1. Sospechas
Ismael estaba triste y enfadado, sobre todo enfadado.
No tenía pruebas, pero estaba casi seguro de que su mujer tenía un amante.
-Y no lo soporto, en serio. No quiero parecer celoso
y posesivo, pero la verdad es que esto me tiene desquiciado.
-Bueno, tranquilízate. Al fin y al cabo no lo sabes
con certeza.
-Ya, ya, pero es que me parece cada vez más evidente.
Hay detalles que no se pueden ignorar.
-Ya, supongo que no. Pero, en cualquier caso, qué vas
a hacer, más te vale aceptarlo.
-Claro, qué remedio. Pero es que no soporto la idea de
que esté con otro. Me hierve la sangre sólo de pensarlo.
-Bueno, cariño, ya veo que hoy no tienes un buen día,
así que mejor me voy —dijo ella
empezando a vestirse.
***
2. Un tipo listo
-¿Cómo es que has roto con Patricia?
-Es que hay algo en su manera de ser que no me convence.
-Ah, a mí mi parece simpática, y buena persona.
-Es que hay algo en su manera de ser que no me convence.
-Ah, a mí mi parece simpática, y buena persona.
-Sí, eso sí, pero…
-¡No me dirás que no te gusta físicamente!
-No, claro que me gusta, me gusta mucho.
-Pues entonces no entiendo...
-Es que a mí me gustan las mujeres inteligentes y cultas.
-¿Y ella no lo es?
-Sí, ya lo creo que lo es. Ése es el problema.
-Ahora sí que no entiendo...
-Pues eso, que me gustan las mujeres inteligentes y todo eso, pero no tanto como Patricia…
-Ahora sí que no entiendo...
-Pues eso, que me gustan las mujeres inteligentes y todo eso, pero no tanto como Patricia…
-¿...?
-… sólo lo suficiente para que puedan apreciar lo
inteligente y culto que soy yo.
***
3. La boda
Faltaban dos semanas para la boda y Fernando seguía sin responder a los
mensajes que María le enviaba
cada día.
“Piénsalo bien, Fernando, todavía estás a tiempo”, le
decía. “Podríamos ser tan felices, Fernando. Contéstame, cariño.” “Fernando, mi
amor, sabes que te esperaré hasta el último minuto.”
A pesar del persistente silencio de Fernando, María
estaba segura de que, aunque fuese en el último momento, él reaccionaría, aparecería justo a tiempo y
entonces todo sería maravilloso. Por eso siguió adelante con todos los
preparativos, sin cancelar nada, segura de que todo terminaría saliendo como
ella soñaba. “Nunca hay que rendirse”, se decía, “porque cuando algo se desea
de verdad se consigue.”
Y llegó el día. El momento decisivo, el momento que
ella tanto había deseado y esperado con tanta fe. María entró en la iglesia del brazo de su
padre, nerviosa y mirando a todos los presentes, aunque sólo veía rostros
indefinidos porque las lágrimas le
empañaban la vista.
Al otro extremo, delante del altar, la esperaba su prometido,
nervioso y feliz.
La novia llegó al altar, el novio le hizo un gesto
cariñoso, y la ceremonia dio comienzo.
Todo era perfecto, pero de Fernando, ni rastro.
Aquí, más historias de amor aproximadamente.
21 comentarios:
Tan buenas como reales. Sobre todo las dos primeras.
Me han encantado.
Buenos los tres.
con tres finales que tienen ese punto de sorpresa que me gusta tanto.
El primero es la vida misma.
Del segundo diré que me parece que como ese prota hay bastante gente, que solo quiere la "listura" que lleve a la adoración, no la que supere la propia.
En el tercero y leídos los dos primeros, tuve la sospecha de que ese Fernando no era con quién se casaba. Lo que no restó nada de interés a su lectura para ver como se acababa el asunto.
Creo que es la vez que me han gustado mas tus historias de amor aproximadamente.
Las tres me parecen buenas.
Qué loco mundo el del amor.
Es tan frágil, tan inestable, tan lleno de riesgos y sin embargo...
Besos.
Las tres historias me parecen reales. Puede que, al menos a veces, sea mejor eludir las verdades que asumirlas.
