Sínquisis, sí.
La
primera y única vez que esta curiosa
palabra me salió al encuentro fue al leer los Ejercicios de estilo
de Raymond Queneau.
Y aunque
todos los textos que componen esta obra son un poco locos (que para eso son de
Queneau), lo de la sínquisis me pareció algo tan absurdo y tan psicodélico que sentí
mucha curiosidad por este concepto y quise saber más sobre el asunto.
Raymond Queneau |
Dicho
de otro modo, la sínquisis consiste en alterar el lógico orden de las palabras.
Vamos, como si la sintaxis en huelga puesto se hubiese y las palabras se
colocaran como buenamente les pareciera.
Por eso Queneau dice: “Arrogante y llorón con un tono, que se encuentra a su lado, contra el señor, protesta.” O: “en la Roma plaza de lo encuentro más tarde dos horas...”
Lo
cual es como aquello de “Caído se le ha un clavel” pero a lo bruto: el
hipérbaton llevado al extremo del disparate.
Yo
si la utilización me pregunto de esta técnica tiene alguna finalidad concreta
que no sea la pura gana de entretenerse por parte del escritor, o de poner a
prueba la paciencia del lector.
Porque
desordenadas escribir tan frases, como un puzzle sin montar, hace muy difícil y
engorrosa la comprensión del texto. Y no me parece que producir lector en el desconcierto
sea la mejor manera de atraer su interés por lo escrito. Más bien me parece que
se corre el riesgo de que abandone la lectura, harto de leer frases
incomprensibles.
Si
yo escribiera algún texto, lo último que lo leyese querría es confundir a
quien.
Y si
fuese lector de un texto escrito así, con sínquisis, creo que el orden de andar
las frases recomponiendo de tener que me cansaría.
Pero
la verdad es que, ahora que caigo, leer el texto de Queneau me resultó
divertido. Me gustó las frases observar cómo había trastocado y cómo, a pesar
de la confusión inicial, y sin llegar a ordenar las palabras de manera lógica, podía
intuir el mensaje. Y me divirtió ir en su lugar poniendo las palabras natural, viendo
cómo surgía el orden que se escondía en el revoltillo.
Vaya,
cuanto más lo pienso, más gracia le voy encontrando a esto de la sínquisis.
Quizá
Queneau sólo pretendía jugar con las palabras, algo en lo que era experto; pero
tal vez, de paso, este juego sirva para dar relevancia a las palabras mismas, a
las relaciones que hay entre ellas y a las leyes que gobiernan el lenguaje, de
las que no siempre somos conscientes.
Quizá
en estos casos el mensaje sea lo de menos, sólo el medio por el que las palabras se hacen notar y la excusa para que el lector acepte la invitación de
unirse al juego.
21 comentarios:
El tema jugar sirve creo que para, pero si leer largo tengo que algo :
que le den a "sínquisis" en orden o a lo burro.
lo que no evita que aprenda algo nuevo, como cada vez que me asomo a esta ventana.
Seguramente no tendrá nada que ver, pero, cuando te leía, se me han venido a la mente las teorías del Dadaísmo. Ha sido una asociación de ideas inevitable. Cuenta la leyenda (como más de uno sabrá) que, cuando el grupo de artistas iba a ponerle nombre a su movimiento, Tristán Tzara cogió un cuchillo y lo hincó literal y literariamente en un diccionario. Dijo más o menos: "la primera palabra que salga bautizará a nuestro movimiento"... Y casualmente esa primera palabra fue "dadá", o lo que es lo mismo, el balbuceo del niño. Un poco loco también, ¿no te parece?
Muchas gracias por enseñarnos tantas cosas y enseñárnoslas tan bien.
