personaje literario, más curioso es que ese personaje no exista. Porque el señor Bunbury de Oscar Wilde es una ficción dentro de la ficción: uno de los protagonistas de la obra, llamado Algernon Moncrieff, se inventa un amigo, el tal Bunbury, supuestamente enfermo y solo, y al que él va a cuidar y hacerle compañía.
Esta invención le sirve de magnífica excusa para librarse de compromisos sociales a los que no quiere acudir, y encima queda como un ángel.

Este es el literario origen del pintoresco término “bunburismo” (y del verbo correspondiente, “bunburizar”), que puede dar lugar a conversaciones más o menos como ésta:
-¿Quedamos mañana a las siete para que te cuente mis problemas?
-Ay, no puedo, es que ya he quedado con Tadeo Vinn.
-¿Tadeo Vinn? Oye, esto no será  un bunburismo, ¿no?

Otra palabra que  resulta interesante  es "yahoo", que da nombre a un popular servidor de correo electrónico.
Me imagino que los creadores de la cosa eligieron este nombre por su acepción más optimista y jovial, pues yahoo es sinónimo de yippee, o sea, “yupi”, o “yuju”,  una forma de expresar alegría y contento.
Según el diccionario Merrian-Webster, al que yo le tengo mucha fe, esta palabra es probablemente una alteración de yo-ho, dos interjecciones para llamar la atención de alguien, como en español decimos “oye” o “mira”.
Según el mismo diccionario, el primer registro de este uso de la palabra yahoo es de 1870. Pero el caso es que esta palabra ya existía previamente y también tiene origen literario. La inventó Jonathan Swift más de un siglo antes, cuando escribió Los viajes de Gulliver. En esta magna obra los Yahoos son unos seres de aspecto humano, primarios, ignorantes, dominados por la codicia y por los instintos más primitivos.
Por eso la palabra se usa en la lengua inglesa para designar a quien es muy bruto, vulgar, maleducado…
Llama la atención que dos conceptos tan diferentes (alegría y regocijo por un lado; persona grosera por otro) sean representados por un mismo término; y más aún que una palabra exista en el universo etéreo de las palabras y que a lo largo del tiempo otra palabra evolucione de manera que acaba teniendo la misma forma que aquella. Es curioso, ¿no?

Pues algo parecido ocurre con la palabra siguiente, que va dedicada a un diablo que ronda por aquí con frecuencia.
Se trata de dickens, con minúscula porque no se refiere al escritor victoriano.
Éste, efectivamente,  es un caso similar al anterior, en el que una palabra evoluciona, se transforma y acaba teniendo el mismo aspecto y sonido que otra con la que en principio no guarda parentesco alguno.
Esta palabra, dickens, se utiliza como sinónimo y eufemismo de devil (diablo), y es probable que sea una modificación de devilkin (diablillo).
Por eso podremos oír a algún clásico decir: What the dickens…? (“¿qué diablos/qué demonios…?”)
like the dickens, que viene a ser “un montón”: “Me duele la cabeza like the dickens.”
Por ahondar un  poco más en lo curioso de la palabra, diremos que el  apellido Dickens proviene de Dickon, que es un diminutivo del nombre Richard, y que uno de los cuentos más famosos de la literatura gótica, escrito por Sheridan Le Fanu, se titula precisamente "Dickon el diablo".
O sea que, después de todo, tal vez Dickens y el diablo no anden tan alejados el uno del otro.

Casos como estos, en los que las palabras parecen divertirse jugando a transformarse, cambiar de sentido, dar vueltas sobre sí mismas y enredarse unas con otras, me hacen pensar que algo de magia hay en todo esto, y que en realidad el lenguaje no es un instrumento que utilizamos los hablantes, como creemos, sino que es el lenguaje el que nos utiliza a nosotros. Como lugar de residencia.



19 comentarios:

Sara dijo...

Sí, definitivamente, el lenguaje se ha instalado a perpetuidad en este paraíso que es la vida terrena… Porque del otro paraíso ni siquiera si existe se puede asegurar, y mucho menos que, de existir, andaremos jugando con las palabras en el viento del más allá.

Me han encantado tus tres historias lingüísticas, pero la primera me ha hecho recordar una pequeña anécdota también musical. Cuando leí el cuento de García Márquez “El rastro de tu sangre en la nieve”, advertí que el nombre de Nena Daconte se lo debía el grupo a la protagonista del cuento, y me volví loca de contenta por un descubrimiento que ahora conoce todo el mundo gracias a Google. Jahooooo, pero me he vengado recientemente, ya que también G. Márquez y su autobiografía me han señalado que Daconte era un apellido de una familia tan real (en el buen sentido de la palabra) como tú y como yo.

Un texto magnífico, Ángeles, que recordaba, pero que impresiona tan favorablemente como la primera vez.

Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Nos tienes a todos fascinados.
No hay duda: LA MAGA ERES TÚ!!!

Besos.

Conxita C. dijo...

