martes, 18 de agosto de 2009

Premios Gamba 2009. Esto es un no parar

Como era de esperar, el diablillo de las frases tontas no descansa en verano, y es fácil encontrar en los medios una buena colección de expresiones desafortunadas, desatinos léxicos y desaciertos de redacción. En fin, lo que se viene conociendo como metidas de gamba de diversa profundidad.


En la época estival el oyente o el lector de periódicos se retrepa en el sofá, aturdido por los calores, y pone la tele esperando quedarse dormido, confiando en la modorra generalizada que cunde en el país.
Pero resulta que no gana para sobresaltos, porque puede escuchar, por ejemplo, que Jesús Vázquez, en su lugar de veraneo ha coincidido con su compañero y futuro padre, Risto Mejide.
O sea, ¿Risto Mejide es el futuro padre de Jesús Vázquez?
Cosas veredes, Sancho amigo…

También se sorprendería mucho quien escuchara, así, de pasada, en el letargo de la sobremesa, que unos vecinos de Granada se las apañan para achicar sus casas.
Qué raro que alguien intente achicar su casa, ¿no? Y desde luego, ¿cómo se las apañan para tal menester? ¿Apretando por los lados?
Pero no era eso, claro. Es que había caído una tromba de agua la noche anterior y lo que intentaban era achicar el agua que había entrado en las casas.

En el diario Sur nos informan de que el actor Larry Hangman se encuentra en Marbella para intervenir en el rodaje de una serie de televisión, y leo : Ayer rodó a lomos de un yate en Puerto Banús.

Yo creía que en un yate uno iba a bordo, suponiendo que un yate es un barco. Pero se ve que no, que un yate es alguna raza de caballo. O de burro.

Hay casos en los que se debería poner especial atención en lo que se dice y tener un miramiento singular para no meter la pata, por respeto a los interesados. Me refiero a los casos de noticias trágicas.
La semana pasada, en un telediario, decían que se ha encontrado el cadáver de una mujer, en la oficina que limpiaba con una bolsa en la cabeza.Con lo fácil que es construir una oración al derecho, qué empeño ponen algunos en hacerlas al revés.


Pero hay casos peores de resbalones lingüísticos en contextos dramáticos: hubo a principios del verano un incendio horroroso que causó la muerte a varios bomberos. Uno de ellos pasó varios días en estado muy grave, y una reportera, a la puerta del hospital, nos dice que el paciente ha sufrido un fallo multiorgásmico.Eso es meter la pata y lo demás tonterías. En qué estaría pensando esta reportera, me pregunto.
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Ahora, una de estilo y diseño: en un programa de decoración, una señora experta en la materia da consejos sobre qué tipo de luces y lámparas utilizar según nuestros gustos y necesidades. Y nos dice que podemos utilizar una iluminación matizada para crear ambientes acogedores, y que si queremos una estancia con más luz, tendremos que utilizar una iluminación que ilumine.
Sin duda, una idea luminosa.
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Y ya puestos a redundar, también nos hemos encontrado con excesos como:
-fue apuñalado con un arma blanca (digo yo que la noticia sería que hubiese sido apuñalado con una pistola, que sería lo difícil);
-el detenido tiene antecedentes previos (como deber ser, porque tener antecedentes posteriores es que no se puede);
-a las 18'30 de la tarde (¿acaso existe las 18'30 de la mañana?)
-un vendaval de viento (pues sí, y a lo mejor incluso llovió lluvia).
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Así son las cosas, y así se las hemos contado.

viernes, 7 de agosto de 2009

Amigas

Hace años, siendo yo adolescente, una vecina nos habló de una amiga suya. Se conocieron de niñas, en la escuela, y treinta años después seguían conservando su amistad.
Nuestra vecina no había seguido estudiando una vez terminado el colegio. Estaba casada desde muy joven y tenía dos hijos. Su vida consistía en atender a su familia y su casa.
La otra sí estudió. Primero el bachillerato y luego música. Tocaba el violín en una orquesta clásica internacional. Era soltera y viajaba con la orquesta dando conciertos por toda Europa, llevando una vida cosmopolita y emocionante.

Dos vidas completamente diferentes, como se ve. Y a pesar de todo, seguían siendo amigas y se veían siempre que tenían ocasión.

A mí me sorprendió, y me pareció admirable, que aquellas dos mujeres conservaran su amistad, pues no parecían tener nada en común. Sus circunstancias eran como la noche y el día y además una de ellas pasaba la mayor parte del año fuera del país. Comprendí que ni el tiempo, ni la distancia, ni la condición social, económica o cultural, pueden romper los lazos de una amistad verdadera, lo cual me llenó de optimismo y esperanza.


Y comprendí también que para conservar a una persona a nuestro lado, lo principal es la voluntad, el querer realmente que esa persona siga con nosotros, esté donde esté y pase el tiempo que pase. Del mismo modo que decimos “dos no se pelean si uno no quiere”, podríamos decir que dos no son amigos si uno de ellos no tiene suficiente interés.

Pero lo que más me sorprendió de esta historia de amistad fue que las dos decían envidiar a la otra. La madre de familia envidiaba la vida mundana, socialmente plena y llena de satisfacciones profesionales, de su amiga. Envidiaba su cultura, sus amistades, sus viajes y sus aplausos.
La violinista, por su parte, envidiaba la estabilidad sentimental de nuestra vecina, su vida hogareña y su contacto permanente con la familia.

Y esto me llenó de intranqulidad y preocupación, pues comprendí, o más bien intuí, que estamos hechos de insatisfacción, de deseo permanente y de anhelo. Me pareció que el ser humano nunca se conforma con lo que tiene, por muy afortunado que sea, y que siempre nos parece mejor lo que tiene el otro.

Con el tiempo comprendí que quizá ese deseo constante de otra cosa es el impulso que nos hace seguir adelante; que el afán de conseguir lo que no tenemos es lo que nos empuja a lograr metas.
Más adelante pensé que la insatisfacción permanente es igual de negativa, o peor, que la falta total de ambición.
Por suerte, después supe que todo tiene un término medio, en el que, según dicen, está la virtud.

El caso es que creo que la historia de aquellas dos mujeres la he guardado siempre, de manera inconsciente, como un resorte que me avisa, un dispositivo que me recuerda esa tendencia que tenemos a la insatisfacción, a querer estar aquí cuando estamos allí y viceversa; a desear lo que no tenemos y a olvidar su valor una vez que lo conseguimos. Y gracias a ese resorte estoy alerta...
Y quizá por eso la mayor parte del tiempo yo soy feliz, pues creo que sé apreciar el valor de cada momento, disfrutar lo que tengo y seguir valorando aquello que consigo, por mucho tiempo que pase.

Por eso espero que la violinista y la madre de familia hayan sabido apreciar siempre el valor de lo que cada una tenía, incluida su amistad.