Tres lenguas, seis manos, sesenta uñas. Nos hemos convertido en un monstruo que se lame, se mete los dedos, se muerde el cuello. La conquista del pliegue, la exploración del orificio, la invasión del espacio. Me unen a ellos, me inician. Él reparte su boca como hostias. Es pequeño, más que yo, lampiño, femenino, sus manos son más suaves que las de ella, las pasa por el cuerpo enorme de ella, afilado, masculino. Ella me pone en cruz, reconoce mi piel, la huele, el olor la llama a bajar y baja y come y bebe. Este es mi cuerpo. Él me besa, su barbilla se alinea con mi frente, labio inferior con labio superior, extiende sus brazos y me roza con las yemas. Las manos de él y las de ella se tocan, se entrelazan sobre mi piel. Se miran, se atraen, él repta sobre mí para encontrarse con la boca de ella. Mi boca encuentra su sexo y lo atrapa. Somos un monstruo triangular, una serpiente que se muerde la cola: uroboros. Ella reordena la carne: se extiende boca arriba, mi cara entre sus piernas, él detrás de mí, adentro, sus dedos de niña en mis botones de encendido. Nos contorsionamos, giramos, bufamos, pellizcamos, suplicamos, nos extendemos. Hasta el espasmo, la decantación y la nada.
Las palabras si tienen vida estan hechas para reinventarlas y hacerlas nadar sn¿bre la pagina. No hay autor que haya inventado alguna palabra que dicha varias veces formo parte del populismo. Pero claro es mi respetosa opinion. Buen escrito
Es un juego simpático del que no creo que convenga abusar.
Jesús. Menudo palabro.
Es verdad que hay una cierta relación con el dadaísmo; pero la sínquesis esta parece guardar un cierto sentido dentro de un caos figurado, ya que parece -insisto en lo de "parece"- que el objetivo es hacer jugar al lector y de paso imponerle la tarea de buscar el sentido de lo que ha escrito: si lo encuentra será justo el que se ha querido dar.
Por cierto, que he estado buscando por Google y me encuentro con que la Medicina también usa este palabro ("Sínquesis centelleante": menudo hallazgo, pura poesía). Es curiosa la tendencia que tienen los hechiceros a usar este tipo de lenguaje, me recuerdan a los curas con el latín; parece que el objetivo es que los fieles no nos enteremos de lo que dicen y de ese modo, inconscientemente, elevamos su estatus hasta lo celestial.
"SínquIsis", no "sínquesis". Nada, que no me acostumbro...
Ciertamente curioso y divertido.
Nunca oído lo había.
Un saludo,
Inma
Claro, Guille, un texto largo escrito con sínquisis perdería el carácter de juego para convertirse en un tostón :D
Gracias!
Sí, Sara, es lógico pensar en el dadaísmo, y en el surrealismo, y en todas esas formas de literatura experimental y locuela. Pero Queneau y sus compis del oulipismo (crearon el grupo Oulipo, "Taller de literatura potencial"), no pretendían ser un “movimiento artístisco”, ni nada de eso, sino simplemente explorar las posibilidades lúdicas del lenguaje.
Gracias a ti, como siempre.
Chaly, reconozco que en un primer momento no he entendido qué tenía que ver tu relato con el tema de la entrada. Pero después me he dado cuenta de que tus personajes también practican la sínquisis. Y más concretamente la sínquisis corporal. Lo digo por el revoltillo.
Hola, Demian, bienvenido.
Me ha gustado eso de las palabras que nadan sobre la página. Bonita imagen.
Gracias.
Yo también lo creo, Macondo. Se corre riesgo de mosqueo :D
Gracias.
Así es, Rick, se trata de que el autor y el lector compartan en cierto modo la tarea de crear el texto. Uno lo descompone y el otro lo recompone.
Je,je, yo también he visto eso de la “sínquisis centelleante” y también me ha pareceido un nombre muy poético, sobre todo tratándose de una afección ocular. Y me ha dado por pensar que si las enfermedades tuvieran nombres poéticos a lo mejor nos daban menos miedo.
Ya sabes el poder que tiene el lenguaje para modelar nuestra percepción de las cosas. Para bien y para mal.
Thank you!
Hola, Inma.
Me alegro de que te haya parecido curioso y divertido. De eso se trata.
Gracias, como siempre.
Joder, me ha costado pillar que tenían mal esas frases. La mente es que la cosa es un prodigio, ¿no? y claro, el mensaje es capaz de desacifrar aunque le pongamos trampas.
¿Lo hice bien?
No había escuchado nunca esta palabra, pero se puede entender fácilmente que uno se divierta enredando, descolocando las palabras, aunque con moderación para no agotar al lector.
Siendo muy distintos pero quizás porque a mi siempre me han parecido una manera de jugar, me han venido a la mente esos caligramas de Joan Salvat-Papasseit o Joan Brossa en lengua catalana.
