Dedicado a Rick
La filología es un arte respetable, un arte que exige
un trabajo sutil
y delicado, en el que no se consigue nada si no se
actúa con lentitud.
(Nietzsche. Prólogo a Aurora, 1886)
Esta entrada responde a otra de las sugerencias
propuestas por los lectores con motivo del noveno aniversario del blog. En este caso, como se ve por la dedicatoria, la
sugerencia es de nuestro amigo Rick, al que le interesa mucho la filología, y en particular la etimología, es decir, el origen de las palabras.
Jacob y Wilhem Grimm |
Por empezar con un poco de historia, la etimología
como estudio de las palabras, de cómo derivan y
evolucionan unas a partir de otras, ya existía en la Grecia antigua, pero hasta
el siglo XVII fue una cuestión de creatividad e imaginación lingüística más que una ciencia. La
etimología como la disciplina que conocemos hoy empezó a tomar forma en el
siglo XVIII y se desarrolló en el XIX, sobre todo con los estudios filológicos
de los hermanos Grimm.
Friedrich Nietzsche |
Y si la etimología trata del origen de las palabras,
qué mejor que buscar el origen de esta palabra. Es decir, la etimología de la
palabra etimología, haciendo como quien dice un bucle, un agujero de
gusano lingüístico. La etimología aplicada a sí misma; la metaetimología, si me
apuran.
Sin darle más vueltas, este término proviene de la
palabra griega etymon, que significa “sentido verdadero”, con el sufijo –logia, por lo que la
etimología es estrictamente “el estudio del sentido verdadero de las palabras”.
En honor a Nietzsche y su amor a la filología, podemos
añadir que el nombre de esta ciencia procede del griego phileo, “yo amo”
y logos, “palabra” o “lenguaje”.
Pero Nietzsche era filósofo también, así que, ya que
estamos, digamos también que el philosophos es el que ama la sophia,
es decir, la sabiduría.
Quizás la etimología de estas palabras es de las más conocidas, de las que todos
aprendemos en un momento u otro. Pero en general el origen de las palabras es
tan desconocido como interesante. Y es que muchas veces las palabras, como vemos aquí en ocasiones, tienen detrás una historia curiosísima.
Recuerdo que una de las primeras palabras cuya
etimología aprendí fue candidato. Me gustó tanto conocer el sentido
verdadero de la palabra, que durante un tiempo anduve explicándoselo a toda
la familia cada vez que tenía ocasión. Me encantaba contar que en la Roma
clásica los políticos aspirantes a un cargo vestían, para distinguirse, una
toga blanca, es decir una toga cándida. Aunque el candidato no tuviera
nada de candidus (blanco, sin malicia).
También aprendí años ha el origen de la palabra salario,
que como seguramente saben ustedes proviene de la sal, ya que, tanto en el
Egipto antiguo como en la Roma y la Grecia clásicas, a los trabajadores se les
pagaba con sal, elemento muy valioso porque servía para conservar los alimentos
y para curar las heridas.
Y más recientemente descubrí por casualidad el bello y
sorprendente origen de otra palabra bonita de por sí: compañero.
Esta palabra deriva del latin compania que a su
vez procede de cum y panis, es decir, con pan. Por
lo que el sentido verdadero y último de compañero es “el que comparte el
pan”.
Algunas veces la etimología de una palabra se nos
aparece en la cabeza de sopetón, por sí sola, sin que nos paremos a pensar ni
tengamos que hacer ninguna averiguación. Es lo que me ocurrió hace poco, cuando
en una conversación con un amigo surgió la palabra concatenado.
Entonces, en el momento de decirla, me di cuenta de que el origen de esa
palabra tenía que estar relacionado con la catena latina, y significar
estrictamente encadenado, unido con catena.
Sin embargo, por muy segura que estuviese de que ésa
tenía que ser la etimología de concatenado, fui a cerciorarme en cuanto pude,
porque no quería caer en un caso de paretología.
La paretología, o paretimología, es, como ya hemos comentado
alguna vez, la etimología popular o falsa etimología. Es decir, una explicación
no científica del origen de una palabra, que es en realidad lo que hacían los
antiguos, como decíamos más arriba. Y esto de la etimología popular ocurre cuando asociamos palabras por
intuición, porque la semejanza fonética que existe entre ellas nos
lleva a pensar que una debe de provenir de la otra. Es lo que me pasaba a mí con adolescente
y adolecer, como ya vimos aquí.
