Hace mucho tiempo un amigo me recomendó un libro: El guardián entre el centeno, una novelita escrita en los años 50 por un tal J. D. Salinger.
Le hice caso a este amigo, leí el libro y antes de terminarlo ya se había convertido en uno de esos libros ‘especiales’ que todos tenemos, probablemente porque me pareció profundo y divertido, trágico y cómico en un equilibrio sin pretensiones.
Después quise saber algo sobre el autor y leer otros libros suyos, pero lo tenía difícil. En aquel entonces todavía no disponíamos de internet con la facilidad actual, por lo que la búsqueda de información sobre cualquier asunto era bastante más dificultosa que ahora. Y a esto se unía el hecho de que realmente existía muy poca documentación sobre tal autor, aunque eso yo todavía no lo sabía.
Más tarde ya tuve ocasión de saber que Salinger era un escritor nada prolífico, que vivía recluido en su casa de los bosques de New Hampshire, y que evitaba todo contacto con periodistas, críticos, estudiosos, editores y fans.
Parecen premonitorias las palabras de su protagonista, Holden Caulfield:
“Si no fuera por ti, no sé ni dónde estaría. Supongo que en algún bosque perdido o algo así.”
“...y con el dinero me construiría una cabaña (...) y pasaría allí el resto de mi vida.”
La novela le trajo a Salinger la fama, pero también los problemas. Sus miles de fans adoraban a Holden Caulfield, se sentían identificados con él, lo consideraban una especie de James Dean literario, un rebelde de la clase alta. Un adolescente perdido en el mundo, que busca sin saber qué está buscando y que se deprime con la misma facilidad con que se conmueve por detalles aparentemente insignificantes; que sueña, imagina, ama, odia, desea... y todo con la misma pasión.
El libro fue un gran éxito en Estados Unidos casi desde el primer momento, convirtiéndose incluso en lectura obligatoria en la secundaria. Pero Salinger no quería saber nada de la notoriedad pública ni de los editores, aunque esto fue precisamente lo que aumentó aún más el interés por su vida y su trabajo. Nunca consiguió que lo dejaran en paz.
El año pasado, sin ir más lejos, y con 90 años ya, tuvo que acudir a los tribunales para defender el respeto a su trabajo. Porque un tal J. D California –seudónimo tontorrón de F. Colting, un pequeño editor sueco- había escrito una ‘continuación’ de El Guardián entre el centeno, donde presentaba a un Holden anciano, escapado de un geriátrico.
Menos mal que la justicia demostró tener mejor gusto que el pirata sueco.
Anteriormente, en los 80, el crítico literario Ian Hamilton había escrito una biografía no autorizada de Salinger, que incluía fragmentos de cartas personales. Salinger recurrió a la justicia y consiguió que se prohibiera su publicación. Pero el señor Hamilton no desistió de su empeño, y publicó algo más tarde En busca de J. D Salinger, una biografía ‘camuflada’ en la que relataba precisamente su investigación sobre Salinger y las dificultades con las que había ido encontrándose por el camino.
El libro es sin duda interesante, aunque a mí me incomodaba un poco leerlo, sabiendo lo enemigo que Salinger era de que se especulara sobre él.
Y me resulta particularmente molesto el final del libro, cuando Hamilton dice: “...mi nombre y el de J. D. Salinger estarán unidos a perpetuidad (...) en los libros de Derecho, en las estanterías del Tribunal Supremo y en la mente de todos los que lean esto, la versión ‘legal’ de mi libro.”
Parece cosa de fan delirante, aunque menos peligroso, por suerte, que M. D. Chapman, también admirador declarado de El guardián entre el centeno, y que dijo haberle disparado a John Lennon para darle publicidad al libro.
Qué curioso resulta que quien no quiere la fama se vea perseguido por ella, y que en cambio otros busquen la notoriedad y el renombre aunque sea a costa de traicionar a la persona a la que dicen admirar.
Salinger es muy respetado, pero también denostado. Muchos dicen que está sobrevalorado; que sólo tuvo un acierto literario y que eso no es ser un escritor, y mucho menos un gran escritor; que su actitud esquiva, escurridiza y litigante no era más que una pose, un papel que interpretaba para conseguir ese protagonismo que fingía rehuir...
A mí personalmente no me parece que hubiera nada de eso. Yo creo que Salinger es simplemente un señor que escribió un libro que gustó muchísimo y siguió gustando a las generaciones posteriores. Y que a él no le gustó lo que la fama implicaba, que no le gustó el negocio literario y que quiso retirarse y apartarse de ese mundo. Así de sencillo.
