Un chico estupendo
Era un chico estupendo: cariñoso, trabajador, honrado,
y además muy guapo.
Tenía también sus defectos, claro, pero no eran
importantes. Excepto uno.
Yo le perdonaba que fuese un poco impuntual, y que le
gustase tanto beber. Y que dejara siempre la ropa sucia en el suelo.
Lo que no podía soportar era que dijera cosas como “si
lo fuera sabido”, “pienso de que”, o “contra más”.
Yo intenté mil veces inculcarle un poco de
conocimiento, pero no aprendía.
Por eso, cuando una tarde me dijo que no sé qué cosa
no se podía preveer, no pude contenerme,
y le inculqué en el cráneo el segundo tomo de la enciclopedia, tres
veces, mientras le gritaba: “¡Eso-nose-dice!”
***
El maestro dibujó cuatro manzanas en la pizarra. En
realidad no eran más que cuatro círculos irregulares con un rabito encima, pero
poco a poco, por efecto de la artística mano y de las tizas de colores, los
círculos se fueron convirtiendo en manzanas vivas.
Primero adquirieron su verdadera forma y después volumen, sombra, brillo, perspectiva.
Los alumnos miraban embelesados la evolución de
aquellos trazos, el realismo que el maestro iba consiguiendo con los mágicos
pases de su mano, y, viendo que aquellas manzanas seguían haciéndose cada vez más apetitosas, se preguntaban hasta dónde llegaría ese realismo. ¿Llegarían a poder cogerlas? ¿Y a comerlas?
El silencio en el aula era completo, salvo por el
suave ras-ras de las tizas bailando sobre la pizarra.
Cuando el maestro consideró que las manzanas estaban terminadas, dijo con cierta pena:
–Ahora borramos una.
Y al instante sólo quedaron tres.
–¿Veis? –dijo–. Cuatro menos una, tres. Eso
es restar.
Después, con un suspiro, recogió de
su mesa el libro de matemáticas, los ejercicios de cálculo, y por último, el
cuaderno de dibujo que siempre llevaba consigo.
***
Faustino
Un hombre pasea por el cementerio. Se detiene ante una
fosa recién excavada y la observa con interés. El jardinero, que lleva un
rastrillo y un capazo lleno de flores difuntas, se acerca al hombre con afecto
y respeto.
Jardinero: –Buenos días, Faustino. ¿Qué, tomando el aire, no?
Faustino: –Sí, hay que airearse y estirar las piernas un poco, que si no se agarrota uno.
Jardinero: –Claro, claro. ¿Y qué le parece el hoyito? ¿Le gusta?
Faustino: –Mucho. Qué simetría, qué proporciones. Da gusto verlo.
Jardinero: –Pues imagínese cuando esté todo terminado, con su caja dentro, su cruz de
mármol, su lápida, sus flores…
Faustino: –Un
primor, amigo mío, un auténtico primor. Vamos, que me dan ganas de morirme otra
vez, no le digo más.
Se oye el rumor de la comitiva fúnebre que va
acercándose. El jardinero se va hacia su caseta y Faustino se difumina por
entre los árboles.
17 comentarios:
El último paseo de Faustino antes de que lo archiven bajo tierra... aunque "si lo fuera sabido" quizás hubiera paseado más rato....
Ese maestro "pienso de que" es muy listo.
Aunque no tanto como tú.
Besos.
Y eso que no le escuchasteS decir que haN habido cosas que no le han gustado a su cónyugUe.
Qué lindas historias, Ángeles. No puedo decidirme por una.
Beso grande.
Los tres son divinos, la verdad. Ese muchacho estupendo te faltó decir que dejaba los platos por fregar cada día :-). El asesinato con la gramática fue en defensa propia, el abogado lo entenderá
El profe de mates un genio, pensé que se comía y no borraba una manzana, pero el concepto de resta quedó muy claro. Eso es pedagogía de la buena
Ese Faustino difunto estará desesperado no pudiendo estrenar tal recuadro florido para su funeral
Los tres muy ingenioso, y bien escrito. En cuatro palabras; im pre sio nante. Un abrazo
Calla, calla, que en vez de leer “le inculqué en el cráneo”, he leído “le incrusté en el cráneo”, y, la verdad, me parecía un poco excesivo el Enciclopedi-asesinato, pero me parece muy bien que por la corrección gramatical MA-TES (sin sangre ni nada de eso). Yo también lo hago, aunque me parece que predicar con el ejemplo no es suficiente, voy a tener que incrustarle (perdón, inculcarle) a más de uno lo que es hablar y escribir correctamente.
En el segundo he visto en ese magnífico profesor a un pintor frustrado… Solo hasta el día de hoy, porque hasta que no llega la muerte no se puede hablar de verdadera frustración.
Y en el tercero he visto la estética de lo insólito. Casi nadie se para a pensar en la belleza de las tumbas y las lápidas, porque infunden respeto, miedo, conexión con los seres del más allá… Pero solo unos pocos seres privilegiados, como Faustino y como tú, pueden advertir LA BELLEZA DE LAS TUMBAS.