Hemos mencionado a Nietzsche y a los hermanos Grimm
como filolólogos y etimólogos, pero hablar de etimología y no nombrar a Joan Corominas (1905-1997) sería un grave olvido, por no decir una injusticia. Su Diccionario etimológico de la
lengua española es una obra fundamental en la que con todo rigor el sabio analiza miles de palabras; establece el origen y la
historia de cada término; indica el momento en que cada palabra aparece por
primera vez en un texto; presenta posibles etimologías alternativas en los
casos dudosos, etc.
Siempre me ha sorprendido que la etimología no se
incluya en los planes de estudio como asignatura en sí misma. Bien enfocada y
adecuando sus contenidos, podría ser una asignatura muy atractiva en todos los
niveles de enseñanza. No ya por lo que nos enseña sobre nuestro idioma, sino también porque conocer el origen y la evolución de las palabras nos ayudaría a aprender
otros con más facilidad; y porque conocer las raices de las palabras facilitaría
el entendimiento de otras materias; y sobre todo porque la etimología despierta la curiosidad, causa sorpresa e incluso
divierte.
¿Están ustedes de acuerdo?
22 comentarios:
Coincido contigo.
La etimología debería figurar en los planes de estudio.
Iluminaría muchas mentes.
Besos.
Claro que estoy de acuerdo en lo que dices, pero no me hago ninguna ilusión de que nadie plantee siquiera la posibilidad de incluir la etimología como asignatura en los lamentables planes de enseñanza que nuestros niños y jóvenes tienen que sufrir. Dirían que no valía para nada. Otra tontería igual que el latín. Cosas de personas mayores obsoletas.
Me encanta leer tus lecciones llenas de sabiduría.
¿Como sino hubiera aprendido que Nietzsche tenia un lio con Sofia, o en tus palabras siempre bien ordenadas y elegidas "Pero Nietzsche era filósofo también, así que, ya que estamos, digamos también que el philosophos es el que ama la sophia".
La etimología es divertida.
Y lo que divierte enseña mejor.
Aunque hay cosas que quizá habría que retocar.
¡¡ ¿Tengo que darle mi pan? !!
¿Seguro que no viene de alguna palabra que signifique el que me hace compañía, el que está a mi lado?
...es que el bocata es de mejillones picantes y...........
¡Cómo no voy a estar de acuerdo contigo si nada más leer esta entrada me has levantado una sonrisa de oreja a oreja que pá qué! ¡Claro que la etimología es amena, "cuece y enriquece". Otra cosa es, como dice Macondo, que a nuestros "responsables" se les encienda la bombilla y decidan gastar los "exiguos" dineros públicos en una materia tan poco respetable. ¡Si Nietzsche levantara la cabeza!
Besitos, compañera.
Lo entretenido que es ese juego de/con palabras.
Me alegra saber que opinas así, Toro, aunque ya me lo figuraba, fíjate tú.
Gracias.
Besos.
Yo tampoco, Macondo, tampoco me hago ilusiones al respecto. Haría falta un cambio de mentalidad que llevara a los próceres de la patria a entender que no todo ha de ser utilitarismo y tecnología, como diría Nuccio Ordine. Pero esos cambios de mentalidad son incompatibles con ciertos cargos públicos.
Gracias.
Muchas gracias, Guille, eres muy amable.
Es verdad, lo que divierte se aprende mejor. Es aquello de “si la lección es divertida nunca se olvida”, que tan buenos resultados da y que tan poco se aplica.
Pues no, no hay nada que retocar, la compañía viene de ahí, de compartir el pan; así que no le des más vueltas: el que te acompañe es porque quiere tu bocata :D
Qué bien, Sara, me alegro mucho de que la entrada te haya traído alguna sonrisa.
Si Nietzsche levantara la cabeza la doblaría otra vez al ver el panorama, seguro.
Gracias.
Besos con pan.
Así es, Bubo, todo lo que tiene que ver con las palabras se presta a juegos de lo más entretenido. Pero hay muchos que no lo saben.
Gracias.
A mi me llama la atencion la palabra LEON y creo que es errado llamar asi a este animal —si estoy equivocado corrigeme— pienso que el nombre real debe ser aquel con el cual fue llamado por aquellas personas que lo vieron por primera vez. Los alemanes cuando se refieren a su pais no dicen ALEMANIA, dicen otra cosa y esa palabra debemos utilizarla.
Y olvidemonos de lo que enseñaron los griegos, romanos o cualquier otro sabio que bautizo a su gusto y criterio.
