martes, 19 de marzo de 2019

Sin que nadie me vea

(Divertimento primaveral)


7 de marzo

Hace unos días, mientras me duchaba, ocurrió algo inexplicable: empecé  a volverme transparente.  Cuando abrí el grifo y el agua empezó a llevarse la espuma, me di cuenta de que debajo no estaba mi cuerpo. Bueno, sí estaba, porque lo notaba, podía tocarlo; pero se confundía con el agua, sólo se percibía el contorno. Parecía una de esas estatuas de hielo. Y a continuación, poco a poco, fui desapareciendo del todo. ¡Me volví invisible! Pero después, durante la tarde, fui reapareciendo.

18 de marzo

Cuando era pequeño vi una película sobre un hombre invisible, y desde entonces siempre pensé que me gustaría ser invisible  para dedicarme a salvar el mundo. Me colaría en  las reuniones de los maleantes, me enteraría de sus planes y se los echaría a perder. Les quitaría las armas, las drogas o lo que fuera, y mandaría cartas a la policía para que los pillaran. Me sentaría  tranquilamente en los despachos de los corruptos, sin que nadie me viera, y escucharía sus conversaciones, y luego mandaría toda la información a los periódicos.

El caso es que creo que ahora estoy cerca de poder hacer realidad todo eso. He estado recordando detalles y ya sé a qué se debió que me volviera invisible. El día 7, antes de la ducha, me había tomado un yogur de piña, que, según vi después, llevaba varios días caducado. Y luego, al ducharme, usé un gel de una marca nueva. Pensé que la combinación del yogur caducado con algún componente del gel había producido el sorprendente fenómeno en mi organismo, así que hice una prueba. Me tomé otro yogur caducado y después me duché, y voilá, como dicen lo magos: volvió a ocurrir exactamente lo mismo.
O sea que ahora puedo volverme invisible a voluntad. El efecto sólo dura unas tres horas al día, pero creo que si aumento las dosis de yogur durará más. El yogur tiene que ser de piña, he comprobado que con otros sabores no funciona; y el gel tiene que ser el de la marca nueva.

26 de marzo

Mis experimentos de estos días  han dado el resultado que yo esperaba. Si me tomo dos yogures antes de ducharme, la invisibilidad me dura seis horas. ¡Seis horas cada vez! Tiempo suficiente para llevar a cabo mi sueño de convertirme en justiciero. Y si me hace falta más tiempo me tomo tres yogures.

30 de abril

Ya he empezado a sacar provecho de mi invisibilidad. Por ejemplo, me cuelo en las cocinas de los restaurantes, y  sin que nadie me vea, me zampo lo que se me antoja. Me cuelo también en los conciertos, y, si quiero, hasta me subo al escenario. También he ido de viaje por todas partes, en primera, claro…  
Pero todo esto es sólo para practicar. Dentro de poco empiezo a salvar el mundo.


pixabay.com Abstract background


27 comentarios:

Macondo dijo...

Es como aquél a quien lo toca la lotería, que no realiza ninguna esas obras buenas que había dicho que haría si tuviera dinero.
Me falta conocer la marca del gel, porque yogueres caducados de piña (y de otros gustos) me como con mucha frecuencia.

Sara dijo...

Jajaja, y yo que creía que te habías vuelto invisible el 7 de marzo para no tener que asistir a la manifestación del día siguiente. Esa ha sido mi primera impresión, vaya. Conforme he ido leyendo me he percatado de que tu caso no tenía nada que ver con un deseo inconsciente y que se debía a un fenómeno de lo más “paranormal”.

Ay, qué ver, Ángeles, te has quedado en el lado chungo de la infancia, y esa negligencia no es propia de ti, ¡¡¡ponte ya a salvar al mundo, que está “mu necesitao”!!!

El cuento por entregas me parece la mar de divertido, original, ocurrente y hasta cinematográfico. Me ha gustado mucho.

Muchos besos.

guille dijo...

falta un paseo por las duchas de las chicas.

y lo de salvar el mundo ya tendrá tiempo, ahora que se dedique a disfrutar de su super poder. Que es un suertudo, porque fue leerte ir a la cocina, comerme el yogur caducado, ducharme con el gel que tengo y...
No debe ser el mismo gel y encima tengo náuseas por culpa del yogurt.