Me han encantado los tres, cada uno a su manera. Gracias por compartirlos con nosotros,
Besos.
Tú inculca, que algo queda; aunque eso de "contra más" siempre me ha hecho gracia, como el "ej que" y algunas otras incorrecciones que a veces hasta quedan bien...
Si a don Faustino le dan ganas de morirse otra vez, no hay más que hablar: todo sea por el arte.
Y sí, el cuentecillo que más me ha gustado es el segundo, aunque tiene un cierto aura de tristeza. Da la impresión de que a ese maestro le gusta más el dibujo que las matemáticas...
Tres comentarios:
Un chico estupendo.
Y el juez, al conocer las causas del enciclopediazo, lo declaró inocente exclamando: ¡Pues claro que sí! ¡Como si no habiera tenido suficiente pacencia con él!
Manzanas de tiza.
Mi favorito. Ese suspiro del maestro antes de marcharse encierra una historia inmensa.
Faustino.
Tiene un aura especial. Y le encuentro tintes amanecistas que me encantan. Aunque en este caso debería decir "crepusculistas" :)
Los tres cuentos me han parecido geniales.
Con el primero me ha pasado como comenta Sara, el inculqué el segundo tomo lo cambié de forma inconsciente por incrusté y es que el hombre se lo merecía pero no sé yo si ni siquiera inculcando o incrustando el tipo aprendería.
Respecto al profesor artista me ha parecido de lo más tierno, mira tú que he visto esas manzanitas tan bien dibujadas, he escuchado ese genial ras ras de la pizarra y he sentido la decepción de la resta aunque lo explicó genial.
Y qué decir de Don Faustino y ese humor negro, esa conversacion surrealista entre el jardinero y Faustino me ha hecho sonreír, seguro que no va a ser su único paseo, va a estar de lo más entretenido ese cementerio.
Feliz fin de semana.
Un abrazo
Toro, me ha hecho mucha gracia eso de que “archiven” a Faustino, jaja. Pero me parece que Faustino lleva ya tiempo archivado, así que ahora dispone de todo el tiempo del mundo para pasear ;)
Ah, sí, el maestro es muy listo. Yo más bien “voy lista” :D
Gracias y besos.
No sabemos, Macondo, cuántas otras cosas le habrá escuchado a ese chico tan encantador, pero no me extrañaría que también dijera las que señalas.
Gracias.
Hola, Eme, me alegra mucho que te hayan gustado.
Un beso, y gracias.
Muchas gracias, Albada, eres muy amable. Y veo que, como de costumbre, has captado el quid de cada historia.
Gracias de nuevo por tu apreciación.
Un abrazo.
Sara, veo que el juego de palabras entre “inculqué” e “incrusté” ha funcionado. Demasiado incluso :D
Efectivamente, el maestro de mates es un artista que utiliza su arte como herramienta pedagógica, aunque eso no parece aliviarlo mucho por la vocación frustrada. Pero me gusta tu visión optimista del asunto: nunca se sabe cuándo ni cómo pueden cambiar las cosas.
Y me ha gustado también tu visión “estética” del tercer cuento.
Me alegra mucho que te hayan gustado.
Gracias a ti por tu generosidad, como siempre.
Besos.
Pues sí, Rick, a mí también me hacen gracia a veces esas incorrecciones gramaticales; algunas llevan en sí una especie de “salero perverso”, por decirlo de algún modo, que las vuelve casi entrañables. Pero hay personas que no las soportan y ya ves cómo se enfadan.
Sí, Faustino y el jardinero son unos expertos en la materia, cada uno desde su experiencia, y saben reconocer lo bueno :D
Y en efecto, el segundo cuentecillo tiene esa aura de tristeza que proviene de la vocación frustrada, aunque el maestro intenta darle salida de la mejor manera que puede.
Me alegra que te haya gustado.
Gracias.
JuanRa, me ha gustado eso del "enciclopediazo". Aunque el juez, por muy comprensivo que sea, se merece otro, ¿no? :D
También me gusta tu apreciación del suspiro del maestro. Es eso exactamente :)
Y también me gusta mucho la denominación de “crepusculista” para la historia de Faustino :)
Thank you.
Qué bien, Conxita, te agradezco mucho tu valoración.
Yo también estoy segura de que Faustino va a seguir paseando por el cementerio eternamente. Tiene todo el tiempo del mundo ;)
Un abrazo, y muchas gracias.
1 - Dicen que cualquiera puede ser un asesino si tiene un motivo suficiente.
2 - Matemáticas y dibujo; ciencia y arte; "The Third Culture"; el ideal renacentista.
3 - Reconocerás que éste se veía venir. La ironía es una buena forma de hablar de la muerte. Puede ser triste para los que se quedan, pero para el finado puede ser hasta cómico.