A veces me encuentro en la Tv un encuentro futbolistico entre dos paises y los nombres de ellos no los encuentro en mi vocabulario y es porque me enseñaron en la escuela esos nombres castellanizados, creo que es hora que comencemos a llamar a las cosas por su nombre.
Besos
Chaly, la etimología nos enseña precisamente que las palabras no se deben al “gusto y criterio” de unos señores griegos o romanos que decidió llamar a las cosas de una manera determinada, sino que todas proceden de alguna anterior.
El latín obviamente es el origen del español (o castellano), del francés, el portugués, el italiano, el rumano... Pero el latín, y el griego, proceden a su vez de otra lengua anterior, el indoeuropeo. También las lenguas germánicas (alemán, danés, sueco, inglés…), las lenguas eslavas y otras, proceden del indoeuropeo. Y el indoeuropeo a su vez derivó de otra lengua madre, más antigua aún, denominada proto-indoeuropeo…
Además, claro, hay otras familias de lenguas, como las semíticas o las afroasiáticas, que no proceden del indoeuropeo sino de otras lenguas ancestrales.
Es decir, si rastreamos una palabra “hacia atrás”, podemos llegar a su origen (al más remoto posible) y ver que la palabra que usamos hoy día es en realidad la misma que usaron quienes la usaro por primera vez, sólo que modificada por la evolución natural. Es lo mismo que ocurre con los seres vivos: los primeros humanos que vieron un león no vieron al animal tal y como lo vemos hoy, ni los humanos eran tal y como somos hoy.
En cuanto a los nombres de países, y nombres geográficos en general, es lógico que se adapten de unos idiomas a otros. A mí me parece que sería imposible aprender todos los nombres en sus idiomas originales, entre otras cosas porque no todos los idiomas disponen de los mismos sonidos y las mismas grafías. Creo que a un castellanoparlante le resulta más fácil escribir y pronunciar Alemania que Deutschland, o Burdeos que Bordeaux. Del mismo modo, a Warszawa en inglés la llaman Warsaw y en español la llamamos Varsovia, y yo me alegro, la verdad :D
Gracias por tu comentario.
Muy de acuerdo contigo en que la etimología debería incluirse en la enseñanza. Y en mi caso sería una de mis materias favoritas porque siempre me ha parecido curiosa, interesante y hasta divertida.
Conocía el origen de "salario", pero no el de "compañía", que me ha parecido tan bonito como para no dejar de compartirlo (como el pan)
Con mi hermano, otro enamorado de la lengua como tú, he pasado agradables ratos embelesado en sus explicaciones sobre el origen de algunas palabras.
Recuerdo el de "azafrán", que viene del árabe "as-safaran" que vienen a ser "de aspecto amarillo"
Curiosamente en valenciano amarillo es "groc", que viene del latin "grocus", que es precisamente como los romanos llamaban al azafrán. ¡Me encanta descubrir estos cruces!
Mis abuelos hablaban en valenciano y yo les oía decir por la noche que se iban a "llitarse" Yo entendía que se iban a la cama porque "llit" es cama en valenciano. Fue muchos años después cuando descubrí que ese "llitarse" no venía de "llit" y de hecho se escribe "gitar-se"
Pregunté a mi hermano y nos pusimos a investigar su origen. Descubrimos que "llit", "litera" y "lecho" (en italiano letto) tienen el mismo origen y que "gitar-se" viene del latín "jactare", que significa "echarse", "tirarse"
Y uno descubre estas cosas y es como si sacara a la luz pequeños tesoros enterrados. Porque cuando una valora su lengua atesora sus entresijos. Y la etimología ayuda a entenderla y hacerla mas bella.
Hola Ángeles.
Coincido con muchos de los compañeros que me han precedido en que sí que debería incluirse la etimología en la enseñanza pero también dudo mucho que se haga y tampoco sé si habría muchas personas interesadas viendo por dónde van ahora los intereses.
Soy curiosa y por tanto me encanta saber de dónde vienen las palabras, me gusta esa labor un tanto detectivesca de búsqueda de los orígenes de las palabras, me parece muy interesante.
En la línea de lo que comentaba Guille, tenía un profesor que decía que se recuerda mejor la biografía que la bibliografía porque pone emoción y cuando ponemos emoción en los hechos, en las palabras, en lo que sea que queremos explicar, se recuerda más fácilmente.
Ves desconocía el origen de compañeros y el de candidato, siempre se aprende contigo y es un gusto.
