domingo, 23 de julio de 2017

Tres historias de amor aproximadamente


 Repitiendo aproximadamente

Quería la misma habitación que la vez anterior. Quería repetirlo todo: la ciudad, el hotel y la habitación. Iba a repetir aquel viaje tres años después, pero esta vez sin su mujer. La vida a veces es cruel, ya se sabe, pero otras veces nos compensa con momentos de esplendor.

Al entrar en la habitación sintió que ella lo acompañaba esta vez también. Pero fue sólo una sensación momentánea. Sonrió. 
Dejó la maleta en cualquier sitio y se tumbó en la cama. Sin quitarse los zapatos. Volvió a sonreír.
Después llenó la bañera y se bañó en espuma: por fuera, de violetas; por dentro, de la cerveza del minibar.
Se tumbó de nuevo en la cama, esponjoso, y encendió la televisión, el canal de deportes. Y el servicio de habitaciones le trajo su cena de capricho.
Esta vez sí. Esta vez no había nadie dándole instrucciones todo el rato. Nadie prohibiéndole todo lo que a él le apetecía. Nadie quejándose por todo.
Levantó la copa de vino y dijo: “Por mí. Por fin”.

                                                                   
                                                                    💦💦💦


Así pasan las cosas

-Mira, Paco, esos dos.
Paco no mira ni dice nada.  Está sentado en un banco del paseo marítimo, sin levantar la vista del periódico. Su mujer, a su lado, observa a una pareja de jóvenes. Están sentados en el murete, espalda con espalda, tecleando con los pulgares sin levantar la vista de sus teléfonos.
-Fíjate, Paco. Yo no sé para qué van juntos...
Paco no responde ni levanta la vista.
-Ahí están, sin mirarse, sin hablarse… 

La mujer sigue observando a los jóvenes en silencio. Paco sigue leyendo el periódico.
Los jóvenes siguen tecleando:
-Qué pasada el concierto de anoche... -escribe ella.
-Sí, pero, ¿cuánto crees que nos durará la afonía?


 💦💦💦


 Corazón de piedra

-Pero, ¿le has hablado de tus sentimientos? ¿Estás segura de que lo sabe?
-Se lo he dicho todo. Le he dicho lo que representa para mí; que es la primera vez que siento algo así; que es el ideal con el que yo siempre había soñado… Pero no reacciona. Como si no me oyera.
-¿Tan frío es?
-Sí, muy frío. De piedra. Lo noto sobre todo cuando intento abrazarlo. Es que no se inmuta.
-Y si es tan frío, tan insensible, ¿cómo puede gustarte?
greek ancient art male statue-Tú lo has visto: es perfecto. El único defecto que tiene es esa falta de sentimientos.
-Sí, pero menudo defecto.  La belleza física no vale nada si debajo no hay algo más.
-Es que yo estoy segura de que sí hay algo más. Por eso lo sigo intentando. Llegará el momento en que se conmoverá, se ablandará, y se manifestará todo lo que yo sé que tiene dentro.
-Me recuerdas a aquel muchacho griego, ¿cómo se llamaba? Él consiguió lo que quería.
-Ah, sí, Pigmalión. Pero es que él tuvo ayuda de los dioses.
-Claro, así cualquiera.

                                                                         💦💦💦


(Aquí, otras historias)


martes, 11 de julio de 2017

Te propongo una cita


Como ya he comentado aquí otras veces, yo soy de esos lectores que subrayan o señalan párrafos y frases de  los libros. Unas veces los señalo porque me gustan  estéticamente, porque me parecen frases construidas con especial belleza, o tino u originalidad. Otras veces, porque son reflexiones que me resultan interesantes, bien porque nunca había pensado en el asunto de que se trate, bien porque el pensamiento que refleja el autor coincide con el mío propio (aunque yo nunca hubiese sabido expresarlo con el mismo acierto).

“Las palabras se encadenan, se ajustan unas a otras, no hay que perder el tiempo amoldándolas; seguramente hacía tiempo que se preparaban para un gran momento, y cuando aparecieran, como las imágenes de un sueño, surgirían de pronto y cobrarían sentido, convertidas en imágenes y frases […] El significado de las palabras no es sólo lo que significan sino el ámbito que iluminan. Uno se pone en marcha en la oscuridad iluminada por unas pocas palabras…”
 Sándor Márai. La extraña (1934)

El caso es que también me gusta, cada cierto tiempo, repasar (o releer) los libros que ya he leído, y volver a fijarme en los pasajes que en su momento señalé.
Algunas veces me encuentro con esos pasajes por sorpresa: no los recordaba y el tenerlos destacados dentro del libro me permite recuperarlos y volver a disfrutarlos.
Otras veces, al contrario, recuerdo un pasaje, la idea que allí se trataba, y voy directamente en su busca para deleitarme de nuevo con esas certeras palabras.