Y sigues con tu estilo clásico de microrrelatos con desenlace en el último párrafo. ¿No te animas a un mamotreto tipo Jane Eyre? ;)
Saludos.
Y a mi que todas me han parecido tristes,quizás no hayan sido tus historias, quizás es que es domingo, que fuera llueve y, bueno, no sé, quizás estaba predispuesto para ponerme triste... pobre Faustino, pobre profesor de dibujo....
Tres cuentos excelentes.
El primero refleja un tipo de ignorancia que no tiene ninguna gana de corregirse.
Que es la que cansa.
Y ya vamos sabiendo que el lenguaje correcto parece interesarle a pocos.
¿El segundo tomo por algo especial? ¿Es el mas grueso?
El segundo es una preciosidad. La manera de enseñar es de las que no se olvida. Efectiva. Pero el detallazo del cuaderno de dibujo "que siempre llevaba consigo" es genial.
¡Claro que le da pena borrar! Y si; eso es restar.
Ya quisiera yo que lo de Faustino fuera posible. Pasear por donde me tienen enterrado curioseando a mis próximos vecinos.
Siempre te lo digo, deberías escribir mas cuentos. Te salen muy bien. Un placer leerlos.
"Contra más" lo pienso, más me alboroto; ¿solo 3 tomos? Demasiado pocos. "Pienso de que" habría que habérselos inyectado en vena. Sí, es preferible que beba, jajaja.
Al profesor le he sentido un pelín triste, como si dejara escapar su auténtica pasión a través de la excusa de la resta.
Don Faustino es un crack: supervisando obras hasta en el más allá.
Como siempre, unos relatos geniales. ¡Qué placer leerte!
*entangled*, siempre cuento con la posibilidad de que el final de un cuentecito se vea venir, por eso procuro que el desarrollo sea grato de leer, para no fiar todo el interés en el desenlace.
¿Un mamotreto a lo Jane Eyre? Noo, eso lo dejo para quienes tienen talento. Yo, con estos microrrelatos, siempre puedo escudarme en aquello de “lo malo, si breve, menos malo” ;)
Saludos.
Vaya, Beauséant, cuánto lamento que te hayan parecido tristes. A mí ninguno me parece triste: el primero es, obviamente, una broma; en el segundo, es verdad que el maestro es un artista frustrado, pero mira, ha encontrado la forma de aplicar su arte a la enseñanza y consigue que los niños se queden embelesaítos, que no es poca cosa. Y Faustino no está nada triste, al contrario, puede ir y venir a su gusto, charlar, contemplar la belleza que lo rodea…
Espero que ya haya dejado de llover por dentro.
Muchas gracias por tu valoración, Guille, me alegra mucho que te hayan gustado.
Lo de indicar que es el segundo tomo no es más que una mera prolongación de la broma, un dato inútil que pretende reforzar el absurdo cómico de la historia.
Me alegra que hayas apreciado la intención del "que siempre llevaba consigo". Es lo que da la clave para interpretar la historia del maestro.
A mí también me gustaría que fuera posible ser, como Faustino, un fantasma feliz ;)
Gracias de nuevo, eres muy amable.
Es verdad, Marisa, que beba, que no recoja y que sea impuntual, ¡pero que hable bien! :D
Sí, el maestro está un poco triste, por la vocación frustrada, pero lo bueno es que su arte sirve para enseñar de una forma que seguro los alumnos no olvidarán nunca.
Jaja, fíjate, yo me imaginaba que Faustino, en vida, había sido ingeniero o arquitecto o algo de eso, pero ahora que lo dices, puede que sólo fuera uno de tantos jubilados que se dedican a justo a eso, a supervisar obras :D
¡Muchas gracias!
Un abrazo.
Tres cuentos estupendos. El segundo es el que más me ha gustado, aunque me ha parecido triste, como a algún compañero por ahí arriba. Me ha dado ternura nuestro pintor frustrado con su cuaderno y su arte.
Gracias por compartir con nosotros estos cuentecitos. Ya sabes lo que dicen: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Pero podrías escribir una novela en cualquier momento, tienes talento. Aunque en los relatos cortos se te ve como pez en el agua... Y siempre nos dejas con ganas de más :-)
Yo me quedo con el chico estupendo y su gloriosa muerte enciclopédica, no en vano la letra con sangre entra.
MJ, me alegro mucho de que te hayan gustado los cuentecitos, y ya sabes que la agradecida siempre soy yo, por vuestra amabilidad.
Yo estoy convencida de que no tengo talento para escribir una novela. Lo digo completamente en serio. Creo que lo mío es la brevedad y la concisión. Pero muchas gracias por creerme capaz :)
Chafardero, me alegra verte de nuevo por por aquí.
Me ha gustado eso de la "gloriosa muerte enciclopédica". Y sí, yo también me acordé de ese dicho, que ya se ve lo nefasto que es ;)
Gracias.
Publicar un comentario