Me ha parecido muy adecuado destacar ese diccionario de Joan Corominas que no conocía.
Un abrazo
¿Qué si estoy de acuerdo? De principio a fin, sin cambiar una coma. No se puede explicar mejor, el interés y la "utilidad" (ahora que todo tiene que ser productivo) de conocer para amar el lenguaje; sobre todo uno tan hermoso como el nuestro. GRACIAS.
Pues sí, JuanRa, cuando descubrimos el origen de una palabra y ésta se enreda con otra, y se enlazan los sentidos y se conectan los significados… es como si se descubriera un tesoro. Porque las palabras y esa especie de lógica espontánea que las gobierna relucen como pequeñas joyas encadenadas. O concatenadas ;)
Gracias por tus aportaciones.
Hola, Conxita, me alegra verte de nuevo por aquí.
Creo que tu profesor tenía toda la razón, porque lo que hace que algo despierte nuestro interés es el elemento humano que contenga. Nada que no esté asociado a nosotros como personas, a nuestra esencia, podrá interesarnos de verdad, de manera que lo asimilemos y lo hagamos nuestro.
Por supuesto, la mención a Corominas era obligada e inevitable en esta entrada, como en otras anteriores en que hemos tratado de la etimología.
Gracias y un abrazo.
Gracias a ti, Marisa, como siempre.
Ya suponía yo que, una vez más, estaríamos de acuerdo.
Abrazos!
La etimología como asignatura en sí misma me parece algo excesivo, al menos en enseñanza secundaria (otra cosa es la universidad). La veo más bien como parte de la gramática o la literatura.
Las razones por las que defiendes la etimología como asignatura independiente, se pueden aplicar también a otras muchas materias. El músico quisiera que en los colegios se enseñara armonía y composición; el físico, estructura de la materia; el biólogo, biología molecular, etc.
Creo que en secundaria se tiene que informar al alumno de la existencia de las muchas ramas del conocimiento, para que sepa qué son y despierten, con algo de suerte, su curiosidad. Pero convertir en asignaturas todas las áreas interesantes del saber es imposible.
Sólo una opinión más. Saludos.
Tienes razón, *entangled*, yo misma he pensado muchas veces que todo el mundo pretende que su especialidad, o lo que considera más útil, fuese asignatura escolar, hasta la cocina.
Por eso sí, lo de “como asignatura en sí misma” puede que sea un poco exagerado. De todas formas, mi afirmación es más la expresión de un ideal que una pretensión real, por supuesto.
Aunque sí creo, a pesar de esto, que las horas, o parte de ellas, que antes se dedicaban al latín hubieran sido más bonitas y provechosas dedicadas a la etimología.
Gracias por tus opiniones, como siempre.
Saludos.
Qué más se puede pedir a una entrada! Amena, con humor (me ha encantado lo de "agujero de gusano lingüístico") y, además, enseña; eso sí, lo de la etimología como asignatura... te has dejado llevar por la pasión ;)
Gracias por la entrada, Ángeles
Cómo de costumbre, muy bello e interesante tu artículo Ángeles. Las lenguas y las palabras que las forman son entes vivos que continuamente crecen, mutan y se expanden. Descubrir la cuna de algunas palabras es siempre fascinante, no sólo te conectas al pasado con el conocimiento de la historia, dentro de cada uno de los vocablos que usamos hay una ingente línea histórica maravillosa.
Cómo curiosidad, añadiré que la física cuántica mantiene que la palabra hace la realidad. La primera vez que lo leí tuve la sensación de que las palabras hacen magia ¿Acaso no es así?
Has mencionado una de mis palabras favoritas, la sal. Salaz (lujurioso) proviene también de la sal, del latín salax, porque lo romanos pensaban que, en las largas travesías en barco, los ratones se multiplicaban en presencia de la sal que llevaban en sus bodegas.
Un placer leerte.
Snif... Muchas gracias por la dedicatoria. Volver a la vida blogueril y encontrarse con un detalle así hace que mi pétreo corazón se reblandezca.
Como siempre estamos ante otra de tus entradas exquisitas, y claro, esta me gusta más aún. Dejando aparte el tema, que efectivamente me cautiva, ignoraba que los Grimm Brothers se dedicaban también a esto; de Nietzsche sí lo sabía, porque de ese señor creo que todos sabemos bastantes cosas. Y Corominas ya ves, es una de mis asignaturas pendientes: llevo toda la vida escuchando alabanzas sobre ese libro pero por unas cosas u otras nunca me he lanzado a por él (aunque no es la primera vez que llego a una librería y "justo esa semana" no lo tenían).