Deliciosa entrada en la que has jugado con esas palabras revoltosas. Me gusta descubrir estas conexiones que tan bien explicas y como juegan y enredan las palabras y sus significados.
Desconocía ese Yahoo aunque sin saber su origen, lo imaginaba como una especie de Eureka emulando el descubrir y al descubridor y a esa alegría al encontrar algo que buscas, eso sí antes que este buscador fuera arrollado por Google.
Y aunque no creo haber escuchado a Bunbury me parece que lo voy a usar para resolver algún compromiso de los que no apetecen.
Un placer aprender contigo, lo haces fácil.
Un abrazo

Macondo dijo...

Lo tuyo es el "deleitar aprovechando" que preconizaban Horacio y Tirso.

guille dijo...

Esta vez no me sabía ninguna de las tres.

Aunque yahoo si me sonaba a exclamación de jubilo.

A estas alturas ya no me vale la pena inventarme un bunburi, quienes me conocen ya saben que nunca voy cuando no me apetece. Ya los tengo acostumbrados.

Yahoo si que la puedo usar, casi diariamente. Practicare.

No usare dikens, pero me gusta el juego que los americanos hacen con "dick". Tu ya sabes.

Como siempre tu escritura obliga a leer todo de corrido hasta el final. No solo por la ignorancia sobre los términos, sino -fundamentalmente- por lo bien que relatas.

Albada Dos dijo...

Las tres historia son bien curiosas. Es un gusto saber que le idioma está vivo, y que por ello adopta nombres, o palabras. El quijotismo de algunos personajes se explica por el hidalgo de Cervantes, y es un gusto que sea así.

Un abrazo

Rick dijo...

Desconocía que existiesen los términos "bunburismo" y "dickens"; lo del yahoo, a grandes rasgos, sí. Creo que ya dije aquí alguna vez que este tipo de "pesquisas idiomáticas" me encantan, no sé exactamente porqué. O sí: tal vez porque revelan la extraordinaria vitalidad de un idioma, de cualquier idioma,y esa sensación resulta muy agradable.

Y claro, para contar estas cosas hay que saber y hay que valer. Y ahí entras tú, que como docente no tienes precio. No es solamente por la claridad de tus exposiciones, sino también, y sobre todo, porque se nota que lo disfrutas.

*entangled* dijo...

Tus historias del lenguaje me traen dos reflexiones: Una: Las dificultades de la traducción cuando hay juegos de palabras de por medio, como en «The Importance of Being Earnest»; y dos, la ironía de que «Los viajes de Gulliver» sea considerado literarura infantil.

Y eso me recuerda una anécdota ya antigua que no me resisto a contar: Hace ya muchos años (1954) unos productores de cine independiente decidieron llevar a la gran pantalla una versión en dibujos animados de «Rebelión en la granja» ("Animal Farm") de George Orwell.

Cuando la película llegó a las distribuidoras españolas, tuvo que pasar, como era preceptivo, el filtro de la censura. El censor de turno, sin ver ni siquiera la película, al ver que era de dibujos animados, la clasificó en «cine infantil», apto para todos los públicos.

Y así fue como Orwell, por aquel entonces prohibido en España, se saltó la censura y fue conocido por muchos españoles por primera vez.

Los burócratas, aburridos e incompetentes han hecho mucho por las libertades públicas. Pero nadie se lo reconoce. ¡Qué injusticia! :)

Saludos. Tus observaciones, muy buenas, como siempre. Pero eso ya te lo han dicho.

Ángeles dijo...


Ya ves, Sara, la literatura, las artes y la realidad, no se pueden separar unas de otras. Se alimentan y se inspiran mutuamente, y remiten unas a otras constantemente. Y el lenguaje es lo que lo hace posible.

Mucas gracias, me alegra mucho que te haya vuelto a gustar.
Besos.


Pero qué amable eres, Toro, y qué bonito lo que dices.
Muchas gracias y muchos besos.


¿Verdad, Conxita, que eso del bunburismo es un gran invento? Seguro que te da buen resultado :D

Es verdad, si antes podíamos decir “Yahoo!” ahora deberíamos decir “Google!” (palabra que también tiene un origen curioso, por cierto).

El placer es mío, no lo dudes.

Muchas gracias y un abrazo.


Gracias, Macondo, me ha gustado lo que dices :)


Guille, espero que si usas con frecuencia la palabra yahoo, sea como expresión de júbilo, y no porque te encuentres con muchos yahoos de los de Gulliver (que haberlos haylos).

Thankee!


Así es, Albada, los idiomas están vivos y por eso crecen y se transforman constantemente.
Y también es cierto que la literatura es origen de muchos términos que luego pasan a formar parte del lenguaje general, como ocurre con “quijotismo”, como bien dices. Por poner otro ejemplo, se me viene ahora a la mente el término “pollyanismo”, que hace referencia al optimismo exagerado, y que tiene su origen en el personaje Pollyana creado por Eleanor Potter.

