lunes, 19 de enero de 2009

Lo hace, no lo hace


Desde hace unos pocos años vengo observando una de esas modas lingüísticas que empiezan no se sabe dónde y acaban apareciendo por todas partes, como un virus recalcitrante.

La moda a la que me refiero consiste en la utilización del verbo 'hacer' como sustituto de cualquier otro verbo usado previamente en la misma oración.
Para ejemplificar la cosa, recurro al telediario, donde se aburre una de oír cosas feas. Y más concretamente, recurro a la previsión meteorológica, donde nos acarician el entendimiento con preciosidades como Ha nevado con fuerza esta mañana y ahora mismo continúa haciéndolo; Hoy ha llovido en Andalucía y mañana lo hará también. ¿Cómo? ¿Quién hará qué? Con lo fácil que es decir que hoy ha llovido y mañana lloverá tambien. Si no es malo repetir el verbo llover. Aunque los mismos que evitan esa supuesta redundancia son los mismos que redundan como locos en cuanto tienen ocasión, y dicen cosas como Se emitió en su emisora; Nos posicionamos en una posición...
También gusta mucho últimamente el modelo Pepito Pérez se sube al escenario y lo hace para presentar su nuevo disco, cuando lo natural sería decir simplemente que Pepito Pérez se sube al escenario para presentar su nuevo disco. Son ganas de alargar la frase innecesariamente y meter con cuña el dichoso hace.

Este uso rarito del verbo hacer me huele a imitación del inglés, como tantas veces. A imitación mala del inglés malo, claro, porque en inglés tampoco se habla así. En inglés hay verbos auxiliares que sustituyen a otros para precisamente abreviar la expresión. Pero no significan 'hacer'. De hecho, no significan nada por sí mismos, sino que adquieren el significado del verbo al que sustituyen. Y esos verbos axiliares no existen en español. Al construir oraciones con estructuras que no son propias de nuestro idioma se produce un habla forzada, chocante y fea, pero que, al parecer, deja muy satisfecho al que la usa.

Con estas modas imitativas y cursilonas se transparenta la ignorancia y la catetez intrínseca de algunos medios de comunicación y de algunos que traducen textos sabiendo algo de inglés pero muy poquito español; y también se transparenta el consabido complejo de esos que creen que el español es un idioma poco chic, y que el inglés es mucho más cool.

Lo malo es que de tanto oír y leer esas cosas en la tele, en las películas mal traducidas, en los periódicos, el hablante común, el vecino, acaba adoptando esas formas creyendo que son las correctas y que así es como hay que hablar.
Un día una amiga me escribió diciéndome ...espero que no te moleste, pero si lo hace, dímelo.
Y se lo dije, claro.