sábado, 6 de mayo de 2023

Días de libro y rosas

Esta entrada se publicó originalmente en Juguetes del viento el 23 de abril de 2018.

Una vez conocí a una persona que, según me dijo, nunca había leído un libro.

No era la primera vez que oía a alguien decir eso, claro, pero en esta ocasión me llamó más la atención, quizá porque entonces yo ya era consciente de la importancia que la lectura tenía para mí.

La cuestión es que en ese momento pensé que esa persona “no sabía lo que se perdía”, como se suele decir,  porque yo estaba segura de que así era, de que no leer libros era privarse de muchas posibilidades: de aprender, de descubrir, de divertirse, de meditar, de sentir consuelo y compañía… Como dice Eugene Field en Los amores de un bibliómano:

Risa para mis momentos más alegres, distracción para mis preocupaciones, 
consuelo para mis pesares, charla ociosa para mis momentos de mayor pereza, 
lágrimas para mis penas, consejo para mis dudas, y seguridad contra mis miedos. 
Todo esto me dan mis libros…


Sin embargo, más adelante cambié de opinión. No es que ya no creyera en las bondades de los libros, sino que empecé a pensar que me equivocaba, que quienes no leían libros no se perdían nada, que seguramente esas personas encontrarían de otra forma el deleite y el solaz que otros encontramos en la lectura. Y siguiendo este pensamiento me dije que los amantes del deporte, por ejemplo, podrían pensar igualmente que yo “no sabía lo que me perdía” por no tener afición a ellos. Es decir, que cada uno disfruta a su manera y encuentra satisfacción en cosas diferentes.

Pero un tiempo después cambié de opinión nuevamente, y volví a pensar que no leer quizá sí suponga, no perder, pero sí dejar de ganar algo. Porque me parecía que otras aficiones –el deporte, la ópera, el ajedrez, la pintura, los puzzles…– implicaban una inclinación determinada y específica que como es lógico no todo el mundo siente, mientras que la lectura, me parecía a mí, era algo general, inherente al ser humano y hasta necesario.

No sé si esto tiene alguna lógica o algún fundamento científico, pero mi sensación es que sí. Porque lo cierto es que desde que nacemos nos gusta que nos cuenten cosas, nos gustan los cuentos, las historias, y sabemos que el cerebro las recibe con agrado y saca provecho de ellas. También nos gustan las películas, los chistes, las anécdotas, las canciones… que no son sino formas de contar historias. Es decir, que la esencia de la literatura -la narración de historias- es, en efecto, inherente al ser humano, un acto natural.

En los tiempos de las cavernas nuestros ancestros se reunían
alrededor del fuego por la noche. Los lobos aullaban en la oscuridad,
más allá del resplandor del fuego. Y una persona empezaba a hablar.
Y contaba una historia, para que la oscuridad no nos diese tanto miedo.

                                                            (El editor de libros. “Genius”, Michael Grandaje, 2016)
  
De manera que quizá el gusto por la lectura, por las narraciones, sea algo con lo que nacemos pero que con el tiempo muchas personas van perdiendo, como ocurre con la inocencia, el deseo de aprender o las ganas de jugar. Y en otras personas, por el contrario, no sólo se mantiene ese gusto sino que va haciéndose más completo y cabal.

Creo que no se puede dudar que la lectura de libros también nos da, aparte del regocijo personal, una visión más amplia del mundo, nuevos puntos de vista, aspectos que desconocemos de la realidad, ideas que nunca habíamos tenido y circunstancias en las que nunca habíamos pensado; y todo esto, creo yo, desemboca en un conocimiento mayor del ser humano –incluidos nosotros mismos– y una mayor capacidad de comprensión de nuestros semejantes.

Y también creo que todo esto influye en nuestro bienestar. Se dice que cuanto más conscientes seamos de todo, de la realidad en su más amplio sentido, más pesimistas nos volveremos. Y puede que sea verdad, pero creo que el conocimiento, en todo su sentido también, nos abastece  de nuevos recursos mentales y emocionales para manejar mejor esa conciencia de la realidad.