Me han gustado todas, pero la segunda creo que es la que mejor define la diferencia entre amar y amar-se. Me quedo con ella, aunque sea como para echarse a temblar.
Un beso, Ángeles, y enhorabuena por estos agudísimos cuentos.
A mí también me han encantado las historias, fuera aparte de ser muy fan de tus microrelatos.
Me quedo con Sospechas, sin dudarlo, mi favorito.
Es increíble cómo se retratan algunos; hay ocasiones "clave" en las que no podemos ocultar lo que realmente somos. Gracias por las "lecciones" de cada una de estas historias. Abrazos.
Qué bien, Macondo, muchas gracias!
Gracias, Guille, me alegra mucho que te hayan gustado.
Sí, yo también creo que los dos primeros relatos reflejan situaciones bastante comunes: el protagonista del primero parece una de esas personas que creen que el mundo gira a su alrededor y que tienen raseros diferentes para sí mismas y para los demás. Y el segundo, efectivamente, no quiere una novia sino una admiradora. Quizá es que aunque se siente tan listo y cultivado, es en realidad un poco inseguro.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Efectivamente, Toro, sin embargo…
Besos.
Soros, no son historias reales en el sentido de que estar basadas en casos concretos, pero sí en cuanto que son casos que se dan y quizá con bastante frecuencia.
Sí, eludir las verdades me parece algo humano, pero tarde o temprano la verdad se nos impone, como le pasa a la protagonista de esa boda tan injusta para el novio.
Gracias.
Así es, Sara, de amarse demasiado a uno mismo puede quedarse uno tanto incapaz de amar a nadie más como de apreciar el amor que proviene de los demás.
Muchas gracias, me alegra mucho que te hayan gustado.
Un beso.
Pues me encanta, Anabel, que te hayan gustado estas historias, “fuera aparte” de lo otro que dices ;)
Gracias!
Es verdad, Marisa, , no se puede estar siempre alerta, guardando las apariencias y disimulando. Tarde o temprano la verdad, en este caso el verdadero yo, saldrá a la luz.
Gracias a ti, por supuesto, y un abrazo.
Tres historias de amor con su pellizco de humor. O a lo mejor no tanto, pero tus microcuentos siempre me dejan con una sonrisa de satisfacción.
"La boda" ha sido mi favorita, por ese "pero de Fernando, ni rastro" que echa por tierra todo el engranaje mental que me había montado.
Estaba pensando que las tres podrian formar parte de una historia a tres bandas de esas que vemos a veces en el cine y que al final descubrimos que tienen un nexo en común. Sería divertido encontrar un punto de conexión entre María, Ismael, Patricia, y Fernando.
Me han encantado y quiero tres mil mas aproximadamente.
Si juegas un poco con ellas y las ordenas de la misma manera, todas podrían acabar siendo historias de las mismas personas ;)
Me ha gustado mucho, no es fácil contar tanto con tan pocas palabras... a mi es la forma de contar que me gusta (aunque no lo parezca por como me enredo ;) )
Sí, JuanRa, yo creo que sí hay un “pellizco de humor”, de ese que puede provocar una sonrisa un poco triste.
Me encanta que la ultima frase del cuento te haga ver que la cosa no es lo que parecía, porque entonces podemos decir que he conseguido engañar al diablo, ¿no? ;)
No se me había ocurrido que pudiera haber algún personaje en común entre las tres historias, pero me parece una idea interesante, así que me la guardo.
Muchas gracias, truly, y a ver si hago por los menos 2900 más.
Tu idea, Beauseant, es otra propuesta interesante. La tendré en cuenta para una próxima ocasión.
Me alegra mucho que te hayan gustado. Creo que contar historias así, con mucha economía de medios, es un reto técnico atractivo, aunque cada historia que queramos contar exige su propia longitud.
Muchas gracias (y a mí no me parece que te enredes en absoluto :))
Pues esperamos esa historia completa ;) (y gracias)
Gracias a ti, Beauseant, por tu amable interés :)
Recuerdo que has publicado otras series de cuentos con el mismo título, narraciones mínimas, imaginativas, en las que hay una sorpresa en la última línea.
Aunque me gustan esos giros sorprendentes al final, me atraen más los cuentos terminados en puntos suspensivos, abiertos, ambiguos. Pero no sabría explicar por qué. Supongo que todos somos distintos.