Un cuento divertido.

Albada Dos dijo...

Está muy bien. Antes de salvar al mundo bien va practicar en teatros y cocinas. Una maravillosa experiencia desde tus letras.

Un abrazo feliz tarde

f dijo...

je, muy bueno.
ese principio me recordó un poco a gregorio samsa...
ese final, bueno, un poco a lo que nos vamos convirtiendo...

TORO SALVAJE dijo...

Voy a probarlo y como me vuelva invisible te voy a espiar las 24 horas, jajajja.

Besos.

Ángeles dijo...


Pues eso es, Macondo, la consabida historia: en intenciones somos todos estupendos, pero a la hora de la verdad, la cosa cambia.

Y cuidado con las mezclas, que dan resultados inimaginables :D


Claro, Sara, es que el personaje del relato no soy, sino un chaval, como se ve (o creo que se ve) en algunos detalles. Y además, tú me conoces y sabes que cuando yo me vuelvo invisible me dedico a cosas serias :D

Me alegro mucho de que te haya parecido divertido. Es la única pretensión de esta historieta.

Gracias!

PD: me ha encantado eso de “un fenómeno de lo más paranormal” :D


Me parece, Guille, que a este chaval le caerías bien :D

Y cuidado con los yogures, hombre, a ver si me vais a hacer responsable de vuestras indigestiones! :D

Gracias!


Gracias, Albada. Es que esto requiere práctica y entrenamiento, que lo de ser invisible conlleva una responsabilidad :D

Igualmente!


Gracias, f. Acordarte del señor Samsa al leer este cuentecillo es honrarlo ;)
Y el final, claro, tal como somos: muy poco superhéroes por más superpoderes que tengamos.


Jaja! Toro, me parece más fácil volverse invisible que aguantar 24 horas espiándome. A los diez minutos estarías aburrido :D

Y ahora que lo pienso, algo invisible ya eres ;)

Besos.

Beauséant dijo...

¿quién sabe?, quizas no nos merezcamos ser salvados. Ese es el héroe que no necesitamos, pero sí quizás el que nos merezcamos.

Rick dijo...

Sí hija sí, otra vez he tenido que eliminar el comentario...

Decía más o menos que las intenciones del muchacho son buenas, pero ya sabes con qué está empedrado el Infierno. Y en su caso hay al menos dos riesgos: que se envicie con el lado "lúdico" de la invisibilidad (efectivamente, ya salvará el mundo otro día) y que el asunto del yogur se haga adictivo y al final se haga drogodependiente... de los yogures caducados, cada vez más caducados... hasta que transmuten en alucinógenos. O sea, un doble envicie...

El tono general me recuerda a Cortázar, no sé muy bien por qué. Pero desde luego es un halago. Ahora deberías seguir con la historia, porque nos hemos quedado enganchados...

Manuela Fernández dijo...

Me ha encantado la sencillez con lo que lo cuentas, la ironía, y cómo no el final, la frase del final pone un punto de oro.
SAludos.

Ángeles dijo...

Interesante, Beauséant, a lo mejor es lo que dices; o a lo mejor es que no somos más que humanos llenos de debilidades y flaquezas.

Gracias por tu comentario.

Pues sí, Rick, el infierno está empedrado de eso, pero a mí me parece que este caso tiene más que ver con lo otro que dices: el quedarse enganchado al lado lúdico del fenómeno y olvidarse de lo demás. Al fin y al cabo, es un chico joven que se ha encontrado con esto sin comerlo ni beberlo (valga la paradoja), y no podemos pedirle más sentido de la responsabilidad del que puede tener.

Sí que es un halago la referencia a Cortázar, y yo tampoco sé por qué te lo recuerda :D Pero te lo agradezco en el alma.

No tenía previsto que la historia siguiera, y ese interés es otro halago que me honra.

Thank you.


Qué bien, Manuela, cuánto me alegra que te haya causado esa impresión.
Muchas gracias, eres muy amable.

