martes, 24 de febrero de 2009

En observación

Unas pequeñas llamitas han aparecido entre el verde.
Apenas se ven, pero su brillo y su fulgor avisan de la llamarada primaveral que surgirá pronto en mi balcón.

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Hacemos fotos para no olvidar los momentos. Pero luego, cuando los queremos recordar, esos momentos no se presentan.
Lo único que viene a la memoria es una imagen cuadrada. No recordamos lo vivido, sólo recordamos la foto.
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Con frecuencia el ser humano se aferra a la vida como si no tuviera otra opción. Como si estar vivo fuera la única manera de existir.
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Cuando algo sale bien decimos "Gracias a Dios". Sin embargo, cuando algo sale mal no decimos "Por culpa de Dios".
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Observo a las gaviotas que van sobrevolando la plaza.
Después se posan en las cornisas, las azoteas y las grúas.
Normalmente nos ignoran, pero a veces miran hacia abajo y al vernos se ríen a carcajadas.






lunes, 2 de febrero de 2009

Presentaciones impresentables


Todo aquel que utilice el correo electrónico y que tenga un par de amigos o conocidos, recibirá constantemente presentaciones de PowerPoint de variado carácter. Unas son colecciones de fotos de animales, de paisajes, de flores, muy bonitas, algunas de ellas acompañadas de mensajes bienintencionados, muy new age; otras son para meter miedo a la gente, como ésas que informan de lo malo que es tomar refrescos de cola, o chicles o filetes a la plancha…; hay también colecciones de chistes machistas y feministas, para que cada cual elija; otras te amenazan con las penas del infierno si no reenvías la cosa a muchocientos usuarios… En fin, para todos los gustos y disgustos.

Últimamente parece haber un nuevo género de presentaciones, que podríamos denominar 'reivindicación de lo andaluz'. En éstas abundan las zafiedades, las expresiones chabacanas y las incorrecciones gramaticales y léxicas. Todo ello, por supuesto, intencionadamente y con el objetivo de resultar divertidísimo y muy étnico, muy racial, muy nuestro. Ole.

Los andaluces nos hemos quejado siempre de ser considerados como los payasitos de España, y de que en las películas, las obras de teatro, los programas humorísticos y las series de televisión, el personaje cómico sea siempre andaluz: la chacha dicharachera y gritona, andaluza; el obrero inculto y atontao, andaluz; el pobre hombre humilde y mendicante pero con una grasia que pa qué, andaluz.
Eso a algunos nos molesta mucho, porque en Andalucía hay de todo, como en el resto de este mundo facundo. Ni más ni menos.


Ahora las instancias políticas y sociales se preocupan mucho por hacer ver al resto de la humanidad que Andalucía es una tierra moderna, tecnológica, culta y glamurosa, que nada tiene que ver con los tópicos que nos presentan como gentes sin conocimiento y holgazana; gente basta, vociferante, malhablada y cómica.

Pero, hete aquí que hay andaluces a los que parece que les gusta ese papel de incultos y paletos; andaluces que se empeñan en que se siga teniendo de nosotros esa imagen tan zarrapastrosa y arrabalera; encantados de mantener viva la idea de que los andaluces no sabemos hablar ni escribir. Y, orgullosos de ser azín, hacen presentaciones reivindicativas, presumiendo de que hablamos peor que nadie y a ver quién es el guapo que nos entiende, ea.


Y es que si  catalanes,  gallegos y vascos reivindican sus  lenguas respectivas, nosotros no vamos a ser menos. Y a falta de idioma propio hacemos alarde de lo bien que destrozamos el español y de las muchas palabras malsonantes que adornan nuestra salerosa charla.

Es muy triste que para resaltar nuestra identidad no se nos ocurra otra cosa que presentarnos como gente inculta, juerguista y sainetera.

Si en eso consiste ser andaluz, yo me borro.