jueves, 18 de febrero de 2010

El teléfono traductor: Google ataca de nuevo


Me parece fenomenal y admirable que en Google no paren de investigar y de trabajar para hacer nuestro mundo más cómodo (se supone) mediante la tecnología. Pero hay proyectos que, me da a mí la sensación, son más utópicos que otra cosa. Aunque probablemente me equivoco, y las utopías, en lo que a tecnología se refiere, ya no existen, porque todo se vuelve posible. En fin, ya se verá.

El caso es que hace unos días han anunciado que para dentro de un par de años estará listo un teléfono capaz de traducir nuestras conversaciones a otros idiomas.
En realidad, esto ya lo habían inventado hace tiempo los escritores de ciencia ficción, pero sólo en los libros, claro. Los chicos de Google parecen dispuestos a hacer realidad tan fantástica idea.

Ya sabíamos que Google tiene el mejor traductor  que existe (aunque esto no quiere decir que las traducciones automáticas que hace sean comparables a las que puede hacer una persona).
Pues bien, la tecnología para el futuro teléfono traductor es una combinación de este sistema de traducción con otro de reconocimiento de voz, que también lo tiene, pero no es tan bueno.

Por lo tanto, se supone que dentro de un par de años podré hablar por teléfono con un alemán, por ejemplo, sin problemas, porque yo hablaré en español, él escuchará la traducción al alemán de lo que yo diga, y viceversa.

Uno de los responsables del invento especifica que cuanto más usemos el teléfono mejor funcionará, porque reconocerá mejor nuestra voz, nuestro acento, nuestro tono, y todos esos elementos que forman parte del habla de cada persona.

Pero entonces, ¿qué pasará mientras el teléfono se entera bien de lo que decimos y cómo lo decimos?
Tomando como referencia el traductor existente, si una chica española anda en amores con un angloparlante, y en una conversación romántica ella le dice “calla, tonto”, el teléfono
probablemente traducirá “Be quiet, dumb”, o “silent, dumb.”
Pero claro, no es lo mismo decirle a un novio “calla, tonto” que decirle “cállate, idiota”. Con lo cual, conflicto a la vista.
O si un novio español le dice a su chica extranjera “Qué tontita eres, chiquilla”, en plan romanticón y meloso, el teléfono traducirá “How stupid you are, girl” (qué tonta eres, chica). Y no es lo mismo, no. Ni la frase ni las consecuencias.


Dicen los que de verdad saben de estas cosas que la variedad de acentos –en un mismo idioma- es tan grande, que no existe hoy día ningún sistema de reconocimiento de voz capaz de superar esta dificultad, ni creen posible que lo haya en un futuro próximo.
Pero en Google todo es posible...

Los entusiastas del traductor automático de Google dicen que las traducciones entre idiomas como inglés, francés, alemán y español son increíblemente buenas, y que quien lo critique es que no lo ha probado recientemente.
Bueno, pues como yo lo critico, lo voy a probar ahora mismo –más reciente imposible-.
Introduzco las palabras indian summer. Esta es la expresión que se utiliza en EEUU para referirse a ese fenómeno climatológico que se da cuando al principio de octubre hay unos días espléndidos, aunque ya no sea verano. Por lo tanto, indian summer es lo que en España llamamos veranillo de San Martín, veranillo de San Miguel o veranillo del membrillo.
Pero el traductor de Google, como traducción de indian summer nos da “verano indio”, que, obviamente, no significa nada.
Pruebo a usar la frase en contexto, por si acaso. Stephen King, en su novela nueva Under the Dome, utiliza esta frase: “a real indian summer day, for sure”, que en traducción mía sin pulir resulta “un verdadero día del veranillo de San Martín, sin duda”.
Pero Google lo traduce así: “un verdadero día de verano, la India para asegurarse de.”

Bueno, vale, le damos otra oportunidad. Otra frase del mismo libro:
“He was still on a roll” (“seguía en racha”), la traduce como “todavía estaba en un rollo”.
Y después, “his roll, it seemed, was over” (“la racha, al parecer, se le había acabado”), queda traducida como  “su papel, al parecer, era más.”