Sin duda hay personas felices e infelices, lúcidas y no tan lúcidas tanto entre quienes leen como entre quienes no leen. Pero aunque me demostrasen que leer libros no sirve para todo eso que yo creo, y que el bienestar personal no tiene nada que ver con la lectura, yo me alegro de ser lectora. Entre otras cosas, porque gracias a eso puedo compartir muchas meditaciones con ustedes. 





23 comentarios:

José A. García dijo...

Dudo que quienes no leen sepan lo que es vivir.

Saludos,
J.

*entangled* dijo...

Observo que, en tu entrada, con la que estoy básicamente de acuerdo, hablas siempre de leer "libros". Creo que, aparte del fetichismo que todos sentimos por el libro como objeto (también ocurre con los discos de música), hoy en día hay otros medios de lectura (audio-libros, e-books, Proyecto Gutemberg, internet en general), que permiten las mismas satisfacciones que las que antes, eran sólo accesibles comprando un libro en una librería. ¿O quizá eres de las que se aferran al concepto de libro-libro?

Yo compro cada vez menos libros, pero en cambio leo mucho más. ¿Qué opinas?

Saludos.

TORO SALVAJE dijo...

De acuerdo en todo lo que has expuesto.
Leer ha sido y es una constante en mi vida.
Gracias a la lectura he vivido mil vidas en una.
Y espero seguir viviéndolas hasta mi último día.

Besos.

Rodión dijo...

Yo también concuerdo, y me gusta el orden con el que expones tu reflexión. La lectura nos enriquece de muchas formas distintas, nos aporta bienestar, alimenta nuestra imaginación y también nos enseña y nos da herramientas para manejarnos mejor.

A los que la lectura nos enamoró de niños siempre nos costó entender a la gente a la que no le gustaba leer, y hemos pensado de distinta forma al respecto. Aquella ilusión por terminar las clases para ir a casa, merendar y retomar ese libro que nos tenía atrapados.

En cualquier caso, realmente difícil, casi diría que imposible, es encontrar a alguien a la que no le interese ninguna fuente de historias, ya sea el cine, las series... Y en relación también al comentario de Entangled, evidentemente una cosa es el formato de lectura y otra la propia lectura. Por supuesto, cada cual tiene sus preferencias. Yo prefiero los libros físicos de toda la vida, pero también tengo ebook y, ya que lo menciona, una serie de libros electrónicos en inglés tomados de Proyecto Gutenberg a los que apenas me he atrevido a hincar el diente por mi falta de pericia con el idioma. Os envidio a los que os manejáis con soltura en inglés.

Y como me gusta curiosear en las bibliotecas de los demás, siempre dentro del decoro, he ampliado la foto para atisbar alguno de tus títulos de literatura americana :)

Doctor Krapp dijo...

La primera vez que conocí a alguien que me dijo que nunca había leído un libro fue a una estudiante de filología cuando yo estudiaba mi carrera. Filología. Me pareció sorprendente. Lo que nunca pensé es que hubiera gente presumiendo de no hacerlo como ocurre en la actualidad.
Dos argumentos a lo Barrio Sésamo: leer se lee como nunca, leer no es contar o que te cuenten una historia
El problema es con la literatura no con la lectura. Incluso los que somos bastante fanáticos con la literatura desde niños, tenemos problemas para leer un texto que nos exija esfuerzo y tiempo.
El gran problema es que recibimos demasiados estímulos ambientales que nos está haciendo perder la atención. Es cultura del zapeo. Las cosas necesitan asentarse para que nos lleguen: atención y concentración. Si estás pendiente de los mensajes del móvil, de los asuntos del Facebook o del Twitter, si estás en el ruido de las noticias, pendiente de una serie, de un juego del móvil o tablet que te distrae, si estás en el mundo de los blogs etc...las posibilidades se reducen.
¿Hay un propósito consciente para que hayamos llegado a esta especie de superficialidad generalizada? No lo sé. Lo que aparece en este artículo es muy inquietante:
https://www.jotdown.es/2023/04/atencion-otra-victima-del-capitalismo/

En todo caso, la lectura para que los que leemos es una fuente de vida que nos permite abrirnos a las posibilidades del mundo y enriquecer nuestra propia experiencia personal sacándonos de nuestra empobrecida burbuja endogámica.

