Diciembre es un mes de recuentos, de proyectos, de ilusión, de alegría y de esperanzas para el año nuevo que se acerca, pero también de recuerdos y de nostalgia. Son días en los que nos volcamos hacia fuera, hacia la vida social, las relaciones, los contactos, pero también nos volvemos hacia dentro, hacia nosotros mismos, y parece inevitable la reflexión, el balance del año transcurrido, de lo logrado y lo que quedó atrás.
Y por eso, por ser época de meditación, de planteamientos, solemos traer aquí una pequeña colección de ideas, de pensamientos, que quizá nos ayuden a ver algunas cosas de otra manera, con una perspectiva diferente de la habitual y siempre con el refrendo de quienes han demostrado su sabiduría y su pericia para analizar la vida, el mundo y al ser humano. Así que en esta ocasión, como en años anteriores, han venido a dejarnos sus palabras unos buenos amigos que nos hablan precisamente de eso: de la vida, de su sentido y de nosotros.
En última instancia, una vida no es más que la suma de hechos contingentes, una crónica de intersecciones casuales, de azares, de sucesos fortuitos que no revelan nada más que su propia falta de propósito.
Paul Auster. La habitación cerrada ( 1986)
Esta idea, que puede parecer negativa, quizá pueda verse también como un alivio, porque, si la adoptamos, nos libera de esa necesidad tan humana de búsqueda de sentido, de ese impulso que puede conducirnos no a la respuesta que buscamos sino a la frustración por no encontrarla.
Por eso, quizá sea conveniente en ocasiones dejarse llevar por la propia vida, aceptar sus vaivenes y sus contradicciones, y que, por lo tanto, la felicidad siempre está entrelazada con las penas, por lo que nos conviene darle a cada momento bueno, por pequeño que sea, el gran valor que tiene:
El que es feliz no puede ponerse a cargo de los felices; está en la naturaleza humana exigir más de uno mismo y de los demás cuanto más se haya recibido. Sólo el infeliz, cuando se recobra, sabe cultivar para sí y para los demás el sentimiento de que un bien mediocre debe ser disfrutado con entusiasmo.
J. W. von Goethe. Las afinidades electivas (1809)
Esa felicidad que tanto eleváis está, pues, mezclada con mil penas, o, para hablar más exactamente, no es sino un tejido de desgracias a través de las cuales tendemos a la felicidad.
Abate Prevost. Manon Lescaut (1733)
También es cierto que casi siempre la felicidad, la alegría, nos la proporciona lo más sencillo: una charla agradable, un rato con alguien querido, un juego compartido con un niño, un libro...
Saqué el ejemplar, encuadernado en piel, de Los Hermanos
Karamazov. Lo palpé, pasé las páginas, lo estreché en mis brazos, mi vida, mi
alegría, mi sublime Dostoievski. Puede que lo hubiera traicionado en mis obras,
pero no en mi devoción. Mi padre había desaparecido, pero Fiódor Mijáilovich
estaría conmigo hasta el fin de mis días.
Y, por supuesto, si miramos bien a nuestro alrededor, siempre podremos encontrar un sentido a nuestra existencia, y un motivo para sentirnos felices y en paz, aunque sea por momentos y a pesar de todo lo negativo que, inevitablemente, se cruza en nuestro camino.
Lo único que tenemos que hacer es resistir y no preocuparnos. No se gana nada preocupándose. La mitad de las cosas por las que nos preocupamos no ocurren nunca.
Reginald Arkell. Retorno a Little Summerford (1953)
Nuestro mundo es muy bueno, a pesar de todas las evidencias en contra, y hay miles de personas haciendo miles de buenas acciones (tal vez millones) cada día.
Stephen King. Cuento de hadas (2023)
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Con mis mejores deseos para ustedes, queridos lectores, cuya compañía aquí es para mí un gran motivo de felicidad.
¡Nos vemos en 2026!
-Paul Auster. La habitación cerrada (Anagrama, 2008). Traducción de Maribel de Juan.
-J. W. von Goethe. Las afinidades electivas (Mondadori, 2007). Traducción de José María Valverde.
-Abate Prevost. Manon Lescaut (Cátedra, 1984). Traducción de Susana Cantero.
-John
Fante. La hermandad de la uva (Anagrama, 2004).Traducción de Antonio
Prometeo Moya.
-Reginald Arkell. Retorno a Little Summerford (Periférica, 2024). Traducción de Ángeles de los Santos.
-Stephen King. Fairy Tale
(el fragmento es traducción propia).
