miércoles, 1 de noviembre de 2017

Tres historias de miedo aproximadamente


Monstruos

Un fantasmita, un zombi, una novia cadáver y una momia llamaron a la puerta.
Les abrió otro monstruo. Éste tenía un ojo más alto que el otro, la frente prominente, las mejillas hundidas y la piel color de aceituna aliñada.
Los niños se encogieron un poco,  y el adulto que los acompañaba otro poco. Pero al instante todos se echaron a reír y los niños levantaron sus cestitas.
El monstruo grande fue poniendo caramelos en todas mientras los niños le daban las gracias con voces cantarinas.
Después el hombre monstruo se quedó en la puerta viéndolos marchar, tan contentos y risueños y diciéndole adiós con la manita.

Cuando entró y se sentó en su sofá de tres inútiles plazas pensó que ojalá fuera Halloween todos los días. Así él sería normal.

 💦💦💦

¡Corre!

Yo corría al límite de mis fuerzas, pero se acercaban cada vez más.
Estaba seguro de que alguno de ellos me alcanzaría en cualquier momento.
Pero una voz me decía: “Corre y no pienses. ¡Corre!”.  Pero ya no me quedaban muchas fuerzas.
No quería mirar hacia atrás, por miedo a ver cómo avanzaban hacia mí, pero necesitaba saber si aún tenía alguna posibilidad de librarme de ellos.
Volví la cabeza un instante y vi que alguno se había quedado  rezagado, pero los demás seguían ahí, acortando la distancia.
Hubo un momento en que estuve a punto de rendirme. Estaba agotado y sólo quería dejarme caer, abandonar. Pero la voz me dijo: “Si te han de cazar, que te cacen, pero no te entregues tú mismo”.
Así que hice un último esfuerzo, no sé cómo, y conseguí distanciarme algo más, un par de zancadas que podían ser vitales.

Entonces me caí, me hice daño, y al mirar al suelo me eché a llorar. Miré hacia atrás otra vez y través de las lágrimas los vi llegar, pero ya no importaba. La medalla de oro  era mía. 


💦💦💦


La página cien

En una revista literaria Nicolás encontró una especie de juego: “Coge el libro que tengas más a mano. Ábrelo por la pagina cien. La primera frase que leas marcará el resto de tu vida”.
—Menuda tontería —pensó.
Pero la curiosidad lo había atrapado sin que él se diera cuenta, de modo que al cabo de unos minutos se encontró con que la tontería no se le iba de la cabeza. Así que acabó alargando la mano hacia la estantería que tenía al lado, y sin mirar, dejando trabajar al azar, como tiene que ser, cogió el primer libro que tocó.
Lo abrió por el final, sin querer reconocer que estaba realmente ansioso por saber qué  le deparaba la página cien.
Lo malo fue que el libro que el azar le había puesto en las manos era una novelita breve de noventa y nueve páginas.



borders flowers


23 comentarios:

Macondo dijo...

Muy buenos los tres. Me han encantado. Quiero más.

*entangled* dijo...

El microrrelato debería constituir un género literario por derecho propio. Es un desafío ver cuánto puede reducirse un texto sin que deje de ser un relato. Por tu parte, has demostrado en varias ocasiones que esa habilidad se te da muy bien.

Mi único experimento en ese aspecto creo que ha sido este, pero no he insistido porque creo que, en un microrrelato, el lector no tiene materialmente tiempo de ponerse en situación. Para cuando ha entrado en la narración, ésta se termina. Por eso prefiero elaborar un poco más los textos. Pero como en todo, es cuestión de gustos y temperamentos. y tus microrrelatos salvan con limpieza los límites de espacio y tiempo.

Saludos.

TORO SALVAJE dijo...

Los tres me han gustado mucho.
Especialmente el primero.
Está muy bien construido y llega como un misil al corazón.

Triple aplauso para ti.

Besos.

Sara dijo...

Hay que tener una sensibilidad especial para escribir una cosa como el primer microrrelato. Es triste y humano. Me ha encantado. Pero el último, te lo digo en serio, me ha puesto los pelos de punta... Magníficos los tres. Un gran regalo de Halloween.