Saludos

LULU dijo...

Yo leo y escribo
Leo los carteles en el camino
El cheque me dan cuando cobro lo bueno que gano!!!!!
No leo novelitas baratas-
Me gusta la ciencia -
Y la mierda que se vive- en estos momentos en el mundo entero-
La cuestión es no patinar en la mierda- El papel higiénico está realmente caro
U gran abrazo para todos los ausentes

Cabrónidas dijo...

Dicen que cada loco con su tema. Aunque los que somos de letras quizá estamos más locos que el resto. ;)

Chaly Vera dijo...


Sabe dios las cosas maravillosas que me perdí, por estar leyendo un libro.
Comencé a leer novelas a los nueve años de edad y me perdí muchas cosas, que otros niños los compartieron con niños de su edad. A los quince años mi conocimiento era tal que la charla con los de mi edad era imposible, por lo tanto, comencé a andar con muchachos universitarios. Pueden usted imaginarse las cosas que aprendí con esos amigos. Y la brecha con los de mi edad se hizo tan grande, que me separo para siempre con los de mi generación.
Y para filosofar, tuve que abandonar a esos noveles universitarios —que eran ignorantes de las cosas de la vida—que me quede solo con quien hablar y solo los buscaba para la joda.
Me arrepiento haber comenzado a leer siendo un niño.
Y hoy sigo leyendo…

Saludos

Beauséant dijo...

No soy una persona de subirse a pedestales, me cuesta horrores sentieme superior a nadie porque el tiempo me ha enseñado lo pequeños que somos todos... pero... sí, creo que alguien que no lee se pierde muchas cosas... Todas las que has citado, sí, pero también la capacidad de ver otros puntos de vista, de verse discutido, ofendido incluso. El mundo de una persona que no lee es un mundo pequeño, muy pequeño.. no me gustaría vivir ahí ;)

Un abrazo

Anónimo dijo...

Y sin embargo, los amantes del buen Cine dicen que es el arte total, el que aglomera a todos los demás: música, pintura y fotografía, literatura...y no sé qué más me dejo. Claro que igual es demasiado completo y no deja lugar a la imaginación.
carlos

Macondo dijo...

Yo también me alegro de que me guste leer, porque gracias a ello puedo disfrutar con esos pensamientos tuyos que quieres compartir con nosotros.

Ángeles dijo...

No sé, José A. García, si se puede decir así, pero sin duda la lectura nos proporciona "otras vidas" que enriquecen y amplían la nuestra. Y ese enriquecimiento, desde luego, no puede tenerlo quien no lee.

Un saludo.


entangled, al hablar de "libros me refiero a "obras", independientemente del formato o soporte en el que las disfrutemos. Es cierto que yo sigo prefiriendo el "libro-libro", es decir, el tangible, el de papel, pero ello no es óbice para que también utilice esos otros formatos, y aprecie y disfrute su utilidad y las muchas posibilidades que ofrecen. Por ejemplo, el poder disponer de libros que de otro modo no conoceríamos o a los que no podríamos acceder, como con Proyecto Gutemberg, por ejemplo.

Y claro que leer libros no implica comprarlos. Hay quien compra muchos y no los lee todos ni mucho menos. Y quien no compra ninguno y lee muchos, pero no ahora que disponemos de tantas posibilidades, sino porque los saca de la biblioteca, como se ha hecho siempre.

Gracias.


Así es, Toro, se viven muchas vidas mediante la lectura. Y qué intensas y emocionantes resultan, eh?
Yo también espero poder seguir leyendo hasta el último día :)

Besos.


Gracias, Rodión, celebro que te haya gustado la exposición, y ya veo -sin sorpresa- que estamos de acuerdo en todo :)

Ay, me temo que no habrás podido curiosear mucho, porque la foto no es nada clara. De hecho tiene un filtro de esos, que le puse para que no resultara tan plana.
Es otra verdad, por cierto, que a quienes nos gusta la lectura también solemos tener curiosidad por las bibliotecas ajenas.

Saludos.