Pero no lo dejaron.
Le hice caso a este amigo, leí el libro y antes de terminarlo ya se había convertido en uno de esos libros ‘especiales’ que todos tenemos, probablemente porque me pareció profundo y divertido, trágico y cómico en un equilibrio sin pretensiones.
Después quise saber algo sobre el autor y leer otros libros suyos, pero lo tenía difícil. En aquel entonces todavía no disponíamos de internet con la facilidad actual, por lo que la búsqueda de información sobre cualquier asunto era bastante más dificultosa que ahora. Y a esto se unía el hecho de que realmente existía muy poca documentación sobre tal autor, aunque eso yo todavía no lo sabía.
Más tarde ya tuve ocasión de saber que Salinger era un escritor nada prolífico, que vivía recluido en su casa de los bosques de New Hampshire, y que evitaba todo contacto con periodistas, críticos, estudiosos, editores y fans.
Parecen premonitorias las palabras de su protagonista, Holden Caulfield:
“Si no fuera por ti, no sé ni dónde estaría. Supongo que en algún bosque perdido o algo así.”
“...y con el dinero me construiría una cabaña (...) y pasaría allí el resto de mi vida.”
La novela le trajo a Salinger la fama, pero también los problemas. Sus miles de fans adoraban a Holden Caulfield, se sentían identificados con él, lo consideraban una especie de James Dean literario, un rebelde de la clase alta. Un adolescente perdido en el mundo, que busca sin saber qué está buscando y que se deprime con la misma facilidad con que se conmueve por detalles aparentemente insignificantes; que sueña, imagina, ama, odia, desea... y todo con la misma pasión.
El libro fue un gran éxito en Estados Unidos casi desde el primer momento, convirtiéndose incluso en lectura obligatoria en la secundaria. Pero Salinger no quería saber nada de la notoriedad pública ni de los editores, aunque esto fue precisamente lo que aumentó aún más el interés por su vida y su trabajo. Nunca consiguió que lo dejaran en paz.
El año pasado, sin ir más lejos, y con 90 años ya, tuvo que acudir a los tribunales para defender el respeto a su trabajo. Porque un tal J. D California –seudónimo tontorrón de F. Colting, un pequeño editor sueco- había escrito una ‘continuación’ de El Guardián entre el centeno, donde presentaba a un Holden anciano, escapado de un geriátrico.
Menos mal que la justicia demostró tener mejor gusto que el pirata sueco.
Anteriormente, en los 80, el crítico literario Ian Hamilton había escrito una biografía no autorizada de Salinger, que incluía fragmentos de cartas personales. Salinger recurrió a la justicia y consiguió que se prohibiera su publicación. Pero el señor Hamilton no desistió de su empeño, y publicó algo más tarde En busca de J. D Salinger, una biografía ‘camuflada’ en la que relataba precisamente su investigación sobre Salinger y las dificultades con las que había ido encontrándose por el camino.
El libro es sin duda interesante, aunque a mí me incomodaba un poco leerlo, sabiendo lo enemigo que Salinger era de que se especulara sobre él.
Y me resulta particularmente molesto el final del libro, cuando Hamilton dice: “...mi nombre y el de J. D. Salinger estarán unidos a perpetuidad (...) en los libros de Derecho, en las estanterías del Tribunal Supremo y en la mente de todos los que lean esto, la versión ‘legal’ de mi libro.”
Parece cosa de fan delirante, aunque menos peligroso, por suerte, que M. D. Chapman, también admirador declarado de El guardián entre el centeno, y que dijo haberle disparado a John Lennon para darle publicidad al libro.
Qué curioso resulta que quien no quiere la fama se vea perseguido por ella, y que en cambio otros busquen la notoriedad y el renombre aunque sea a costa de traicionar a la persona a la que dicen admirar.
Salinger es muy respetado, pero también denostado. Muchos dicen que está sobrevalorado; que sólo tuvo un acierto literario y que eso no es ser un escritor, y mucho menos un gran escritor; que su actitud esquiva, escurridiza y litigante no era más que una pose, un papel que interpretaba para conseguir ese protagonismo que fingía rehuir...
A mí personalmente no me parece que hubiera nada de eso. Yo creo que Salinger es simplemente un señor que escribió un libro que gustó muchísimo y siguió gustando a las generaciones posteriores. Y que a él no le gustó lo que la fama implicaba, que no le gustó el negocio literario y que quiso retirarse y apartarse de ese mundo. Así de sencillo.