Besos.

Chaly Vera dijo...

El primero me gusto mucho

Besos

Rick dijo...

El primero, que al principio parece muy propio para el día de Diofuntos, resulta al final un cuento triste aunque está conseguido el efecto de lo inesperado. Para compensar has colocado perfectamente el segundo, para quitarnos el sabor de boca un poco amargo con otra sorpresa pero esta vez agradable. Y el tercero ya podría parecer de la escuela argentina, o algo así.

Muy logrados los tres. El microrrelato parece el pariente pobre de la Literatura, pero muchos pensamos que resulta tremendamente difícil hacer una síntesis con vida propia en un espacio tan corto. No creo que unos estilos sean de más o menos categoría que otros: depende del tipo de escritor, simplemente. De lo que él quiera buscar.

Ángeles dijo...

Muchas gracias, Macondo, me alegra mucho que te hayan gustado.
A ver si hago más :)


Estoy de acuerdo, *entangled*, y por suerte cada vez se tiene mejor consideración del microrrelato como forma literaria. Aunque hay que tener en cuenta que no cualquier “microtexto” es un microrrelato, que respecto a eso se produce confusión también.

Y en efecto, el lector no tiene tiempo de “entrar en la historia”, porque precisamente se trata de eso, de contar sólo lo esencial, pero que al mismo tiempo sea suficiente para que el lector “sienta” lo demás, lo que no se cuenta.

He visto tu “experimento”, y te animaría a que experimentaras más. Pero en fin, como dices, es cuestión de gustos, y sobre todo de encontrarse cómodo en el formato.

Muchas gracias por tus reflexiones y tus amables palabras.


Muchas gracias, Toro, eres muy amable y es muy bonito lo que dices.

Besos.


Muchas gracias, Sara, me alegra mucho que te haya gustado el primero, y también que el último te haya dado susto, jeje. Y me ha gustado que los veas como un regalo :)

Besos


Gracias, Chaly, me alegro mucho,

Besos.


Muchas gracias, Rick, por tu valoración.

En efecto, si el relato se considera el hermano pequeño -o menor- de la novela, el microrrelato imagínate dónde puede quedar. Pero, como señalas, no se debería juzgar un género, un formato, etc, en función de los otros, pues cada uno tiene sus características propias, sus requisitos técnicos y sus valores. Y por supuesto, lo que importa es que el texto, sea del tipo que sea, transmita algo al lector, una emoción, un idea, un pensamiento.

Thank you!

guille dijo...

Miedo, lo que se dice miedo, no he pasado.

Pero he disfrutado a mogollon.

El primero nos recuerda que hay quien no tiene un día a día fácil.

El segundo; hay que decirle al ganador de la medalla de oro que mirar para atrás es una de las formas usuales de perderla. Y que no llore, que es el que ha ganado.

El tercero está de suerte, le espera una vida infinita ya que hasta que al escritor se le ocurra llenar una página mas, la vida del lector está en blanco y tiene que ir llenándola de aventuras por su cuenta. Vaya, como todos.

Muy buenos los micros, deberías regalarnos mas asiduamente perlas como estas.

Metalsaurio dijo...

Me encantan el segundo y el tercero. Un aplauso: ¡plas, plas, plas! :D

Muy lograda la sensación de angustia en el segundo y totalmente imprevisible el giro cómico final, que me encantó :)

Reconozco que el tercero me transmite cierto miedo...los leí anoche y hasta ahora no me he atrevido a leer la página 100 del libro que estoy leyendo, jeje! :) Estupendo también el final, muy sorprendente.

Un saludo!

Ángeles dijo...


Qué bien, Guille, me alegro mucho de que hayas disfrutado, aunque no hayas pasado miedo :D

En efecto, ésa es la idea del primer relato, y que nunca sabemos qué hay detrás de cada puerta, de cada vida.

En el segundo, el ganador llora precisamente por eso, porque ha ganado. Bueno, y porque se ha dado un trompazo importante, eso también. Hay alegría y dolor al mismo tiempo, como tantas veces en la carrera de la vida.