Pues sí que sorprende, Doctor Krapp, que alguien que no ha leído nada se decante por la filología. Y que además alardee de su ignorancia.

Es cierto lo que dices: no es lo mismo leer, en sentido estricto, que oír o ver una historia. Nuestro cerebro reacciona de maneras diferentes a diferentes estímulos, y supongo que la actividad cerebral al leer no es la misma que, por ejemplo, al oír un audiolibro. De todas maneras, yo celebro todas las formas de acceso a la literatura.

Sobre lo que dices sobre la pérdida de capacidad de atención por tantos estímulos, y sobre el tiempo, la lentitud necesaria para que se asienten en nosotros los efectos de la lectura, estoy totalmente de acuerdo, y de hecho ya hemos hablado aquí sobre eso en ocasiones anteriores. Vivimos en la sociedad de la inmediatez, de la impaciencia, del ya, y eso es contrario al hecho mismo de leer. O al menos, de leer con provecho.

En cuanto a que haya un propósito consciente, una maniobra para que nos volvamos cada vez más superficiales y frívolos, desde luego es lo que parece.
Y siempre que hablo sobre este asunto, aquí o en cualquier otro ámbito, no puedo resisitirme a recomendar la lectura de La utilidad de los inútil, de Nuccio Ordine, que posiblemente conocerás. El filósofo analiza cómo las características de la sociedad actual afectan al hábito de la lectura.

Gracias por el enlace. Leo Jotdown con frecuencia, así que este artículo me interesará sin duda.

Muchas gracias por tu comentario.

Ángeles dijo...


Un saludo, Lulu, y cuidado donde pisas :D


Cabrónidas, yo cada vez creo menos en esa distinción entre personas de letras y personas de ciencias, aunque sí creo que siempre se es más de una cosa que de otra. En cuanto a la locura, supongo que cada uno está loco a su manera, y también unos más que otros, sí.

Saludos.


Creo, Chaly, que somos muchos los que nos hemos sentido alguna vez como tú, aunque quizá lo tuyo es más extremo, y, como dice Rick en su comentario, no sé si hay algo de ficción en lo que cuentas.
En cualquier caso, yo nunca tuve ni he tenido la sensación de haberme perdido nada por haber preferido muchas veces quedarme en casa leyendo. Y desde luego jamás me he arrepentido de haber empezado a leer siendo muy pequeña.

Saludos, y que sigas disfrutando de la lectura.


Así es, Rick, creo que muchos compartimos esa experiencia de habernos sentido un poco raros entre nuestros compañeros, ajenos a ese mundo que al parecer todos ellos compartían. Aunque, como bien dices, llega un momento en que empiezas a encontrar gente con la que compartir intereses y, en efecto, se agradece.

Sobre la capacidad de concentración ante un libro de papel y un e-book, lo cierto es que existen estudios que parecen demostrar que, en efecto, no es la misma, y que el cerebro responde mejor ante el libro de papel, porque la lectura no consiste solo en "interpretar lo escrito con la vista", sino que implica a los otros sentidos, de modo que el tacto sobre todo también influye en la concentración, la implicación emocional en lo que leemos, etc.

Gracias por tu comentario.


Efectivamente, Beauséant, nadie es superior a nadie por el hecho de leer libros. La categoría moral y humana de las personas no depende de sus inclinaciones intelectuales.
Pero sin duda, leer proporciona ventajas y satisfacciones particulares que sólo se obtienen así, leyendo.

A mí tampoco me gustaría vivir "ahí" ;)

Otro abrazo.


Creo, Carlos, que has dado en la clave del asunto: el cine es tan completo que casi nos lo da todo hecho. Y supongo que por eso dicen los expertos que ver una película es una actividad mucho más pasiva que leer.

A mí me encanta el cine, ya lo sabes, pero si tengo que elegir entre ver una película y leer, creo que siempre elegiría leer.

Gracias por tu comentario ;)


Qué amable eres, Macondo :) Gracias.

Albada Dos dijo...