Ah, por cierto, aunque no tenga nada que ver con la etimología: además de la sal, leí hace tiempo que los egipcios también pagaban parte de la soldada en cerveza. Curioso.
Y como he visto la pinta de loca que luce Lady Gaga a la derecha, he ido a mirar también esa entrada: me he caido "p'atrás" al ver el origen de "adefesio". Con el cariño que le tenía yo de niño a los efesios, que estaban siempre en misa recibiendo cartas de San Pedro, y mira tú.
En fin, hace mucho que no voy a misa.
Bueno, pues repito las gracias. Muchas. Ah, ya me siento más despejado y animoso. Me voy a echar unos cuantos blogs a la cara ahora mismo, antes de que se me pase el ímpetu.
O sea, Anónimo, que se me ha visto el plumero, ¿no? :D
Gracias a ti por tus amables palabras.
Anabel, muchas gracias por tu comentario y tus aportaciones.
No sabía lo que comentas de la física cuántica, pero lo creo. Y claro que las palabras hacen magia. Esa idea recorre este blog de arriba abajo.
Un placer verte por aquí.
Qué bien, Rick, no sabes cuánto me alegro de que te haya gustado “tu entrada”. Muchas gracias por tus palabras.
Sí, los hermanos Grimm son famosos como folkloristas, por sus recopilaciones de cuentos populares, pero esa labor era sólo una de las parcelas de su trabajo como lingüistas.
Pero es que la lingüística no da mucha popularidad que digamos.
Te animo, por cierto, a que sigas preguntando en la librería por el diccionario de Corominas, a ver si algún día coincide que lo tienen :D
Ya ves que lo del adefesio también me sorprendió mucho a mí en su momento. Por eso digo que a veces las palabras tienen detrás una historia muy curiosa y que es un gusto descubrirla.
Gracias de nuevo, y me alegro mucho de tu regreso a la vida blogueril.
Me ha gustado mucho la entrada y los comentarios de los compañeros. Muy bonito lo que nos cuenta JuanRa, por cierto.
Pues sí, la etimología es muy curiosa e interesante. No sé si debería ser una asignatura independiente, pero sí creo que debería hablarse más de ella y hay varias materias en las que se podría incluir un buen apartado al respecto. Es una pena que en un mundo tan científico y tecnológico se preste cada vez menos atención al lenguaje y todo lo que tiene que ver con él (que, precisamente, es el vehículo por el que aprendemos todas las demás cosas) y se llegue, incluso, a despreciar a las personas que amamos la lengua, la literatura y las humanidades y que nos definimos como "de letras"... Recuerdo que en mi instituto me parecía un insulto que a los "de letras" no nos llamaran así, sino "huidores de ciencias" como si una cosa estuviera reñida con la otra, o las ciencias fueran inmensamente más importantes que las letras y ellos estuvieran disculpados de estudiar cosas (que no debían parecerles interesantes, y eso es lo peor) como la lengua, la literatura y las asignaturas sobre humanidades en general. Y digo yo, que si se llaman humanidades, es porque viene de humano ¿no?... (otra cosa para la etimología) ¿no apreciar las humanidades los volverá menos humanos y más robots? y que todas las palabrejas con las que la gente de ciencia bautizan las cosas que van descubriendo, provienen del latín y del griego... así que menos desprecio... Me estoy enfadando y viniéndome arriba...
P.D. ¡Qué bonita la etimología de compañeros! Si todos compartieramos el pan... si fueramos realmente compañeros... otro gallo cantaría.
Gracias, MJ, me alegro mucho de que te haya gustado la entrada.
No, desde luego que las ciencias y las letras no están reñidas, por lo menos en la mente y el interés de las personas inteligentes. De hecho, yo conozco a científicos y técnicos que tienen mucho más interés por la literatura y el lenguaje que muchos "de letras".
Sí que es bonito el sentido verdadero de compañero, sobre todo si se tomara al pie de la letra, como dices.
¡Qué bonito el origen de compañero!
Me surge la duda sobre su evolución a “compi”: ¿debemos interpretarlo como “con panecillo”?
Has visto, Metalsaurio, qué bonito. Por eso estaba deseando compartirlo aquí con vosotros, como si fuese un trozo de pan. O un panecillo :D
Gracias por tu visita.
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