Que conste que a mí me parece admirable lo que se ha conseguido hasta ahora en este terreno. Pero también me parece que la cosa sigue dejando bastante que desear.

Y si esto hace el traductor con una frase sencilla, escrita, qué desmanes no cometerá el teléfono mágico cuando tenga que traducir a través de la voz, teniendo que interpretar no sólo palabras, sino pronunciación, entonación, intención...

Espero que ni los científicos, ni los ejecutivos ni los políticos del mundo lo utilicen para sus asuntos, porque no quiero ni pensar en los malentendidos que puede crear el telefonito.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón. ¡Con las traducciones que hacen ahora por escrito! ¡¿Cómo serán por teléfono?!

MJ

Anónimo dijo...

En tecnología, como señalas, todo es posible, pero con lo rudimentario que, hasta el momento, parece el telefonillo no quiero ni pensar en los conflictos de Estado que se podrían armar entre Angela Merkel, ZP y Obama, por ejemplo.
Sara.

Ángeles dijo...

Es cierto, MJ. Yo por lo menos no me fiaría de lo que me tradujera el cacharrito. De momento sigo confiando más en un traductor de carne y hueso.
Gracias.

Ángeles dijo...

Pues sí, Sara, lo que le falta al mundo y a las relaciones internacionales es un aparatejo que líe más las cosas. Sería la repanocha.
Gracias.

loquemeahorro dijo...

Me encantan las traducciones automáticas, ni Groucho Marx las haría mejor.

Pues imagínate que el noviete ese le dice a la chica que "sigue en racha porque le ha salido un café gratis de la máquina", lo mismo entiende que sigue teniendo un rollo con una maquinista ... indio :-)

Ángeles dijo...

Qué bueno, loque. Hasta podría ser el argumento de una peli loca de los propios Marx...

Anónimo dijo...

Lo importante es usar bien las herramientas a disposición y conocer sus limitaciones. ¿Pretendes que el corrector ortográfico de word te corrija la redacción y la estructuración del texto?. ¿A que no?. Yo uso mucho los traductores de inglés y holandes. Me funcionan muy bien a base de tener que descomponer todo el texto en frases sencillas que me aseguran que no hay errores, ya que no sabría detectarlos. Evito la incorporación de términos o frases hechas, como las de los ejemplos. Os animo a usarlos en su justa medida y veréis que son muy útiles.

Ángeles dijo...

Pues ahí está la clave, Anónimo, es conocer las limitaciones de la cosa. Porque hay muchos que sí que pretenden que el corrector de word les corrija hasta la firma. Y no todo el mundo es capaz de descomponer un texto, evitar modismos, etc.
Y conste que yo no dudo de la utilidad de estas herramientas; de lo que dudo es de su fiabilidad al día de hoy, y del uso que la mayoría sepa hacer de ellas. Al final, esto es como todo.

Muchas gracias por tu aportación.

Anónimo dijo...

tres interessant, merci

JuanRa Diablo dijo...

Estaba pensando lo mismo que dices al final. ¡Prohibido utilizar ese teléfono los políticos! ¡Podrían empezar a volar misiles!

Yo tampoco le auguro futuro a ese aparato, pues aunque tradujera medianamente bien ciertas frases cortas, siempre habría matices que no quedarían nada claros. La verdadera comunicación, tal y como la definimos, no se realizaría.

Me acabo de acordar de una viñeta que vi en un tebeo hace muchos años. Se veía a una pareja sentada en la mesa de un restaurante y la chica, mirando al camarero que viene por detrás de su novio, le pregunta a este: "¿Estás seguro de que tu francés es bueno?"
Y es que el camarero trae en la bandeja dos relojes despertadores. xDD

Ángeles dijo...

Ya ves, JuanRa, que la entrada es de 2010, y desde entonces, me parece, no se ha vuelto a hablar del aparato. O sea, que no, no tuvo futuro, y menos mal! :D

Qué buena la viñeta, y qué apropiada :)