Saludos.
Que coraje me da venir con prisas. He leído las historias de amor pero tendré que dejar las otras para mejor ocasión.
Así es, *entangled*, hay en el blog otras series de microrrelatos de este estilo.
En cuanto a los diferentes tipos de finales, cada uno tiene sus preferencias, como en todo. A mí me gustan los sorpresivos, pero también me gustan los abiertos, como a ti, y los cerrados, y los interrumpidos... Vamos, que me gusta todo, y por eso tengo el atrevimiento de intentar escribirlos de todo tipo, según la ocasión, según lo que pida el propio relato...
Gracias y un saludo.
Bubo, me alegra mucho que vengas a leer, pero no que te dé coraje de nada :D
Tú ven cuando puedas o te apetezca, y lee lo que puedas o te apetezca, así de simple ;)
Gracias.
¡Qué buenas!
Siempre sospecha el sospechoso.
El listo limitado por su ego.
Pobre marido, no sabe con quién se casa.
Muchas gracias, jossefine.
Me alegra mucho que te hayan gustado las historias.
Y bienvenida al blog.
Soy nueva aqui
te leo
y
me gusta lo que leo
Muy buenas las historias de casi amor. Me admira que puedas decir tanto con tan pocas palabras... Yo sería incapaz, ya sabes lo que me enrollo para contar cualquier cosa.
Mira, la primera me ha dado mucho coraje. Me imaginaba que se lo contaba a un amigo y resulta que le hace las quejas a la amante ¡Para darle un guantazo! No respeta a su mujer, ni respeta a la amante, ni la amante se respeta a sí misma... ¡Eso doble rasero de medir es mucho más común de lo que parece! Seguro que esto pasa con frecuencia, por desgracia, en muchos ámbitos de la vida.
El segundo me parece tristemente verdadero. Hay muchas personas que solo se quieren a sí mismos y solo desean tener admiradores. Yo tenía un amigo que al principio daba gusto charlar con él, es muy culto y tiene una conversación muy interesante. Organizaba quedadas de grupos de amigos para charlar, pero no dejaba hablar a nadie, cuando cualquiera de nosotros opinábamos, nos hacía de menos. Se notaba mucho que no quería amistades, lo que deseaba era un club de fans...
Y, en el de la boda me he confundido, primero he pensado que se casaba Fernando con otra estando enamorado de María y ella le estaba pidiendo que no lo hiciera. Despues he pensado que ella iba de invitada esperando que Fernando dijera en el altar "no quiero". Y, por fin me he dado cuenta que ella era la novia y que entró llorando porque había asumido que Fernando no aparecería, como en una telenovela, a impedir la boda. Ella resulta ser demasiado cobarde como para decir "no quiero" y, en el fondo, quería dejarle a él la responsabilidad porque prefiere casarse con alguien a quien no ama, antes que quedarse sola. Y, aunque terminas diciendo que de Fernando ni rastro, y aunque ella no lo merezca y el pobre novio, menos aún... yo que he visto tantas novelas creería aún posible que cuando el cura diga eso de que si alguien tiene algo que decir para oponerse a la unión... sonara la voz de Fernando desde la puerta de la iglesia diciendo: " me opongo".
Soy muy previsible.
Y, como decía arriba, me enrollo más que una persiana, mi comentario es mas largo que tus cuentos... ¡Que mal!
Gracias, Recomenzar, me alegra mucho que te haya gustado :)
Gracias, MJ, pero yo no quería que te diera coraje ni que te pusieras triste ni nada de eso :)
Yo también conocí a un chico al que le encantaba escucharse y que los demás –las chicas en particular- lo admiraran por su inteligencia y sus conocimientos. Lo más curioso era que, después de soltar su perorata, le decía a su interlocutora que le hiciera un resumen :D
Supongo que estas personas al final acabarán muy solas, porque, como venimos diciendo, no buscan amistades sino admiradores.
Y en cuanto al de la boda, supongo que también hay personas que se casan no con quien quieren sino con quien pueden, por miedo a la soledad, como dices, o por el capricho frívolo de tener su fastuoso día de boda, sin pensar en que después habrá muchos más días... Lo más triste es lo que eso supone para la otra mitad de la pareja.
En fin, ya ves, historias de puro egoísmo.
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