Saludos!

Eme dijo...

Qué lindo, Ángeles, me gustó mucho.

Un abrazo!

Trini Altea dijo...

Ángeles que tengas un feliz día de domingo

Marisa C dijo...

Ahora mismo daría la vida por un yogur de piña caducado; el gel ya lo tengo. Espero que no aparque mucho tiempo esa idea suya tan justiciera. Yo, además de acudir a la poli y a la prensa, endiñaría primero algún que otro mamporro. Sí, ya sé, no es políticamente correcto, pero soy sincera. Abrazos.

Ángeles dijo...


Hola, Eme.
Muchas gracias, me alegra mucho que te haya gustado.

Otro!


Gracias, Trini Altea, igualmente.


Entonces, Marisa, si el tarambana éste no cumple, podrías tomar tú el relevo. Seguro que nos va mejor contigo ;)
Abrazos.

Conxita C. dijo...

Esas buenas intenciones que desaparecen cuando llega el momento. Será que es más fácil decir qué hacer, a ver si en la próxima mezcla se acuerda de hacer el bien mientras ve algún concierto.
Me has hecho reír con la imaginativa mezcla: yogur caducado de piña y gel, y ¡¡¡¡ayyy!!! sin decir la marca, será que así solo tú tienes el poder de la invisibilidad??? ;)

Besos

Chaly Vera dijo...

Jajaja

Muy bueno

Besos

Ángeles dijo...


Así es, Conxita, no puedo deciros la marca del gel porque, imagínate, estaría dando lugar a un desbarajuste mundial que no puede ser :D

Besos.


Jeje, gracias, Chaly, me alegra mucho que te hayas reído.

Besos

MJ dijo...

¡Qué buen cuento! Me ha resultado sorprendente y me ha gustado mucho. Es verdad, en nuestra fantasia nos imaginamos salvando el mundo, o haciendo el bien y resulta que cuando llega el momento, y con su sueño cumplido (ser invisible), lo utiliza en provecho propio...

Sí, ten cuidado con lo que recomiendas, que ya estoy viendo que más de uno se está comiendo yogures caducados para hacer el experimento y se van a poner malos y sin hacerse invisibles ni nada, oye... ¡qué mal! ;-)

Yo a veces soy invisible y es muy molesto, la verdad, los camareros nunca te atienden y todo el mundo se cuela en la cola del autobús (supongo que sin intención, es solo que no me ven.

Anónimo dijo...

¡Absolutamente genial! ¡y realista!

Ángeles dijo...


Gracias, MJ.
Claro, no es lo mismo la invisibilidad buscada que la involuntaria. Pero oye, si notas que los demás no te ven, aprovecha para darles alguna sorpresa :D


¡Muchas gracias, Anónimo! :)


Anónimo dijo...

Como la vida misma, ya se sabe, del dicho al hecho... Pero este chaval se ve que tiene buen fondo, confiemos en él, seguro que de aquí a unos años se pone con la tarea!

Tu relato me ha recordado este corto que vi el otro día (https://www.filmaffinity.com/es/film616511.html) Cuidadín con los yogures…

Ángeles, muchas gracias por la entrada

Ángeles dijo...

Anónimo Javier ;) disculpa, se me había traspapelado tu comentario.

Gracias por enlace, lo veré.

Y ya sabes: a ti, como siempre.

JuanRa Diablo dijo...

¡La pera limonera!
Es que no creo que exista nadie que no se aprovechara un poco de las ventajas de no ser visto.
Yo mismo me imagino pensando: "No, venga, mañana mismo empiezo a hacer el bien. Ah, no, que voy al cine todo el día. ¡Pasado mañana sin falta!"

XDD

Ángeles dijo...


Nada de pera limonera, JuanRa: yogur de piña! :D

Sí, la tentación de aprovechar la invisibilidad para darse unos cuantos placeres me parece muy lógica y humana. Por más superpoderes que tuviéramos seguiríamos teniendo también superdebilidades :D

David CC dijo...

Me encanta!

Ángeles dijo...


¡Gracias, David! A mí me encanta verte por aquí.