Gracias. Un abrazo.


Sí, Rick, yo ya sé que te gustan estas pesquisa idiomáticas, y que te interesa y te divierte la etimología, y me encanta que así sea. Sin duda es como dices: estos juegos que hacen las palabras consigo mismas, y estas curiosidades y coincidencias que se producen revelan que un idioma es un ente vivo, y que -yo insisto en ello- tiene algo de mágico.

Muchísimas gracias por tu valoración. No sé si será como dices, pero aciertas por completo en que lo disfruto. Eso sí que sí.


Sin duda, entangled, los juegos de palabras son siempre una dificultad extra para los traductores. Aunque en este caso, el título español, aun sin juego de palabras, resulta muy atractivo.
Y sí que es curioso que Los viajes de Gulliver se considerase literatura infantil, cuando es una obra de una profundidad psicológiga y sociológica impresionante. Y no es el único caso en que ha ocurrido esto, como es sabido.

Gracias por esa historia tan curiosa y que no conocía sobre la versión animada de Animal Farm. Me encanta que la incompetencia y la ignorancia de los censores tuviera consecuencias positivas. Es verdad, habría que reconocerles sus “beneficios colaterales”, jeje.

Saludos, y muchas gracias por tus palabras, aunque ya me lo hayan dicho ;)

Beauséant dijo...

pues esta vez no conocía ninguna... sólo yahoo, pero en su parte alegre :)

es extraño como las palabras van dejando un hilo tras de sí y cómo muchas veces ese hilo nos lleva a otras épocas y situaciones.

Bubo dijo...

Me encanta eso de bunburismo. Todos, bueno yo al menos, hemos tenido amigos imaginarios al que echarle las culpas. En mi caso aún colea alguno.

Ángeles dijo...

Pues sí, Beauséant, las palabras dejan tras de sí un hilo, como dices, y tirando de él a veces llegamos a lugares sorprendentes.

Gracias.


Entonces, Bubo, tú das fe de que el bunburismo da resultado, ¿no? :D

Gracias.

MJ dijo...

¡Me encantó la entrada en su momento y me encanta ahora! :-)

El otro día leí un artículo sobre costumbres nuestras que sorprenden a los extranjeros que viven en España y una de ellas era que nos inventáramos excusas para no ir a donde no queremos. Decían los extranjeros entrevistados que en sus países se dice, simplemente, que no te apetece ir y nadie se enfada... No sé yo, no me lo creo mucho, porque entonces ¿qué pasa con Bunbury? ¿eh?

¡Oye! o ¡yo-ho! ;-) Yo quiero saber ese origen curioso del nombre de Google ¿nos lo contarás?

JuanRa Diablo dijo...

Ultimamente me parezco al conejo blanco de Alicia, que siempre llega tarde a todas partes. O mejor dicho, llego a tiempo, pero tardo en comentar like the dickens! :D

Estas entradas siempre me atrapan, por lo amena que haces sus lecturas y por las muchas cosas curiosas que se aprenden. Si además de eso incluyen una dedicatoria a mi Magnífica Malignidad... apaga y vámonos, jaja

Seguiría comentando más cosas, pero es que he quedado con un amigo que se llama Antonio Yahoo (cof, cof...)

Ángeles dijo...



Qué bien, MJ, muchas gracias :)

Sí, por lo que yo sé, en otros países las personas son simplemente más asertivas, y si todo el mundo es así, es lógico que nadie se moleste.
En cuanto al personaje de Bunbury, hay que tener en cuenta su contexto: una época y un entorno social en los que las formas, el quedar bien, el cumplir con los demás, etc, eran muy importantes, y las normas de comportamiento social muy estrictas. De hecho, la obra, como sabes, es una sátira sobre toda esa rigidez y la hipocresía que hay por debajo.

Respecto al nombre de Google, es fácil encontrar la explicación de su origen en el propio Google, jeje. De todas formas, en otra entrada sobre palabras curiosas podríamos incluirla, sí. Queda anotado.



No importa, JuanRa, ya se sabe que la pereza y el dejar las cosas para otro momento, o sea, la procrastinación, es un invento del diablo.
Y lo de dar excusas penosas también :D

Muchas gracias, me alegra like the dickens que te haya gustado.

Eme dijo...

Sí que son curiosas las palabras. Me gustó like the dickens!

Beso, y felices diez años al blog.

Ángeles dijo...

Muchas gracias, Eme!
Un beso.

Soros dijo...

Ángeles, he elegido este artículo tuyo (no el más reciente) para decirte que el Mail Delivery Service me devuelve los mensajes que te envío como contestación a los tuyos. No sé en qué consiste el problema, dicen que "Delivery Time Expired". Sólo quiero que sepas que por mi parte no hay falta de "correspondencia".:-)

Ángeles dijo...

Soros, gracias por este mensaje aclaratorio.
Por suerte parece que ya se ha solucionado el problema del correo, esperemos que definitivamente.