Sin la lectura mi vida habría siso otra, estoy segura. De Almudena Grandes me quedo con su idea. No era guapa en el colegio y le decían cosas, por supuesto no tenía pandilla de amigas de cole, pero tenía el universo que quisiera con llega a su caa y abrir cualquier libro. Ella se senía bella, rica ya fortunada por los universos infinitos que podía habitar meintras leía.

Esa es la riqueza. Un abrazo

JuanRa Diablo dijo...

En mi caso aprender a leer y gustarme leer vinieron de la mano. Me dicen que desde muy pequeño iba yo leyendo los rótulos de los comercios cuando caminaba por la calle. Luego vinieron los tebeos y tiempo después los libros de más enjundia. Y cuanto más crecía mi biblioteca más orgulloso y feliz me sentía de mi afición.

No ha sido así para todos mis hermanos y también ha resultado muy desigual para mis hijos por lo que hoy pienso que el gusto por leer es más bien una combinación genética con la que se nace o no se nace. Y no creo que influya demasiado el que los padres sean lectores para que los hijos lo sean también.

Ah, misterios de la Naturaleza...


Anónimo dijo...

Venga, va, voy a romper una lanza por los que buscan "otras vidas" y no necesitan los libros (yo no sentí la llamada de los libros hasta los 17 ó 18...)


Las películas pueden ser una alternativa. Por ejemplo, "Vivir" o la serie "Decálogo" te hacen, o al menos a mí, experimentar (y de qué manera) lo que padecen los personajes.

Las canciones también, aunque entiendo que no todas (o puede que pocas, dada la facilidad que hay para producir patatones). Por ejemplo, con las escasas (pero acertadas) pinceladas que The Beatles dan de Eleanor Rigby me parece difícil no sentir su soledad; o las contradicciones imposibles que nos amargan la vida como en Better man (Pearl Jam)

¿Y los cuadros? Requiere una exigencia mayor (o más imaginación) y, seguramente, más que una vida (que también) te identifiques con lo representado, con un sentimiento. Por ejemplo, con la solitaria derrota con este cuadro de Gerard Ter Borch https://es.wikipedia.org/wiki/Hombre_a_caballo_%28Gerard_ter_Borch%29; o temas por lo que le pueda pasar a esta mujer cuando se termine la copa https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a4/Jan_Vermeer_van_Delft_-_The_Glass_of_Wine_-_Google_Art_Project.jpg

¿Y los conocedores de la Historia? La vida real del pasado para ponerse en el pellejo de otros....



Ángeles, mucha gracias por la entrada (o por su rescate), siempre gusta reflexionar sobre los temas que traes.

Ángeles dijo...


Albada, el ejemplo que traes es muy ilustrativo. Efectivamente, los libros nos abren la puerta a muchos otros mundos y a muchas otras vidas, que con frecuencia llegan a parecernos más reales que los verdaderos.

Un abrazo.


Es verdad, JuanRa, que lo de la afición a la lectura es un misterio. Siempre se dice que los niños serán lectores si ven leer a sus padres, pero ya se ve que no es así necesariamente. Supongo que hay otros factores que influyen, para bien o para mal, como una inclinación natural, según el carácter de cada uno, o esas dichosas lecturas obligatorias de las que ya hemos hablado otras veces...

En fin, lo importante es que cada uno disfrute con lo que le guste hacer, y sería ideal que todo el mundo tuviese la oportunidad, o la suerte, de descubrir, en algún momento, el libro idóneo que le hiciera amar la lectura para siempre.


Por suerte, "Anónimo", tenemos muchas maneras de vivir esas otras vidas, como señalas. Y creo que todas esas formas, cada una con su lenguaje propio, son fascinantes. Los cuadros que mencionas, por ejemplo, son fascinantes, y de la misma forma, la música, el cine, o cualquier otra manifestación artística, pueden transmitir o inspirar toda clase de emociones, sensaciones y pensamientos. Al fin y al cabo son manifestaciones del alma humana.

Por eso no se trata de comparar unas disciplinas con otras, porque cada una actúa en nuestra mente y nuestra alma de manera única, ni de considerar más o menos interesantes o valiosos otros intereses o inclinaciones. Esta entrada es simplemente un elogio de la lectura, un homenaje a los libros y lo muy provechosos que pueden resultar. No en vano fue escrita (y ahora recuperada) en días de ferias del libro.