Pero no lo dejaron.
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Sus otras obras:
Nueve cuentos (también publicado como For Esmé with Love and Squalor and other Stories).
Franny y Zooey.
Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción.
Franny y Zooey.
Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción.
12 comentarios:
Muy interesante. No sabía el tipo de vida que ese hombre llevó.
Pienso algunas veces en los buenos escritores. Me digo si les gustará la vida que las editoriales les obligan a llevar o, tal vez, a la que ellos mismos se someten: entrevistas, presentaciones, promociones, conferencias, firmas...
Y me digo si habrá alguno que pueda renunciar a todo y dedicarse únicamente a escribir, que es su oficio, o si querría hacerlo.
Saludos, Ángeles.
Interesante cuestión, Lan, que daría para un ensayo completo.¿Te atreves?
Gracias y saludos.
Me ha gustado mucho.'El guardián entre el centeno' es uno de mis libros pendientes.
F.
Gracias, F.
Espero que no lo dejes pendiente mucho tiempo.
Pobrecico... le pasa como al padre, el hijo y el burro del chiste, esos que ante las críticas iban andando o bien montaba el padre o el hijo, que haga lo que haga, siempre habrá quien le critique: que no quiere saber nada de la fama...¡Mentira! eso es una artimaña para lograrla...¡Ostras qué humanidad!
O sea que su ultimo año lo pasó entre tribunales. Eso sería lo que lo mató.
carlos
Dices bien, Carlos: parece imposible escapar a las críticas, porque hagas una cosa o la contraria, siempre habrá quien lo censure. A veces incluso el mismo que te criticó por una cosa te criticará por la contraria.
Así es el ser humano, sí :(
"El guardián entre el centeno" fue siempre considerado en USA como el mejor libro del siglo XX en todas las recopilaciones de libreros y revistas.
A mi el libro no me engancho, pero los 9 cuentos me encanto y los apéndices de la familia Glass en F&Z y la segunda parte de "Levantar..." alimentaron mi aprecio por su obra.
La primera parte de esos carpinteros es el borrador (horroroso) de una nueva novela que nunca llegó a escribir... pero había mono de Salinger.
Pero el cuento de la fiesta del hermano suicida es genial.
En este siglo una de sus hijas -aprovechando la fama del escritor- escribió una autobiografía poniéndolo a caldo.
Es igual como sea, como es igual como fue Mailer, son escritores que mejoran mi vida.
Gracias, Guille, por esta visita al pasado.
Está bien que no sea siempre El guardián... el libro del que se hable cuando se habla de Salinger.
Yo no recuerdo si Levantad, carpinteros me pareció "horroroso" :D, pero sí que me resultó, por lo menos, raro. Y no sabía que su hija hubiera escrito una biografía desagradable. Pobre don Jerome, cuántos aprovechados a su alrededor.
Me ha gustado mucho eso de "son escritores que mejoran mi vida".
Tengo entendido que El guardían entre el centeno es el libro favorito de cientos de miles de norteamericanos. A mí me atrapó desde su primera página y lo leí con mucho interés. Sin embargo no causó la misma impresión a otras personas a las que lo recomendé. Como siempre, sobre gustos...
No cabe duda de que su mutismo ante los medios de comunicación aumentaría las ganas por saber de él. Debería haber empleado otra táctica para que lo dejaran en paz. Si se hubiera tirado un par de meses llamando a periodistas todos los dias para que pasaran por su casa, le habrían aborrecido.
Como curiosidad "cinéfila" te cuento que la actriz Winona Ryder declaró en una entrevista que si se enteraba de que esta obra se fuera a llevar al cine alquilaría una avioneta para fastidiar la grabación. ¡No quiero que se lleve al cine jamás, dijo, la estropearían!
Es verdad, JuanRa, quizás si Salinger se hubiera puesto pesadito pidiendo atención, lo hubieran dejado en paz... pero para todo hay que servir, claro.
Pues yo, aunque sin llegar a los extremos de Winona Ryder, también prefiero que El guardián no se lleve al cine. Creo que todos los que consideramos esta obra algo especial, tenemos nuestra propia imagen de Holden y sus circunstancias y no queremos que nos den otra.
Gracias!
Una curiosidad añadida, por si no la conoces: Salinger luchó el día 'D' en el desembarco de normandía y llevando consigo los 6 primeros capítulos de la obra que conseguiría terminar años más tarde y que se convirtió en quizá el libro más importante de la literatura americana.
Pues no lo sabía, Holden, y me parece algo muy romántico.
Gracias!
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