Y en cuanto al tercero, me ha sorprendido tu visión optimista de la situación. Así no me extraña que no hayas pasado miedo :D

¡Muchas gracias!


Me alegra, Metalsaurio, que hayas visto esa angustia en el segundo, aunque el giro final no lo veía yo como cómico, jaja, sino simplemente como la revelación del “trampantojo” que pretende ser todo el relato. Pero me gusta que haya interpretaciones diversas.

Y en cuanto al tercero, también me alegra que te haya dado un poco de miedo, jeje, y de sorpresilla.

Muchas gracias por tus palabras.
¡Saludos!

Conxita C. dijo...

Hola Ángeles
Creo que el microrelato es algo realmente muy complicado. Respecto a los tuyos, decirte que me han gustado los tres pero especialmente el primero y no sé si tocaba, a mi me ha provocado ternura, ese ser diferente que por una vez se siente bien encajando porque lo que quiere es que lo vean "normal" como si ese normal no fuera cada vez ser más raro. Somos muy injustos con aquello que es diferente.

El tercero me ha hecho pensar que con esto del ebook no sé en qué página estoy nunca jajaja y mira que el pobre prota quedarse en la 99 ya es o buena o mala pata, porque al final lo que tenga que ser, será.

Besos

Manuela Fernández dijo...

No sabría decir cuál me ha gustado mas. Los tres ¡¡¡¡

Marisa C dijo...

Enhorabuena, querida Ángeles. Cada uno de estos microrrelatos nos enseña una cosa diferente. Pero el último es el que más me ha llamado la atención; me ha dejado una inquietud saltando en el estómago: ¿Su vida no llegará a esa página 100? En fin... Gracias de nuevo por sorprenderme siempre. Abrazos.

Ángeles dijo...

Me alegro, Conxita, de que el primero te haya provocado ternura. Es un sentimiento que, al escribir el relato, yo misma tenía por ese personaje que está tan solo y que anhela ser normal, ser uno más de sus congéneres.

En el tercero, ya que se supone que son historias de miedo, jeje, la idea es que el personaje se angustia al ver que no hay página cien, porque aunque diga que la cosa le parece una tontería, en el fondo cree en ello más de lo que quisiera. Pero si algunos le veis un significado positivo, a mí me parece una opción estupenda (y al personaje seguro que también :D)

Besos.


Hola, Manuela, muchas gracias por venir y por dejar tu comentario. Me alegra mucho que te gusten los tres :)


Muchas gracias a ti, querida Marisa, por tus amables palabras.
Inquietud, por cierto, es una palabra que le va muy bien al tercer relato ;)
Abrazos.

JuanRa Diablo dijo...

¿Hasta dónde puede uno aproximarse al miedo sin caer en él? ¿Hasta asomar las puntas de los zapatos por el precipicio? :p

Geniales los tres relatos, Ángeles. Mi favorito es el primero, porque me ha inspirado ternura la imagen de ese pobre "monstruo" de piel color aceituna aliñada (¡qué bueno!) que solo en Halloween se siente normal.

El segundo es un auténtico "piensa mal y NO acertarás". Aunque lo cierto es que hay gente tan competitiva que podría llegar a ver a sus rivales como una jauria peligrosa.

Y el tercero... jaja. El pobre Nicolás se quedó sin frase que marque su destino. ¡Pero lo tiene merecido por incrédulo!

MJ dijo...

Gracias por regalarnos estos microrrelatos. Son estupendos.
Te va a extrañar varias cosas de lo que voy a decir ;-) Sabiendo lo miedosa que soy... no me han dado miedo.
¡Uy! Seguro que mi explicación es más larga que los microrrelatos...

El primero me ha parecido muy tierno, esos niños disfrazados la noche de Halloween pidiendo caramelos que se encogen un poco al ver al habitante de la casa donde llaman, pero con esa inocencia infatil piensan que es otro disfraz el del pobre hombre que se siente tan solo y tan poco normal... Pero ¿qué es normal? Es un poco como la piel, que está la piel mixta, la piel grasa, la piel seca y la piel normal... y según los dermatólogos la normal es la menos frecuente... Entonces ¿por qué se llama normal?
Me alegro que a la mayoría de los lectores le haya parecido sorprendente porque yo, no sé porqué, me esperaba que fuera un monstruo de verdad...