“Por primera vez en la vida atisbaba la horrible cuestión de la inutilidad de los sacrificios personales. Hasta entonces ni se le había pasado por las mientes poner en duda los principios heredados que había regido su vida. Pensar en el beneficio de los demás antes 
que en el suyo propio le había parecido natural y necesario, porque había asumido 
que eso implicaba la consecución de ese beneficio. Ahora se daba cuenta de que renunciar a las alegrías de la vida no garantiza la transmisión de esas alegrías a aquellos 
por quienes se ha renunciado a ellas.”

Edith Wharton. Las hermanas Bunner (1892)

El verano pasado compartí aquí con ustedes unas cuantas citas literarias que había releído en esos días, y, como les comenté entonces, cada una de ellas me había hecho pensar, de forma casi inconsciente,  en una persona determinada. Es decir,  fui asignando cada cita a una persona en particular, ya fuese de mi entorno real o de mi entorno virtual. Aunque esta diferenciación –dicho sea de paso- me parece un poco innecesaria,  porque para mí el entorno virtual es tan real como el que llamamos real. ¿O es que acaso ustedes no son personas de verdad?

“El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de ya no verlo. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, 
y hacerlo durar, y darle espacio.”

Italo Calvino. Las ciudades invisibles (1972)

Volviendo a nuestro asunto, hoy vengo a proponerles lo mismo que en aquella ocasión: que cada uno de ustedes me diga, si le apetece, cuál de las citas que traigo hoy le parece más interesante, más bonita o más afín a su pensamiento. Así veré yo si hay coincidencia entre la que cada uno elige y la que yo le he asignado previamente según lo que me ha dictado mi intuición.

  
“[…] algunos días son un tesoro. No muchos, pero creo que en casi todas las vidas existen unos pocos. Aquél figura entre los míos, y cuando me siento triste, cuando el mundo 
se me viene encima y todo parece sórdido y cutre […], evoco aquellos momentos, 
aunque sólo sea para recordarme que la vida no siempre es un juego de embaucadores. 
A veces los premios son reales. A veces son tesoros.”

                                                                                                                 Stephen King. Joyland (2013) 


Quizá quieran elegir más de una cita, así que adelante,  porque en realidad yo también he asignado más de una cita a una misma persona y una misma cita a más de una persona.

Espero que les apetezca este pequeño entretenimiento veraniego y les gusten las citas.
Gracias.
  

“[…] no había nadie en el pueblo que pudiera enseñar a los niños que la realidad no es sólo lo que el ojo ve, lo que el oído oye o lo que la mano puede tocar, sino también lo que está oculto al ojo y al contacto de los dedos, y que se revela a veces, sólo un instante, a quien busca con los ojos del espíritu, a quien sabe escuchar con los oídos del alma 
y tocar con los dedos de la mente.”

Amos Oz. De repente en lo profundo del bosque (2007)

“Todo en este mundo viene a parar en simple nimiedad, y el hombre que por voluntad de otros, sin seguir sus inclinaciones o su propia necesidad, se consume trabajando por el dinero o por los honores, será siempre un loco.”
J. W. Goethe. Werther(1774)
 
“La idiotez y la ignorancia de los hombres con los que tratamos sin cesar no sirve más que para agrandar en nuestro espíritu el valor de aquellos que tuvieron el coraje de su originalidad y que han desaparecido incomprendidos, avergonzados y ridiculizados por la multitud de los imbéciles.”

Octave Uzanne. “El infierno del caballero de Kerhani” (1884)

“Vivimos en una escala ascendente cuando somos felices, y una cosa lleva a otra en una serie interminable. Siempre hay un horizonte nuevo para aquellos que miran hacia delante. […] Ser verdaderamente felices depende de cómo empezamos y no de cómo acabamos, de lo que queremos y no de lo que tenemos. Una aspiración es una alegría eterna.

 Robert Louis Stevenson. “El Dorado” (1878)
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