Un saludo
Pues sí, Holden, lo que dices -que la mente es un prodigio- es una deducción apropiada; pero la intención de Queneau y sus compis no era demostrar eso, sino simplemente jugar con la escritura, hacer "literatura extravagante", como alguna vez se ha denominado, igual que con los lipogramas y otras formas de diversión con la palabra escrita.
Sí, lo has hecho sinquísicamente bien :p
En efecto, Conxita, los caligramas, que ya se usaban en la antigüedad y que recuperaron los surrealistas, también son una forma de experimentar con las posibilidades creativas de la escritura.
De hecho, una de las primeras ediciones de los Ejercicios de Estilo de Raymond Queneau estaba ilustrada con caligramas (de J. Carelman).
Saludos!
¡Pues sí que es una literatura extravagante! Un poco resulta chocante primero y luego divertido, pero un mucho... ¡debe cansar una barbaridad! Vaya, que no me veo capaz de leerme todo un libro así.
¡Sara! ¡Me ha encantado lo que has contado de cómo eligieron el nombre de Dadaismo! No lo sabía. Me lo apunto. Gracias :-)
No creo, MJ, que nadie fuese capaz de leer un libro entero escrito con sínquisis. ¡Qué mareo! :D
Se trata de un ejercicio de estilo aplicado a un breve párrafo o a unas cuantas frases, nada más.
Y ahora que lo pienso, tampoco creo que nadie tuviera ganas de escribir un libro entero así :D
Una vez más, me admira tu capacidad de adaptar el texto a cualquier estilo, juego literario, metaliterario...
También me admira (en otro sentido) mi ignorancia, porque no conocía de nada a Queneau, gracias por presentármelo.
pd. Yo tenía una jefa que escribía exactamente igual. De bien, no, de desordenado.
pd1. Le llamaban la hiperbatonosa.
pd2. Vale no, era otra cosa lo que le llamaban.
Como un juego lo entiendo. Pero, si no fuese porque previamente tenemos en la cabeza la estructura correcta, no creo que diésemos con la solución. De modo que no creo que sirva para los que están aprendiendo un idioma, sino para los que ya lo conocen de sobra.
Gracias por esta nueva palabra y tus explicaciones.
Muchas gracias, Loque :)
Yo creo que te llevarías muy bien con Queneau. Vamos, es que estoy segura.
Y seguro que conoces la peli "Zazie en el metro", que es una novela suya. Y creo que también te gustaría Flores azules, por decir sólo una.
Tu jefa era una surrealista y no lo sabía :D
Es curioso lo que dices de los idiomas, Soros, porque precisamente, cuando yo era profe, hacía un juego con los alumnos que les gustaba y les divertía mucho (y hablo tanto de niños como de adultos). Consistía en darles frases desordenadas, con varias palabras mal colocadas, e incluso todas, y tenían que ordenarlas correctamente.
Como digo, les parecía muy divertido, y era una foma excelente de fijar tanto las estructuras gramaticales como el vocabulario.
Gracias!
En esta no te sigo ocasión, nerviosa con falta de orden y lógica me pongo. Siempre es pasarme por aquí un placer... pero prefiero no hacer de Joda. Como siempre, un placer aprender cosas contigo. Abrazos.
Je, je, je, gracias, Marisa.
¡Ehh, que casi caduca esta entrada sin que yo dijera algo!
Y diré que además de gustarme mucho la palabra "sínquisis", que parece prima hermana de "tiquismiquis", acabo de caer en la cuenta de que todos conocemos a un famoso sinquisista: Yoda, el personaje de La galaxia de las guerras (o War Stars, tanto tanto, monta monta) que también construia las frases a su libre albedrío.
Ah, y ahora veo que Marisa ya se había percatado del asunto (¡pero qué fijación tengo yo con el verbo percatarse, oiga!)
Ángeles, saludos
JuanRa, créeme cuando te digo que yo también pensé que la sínquisis es un poco tiquismiquis.
Bueno, sé que me crees :D
Oye, a lo mejor los creadores del tal Yoda eran fans de Monsieur Queneau y le estaban haciendo un homenaje. Quién sabe :p
Un saludo percatado.
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