Gracias a ti, como siempre, por tus reflexiones.

MJ dijo...

Estoy de acuerdo contigo en todo.
Hay personas que confiesan con indiferencia no haber leído un libro nunca. De ellos pienso que lo dicen porque no saben lo que se pierden y, ni siquiera, son conscientes de que a nuestro alrededor nos están contando historias continuamente. Sin embargo nunca me he encontrado a alguien que diga que nunca ha visto una película o una serie o nunca ha escuchado música.
Pero nunca he comprendido a las personas que dicen con orgullo que nunca han leído un libro. ¿Por qué se sentirán orgullosas?
Nuestra especie ha sobrevivido contando historias a través de las cuales nos han enseñado muchas cosas útiles y nos han advertido de los peligros. Siendo niños nos leen (o leían) cuentos. Hay cosas que solo son informativas, pero otras son puramente literatura.

Sbm dijo...

Venga, va, me uno al club de los que estamos de acuerdo en algo ;-) Pues sí, totalmente de acuerdo contigo. Mi problema con las lecturas actuales, bueno, en general con todo, es que todo tiene el mismo color, el mismo tono, la misma pompa y la misma circunstancia. Luego están las modas: ahora de la edad media, ahora de intriga, ahora de buenos y malos.

Joder.

Perdón, sigo.

La reflexión del pesimismo en relación directa con el saber es tal cual. A veces me gustaría ser tan estúpido como para ser feliz :-(, pero me ha tocado ser estúpido selectivo, es decir, creo que sé, me amargo y además soy estúpido. En mi próxima vida me pediré otro personaje.

Bueno, perdona que se me va un poco la olla. Aprovechando que tú lees tanto y que seguro que conoces a gente que lee un montón, a ver si me pudieses ayudar porque estoy detrás de un libro desde hace años y me encantaría encontrarlo. Las pistas son: me lo dejaron en 1990, la portada era de un avión, no sé si era un biplano, mi memoria es débil y el relato iba sobre un piloto que se estrellaba en África y cómo se buscaba la vida para no morir. Recuerdo que se encontraba con unos pigmeos y poco más... llevo años buscando por internet por si suena la flauta, pero sólo salen sonidos como de ordenador :-(

El tema es que era un libro distinto, y tengo unas ganas de leer cosas distintas que no te imaginas...

Un abrazo y perdona el rollo ...

Juvenal Nunes dijo...

A educação é fundamental no crescimento do ser humano e a leitura, competência assegurada pela escola, contribui largamente para esse desiderato. Nunca ninguém pode dar por esgotada a sua evolução e desenvolvimento, por isso, a leitura deve estar sempre presente.
Abraço amigo.
Juvenal Nunes

Ángeles dijo...

Juvenal Nunes, gracias por su visita.
Es cierto, la lectura debe estar siempre presente, pero creo que no hay que forzar a los alumnos a leer lo que pueda estar demasiado lejos de sus intereses.

Un abrazo.


Así es, Joiel, hay libros que parecen haber sido escritos para nosotros, y cuando eso ocurre la sensación es maravillosa, ¿verdad? Nos sentimos acompañados y comprendidos de una forma emocionante.

Me ha gustado eso de que hay historias que "nos hacen apetecible la idea de seguir viviendo un día más". Es muy poético :)

Gracias por tu comentario.

Conxita C. dijo...

Hola Ángeles supongo que sabes porque otras veces lo hemos comentado que no imagino la vida sin libros, el placer de una buena lectura, la compañía de un libro, son sensaciones difíciles de explicar para aquellos que no lo han descubierto. Me ha encantado releer las palabras de ese excepcional bibliómano al que conocí gracias a tu recomendación, que lo describe tan bien.
Un beso

Ángeles dijo...

Hola, Conxita. Es cierto lo que dices, las sensaciones y el bienestar que nos proporcionan los libros son algo difícil de explicar a quien no lo ha experimentado.

Y cuánto me alegra que sigas recordando a nuestro querido bibliómano :)

Un beso.