El segundo sí que me ha sorprendido. No me esperaba el final para nada. No me ha dado miedo, pero sí un poco de angustia, eso de que le estuvieran persiguiendo, porque como manejas tan bien el lenguaje y la intriga, no te imaginas que es una carrera.

Y el tercero es el que más me ha gustado. Cuando lo estaba leyendo, estaba recordando esa costumbre antigua de abrir la Biblia al azar cuando tienes una preocupación y en la primera frase que leas se supone que encuentras un consejo o un consuelo... Lo he hecho un par de veces y, no sé si será casualidad, pero me dio resultado. Y al leer el final de "la página cien" he soltado una risita. Sí, sí, una risita, porque yo soy pesimista, pero no he encontrado nada triste o angustioso en que el libro no tuviera página cien, no he pensado que Nicolás no llegaría a la página cien de su vida hasta que he leído a los compañeros que han escrito más arriba. Mi primer pensamiento es que era una burla del destino y que esa página cien la tenía que escribir él por si solo, sin "pistas".

Ángeles dijo...


Muchas gracias, JuanRa.

Tu visión del segundo relato, la vida como una competición, es interesante. Pero lo más interesante es cómo cada uno ve un significado o una sugerencia diferente en los cuentos. Eso me congratula.

¿Tú crees que Nicolás era un incrédulo? A mí más bien me parece que creía más de lo que él mismo quería reconocer. De ahí el miedito, jeje.

”¿Hasta dónde puede uno aproximarse al miedo sin caer en él? ¿Hasta asomar las puntas de los zapatos por el precipicio?” Esto podría ser el inicio de una historia bastante inquietante. Piénsatelo.


Muchas gracias, MJ, eres muy amable.
Me alegro mucho de que te hayan gustado las historias, a pesar de lo miedosa que eres ;)
Bueno, yo sé que estos cuentos no dan miedo realmente; eso es muy difícil de conseguir, y yo sólo aspiro a sugerir una idea o sensación de cierto desasosiego. Así que si, como dices del segundo, has sentido un poco de angustia, me quedo encantada :)
En cuanto al tercero, ya ves que sois varios los que lo habeis visto con una perspectiva optimista o positiva, que a mí no se me había ocurrido. Y está muy bien.

Gracias por tu comentario y por esa aportación sobre la Biblia.

Soros dijo...

De los tres cuentos el que más me ha gustado ha sido el primero, después el tercero y, luego, el segundo.
Porque cuando una persona poderosa queda en evidencia como un verdadero "monstruo" todos los días de respeto que gozó se pierden en uno solo día. (Justo al revés que en tu cuento)

Ángeles dijo...

Gracias, Soros, me alegro de que te hayan gustado.
El respeto hay que ganárselo, y una vez ganado, mantenerlo. Perderlo es más fácil y duradero.

Javier CF dijo...

Me han gustado los tres, algo más el primero. El que más intranquilo me ha dejado ha sido el tercero, que marque tu vida una página que no existe cómo se interpreta: tu futuro lo escribes tú o no tienes futuro... Más vale no jugar a estos juegos ;)

A ver si te animas y nos muestras en más ocasiones tu vena escritora.

Ángeles, gracias por la entrada.

Ángeles dijo...

Me alegra mucho, Javier, que te hayan gustado, y sobre todo de que el tercero te haya dejado "intranquilo", jeje. Mi intención era que resultase así, un poco inquietante, por lo menos para el personaje, claro :D por eso sólo había pensado en la segunda opción de las dos que planteas. La primera no se me había ocurrido, pero con esa perspectiva con que lo habeis visto algunos lectores, ahora el relatillo me parece más interesante a mí misma.

Venga, voy a ver si soy capaz de hacer más :)

Gracias a ti.

Ivan Lukman dijo...

Hermoso el primer cuento, lindo para contarselo a los mas pequeños

Besos, te leo

Ángeles dijo...

Hola, Forbidden, gracias por tus amables palabras.
Espero seguir viéndote por aquí.

Besos.