miércoles, 22 de mayo de 2019

Mi querida aspiradora

Cuento


Estaba pasando la aspiradora cuando sonó el teléfono. Pero eso no lo supe hasta media hora después, cuando terminé la limpieza del dormitorio y volví al salón. Entonces vi el pilotito rojo que parpadeaba indicando que alguien había llamado.

No me procupó haber perdido la llamada, todo lo contrario: que el ruido de la aspiradora me impidiese oír el teléfono me pareció una circunstancia muy feliz. Porque no me gusta hablar por teléfono. Y el sonido de las llamadas me pone muy nerviosa. Y porque, en este caso además, antes de comprobar el registro yo ya sabía de qué se trataba: alguien de la oficina de empleo me habría anunciado que yo era la candidata seleccionada para el trabajo. Ese trabajo que yo no quería.

Cuando dos semanas antes me llamaron para presentarme la oferta de empleo la acepté y acudí a la entrevista correspondiente por una sencilla razón: porque no soy capaz de decir que no.  Y por esta misma razón ahora habría aceptado ese empleo indeseado si hubiese respondido a la llamada. 

A esta incapacidad para decir que no se añade  otra: tampoco soy capaz de no descolgar el teléfono si lo oigo sonar. Aunque no quiera hablar. Ni aunque vea en la pantalla que es un operador de telefonía. Ni siquiera cuando veo que es ese amigo que me llama  cada pocos días y que me hace perder el tiempo lastimosamente con sus tediosos e inacabables monólogos. Porque tengo un problema más: una vez que descuelgo, tampoco soy capaz de decir que estoy ocupada, ni de inventar alguna excusa para poner fin a la conversación. 

Creo que debería pasar la aspiradora más a menudo.


pixabay abstract



25 comentarios:

Albada Dos dijo...

Pues es un problema. Tu protagonista quiere comunicarse sólo cuando quiere, lo cual está bien, pero cuando conlleva que un amigo que llama a menudo se vea como un incordio, tal vez ha de valorar lo que considere amistad :-)

Por las aspiradoras ruidosas y sus oasis sonoros de otras fuentes . Un abrazo

Chaly Vera dijo...


Hace tiempo tomo las cosas con calma, si suena el teléfono no corro a atenderlo, si es importante volverán a llamar, si no, no. En la mañana, al mediodía y al atardecer reviso si recibí algún mensaje de la oficina —es lo único que me interesa—

Besos

Sara dijo...

Cuando una persona acaba concluyendo que tendría que pasar la aspiradora más a menudo su problema no es serio, su problema es de psiquiátrico… Me ha parecido que a tu protagonista le falta asertividad, pero eso es algo que todos ganamos con el tiempo.

En cuanto a lo dicho por Albada en su comentario (o, al menos, lo que yo he interpretado): ¿Quién desea llamar “amigo” a un ser que solo se escucha a sí mismo?

Un cuento muy psicológico, Ángeles, seguro que dará mucho que decir.

Besos.

Macondo dijo...

"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no" (Gabriel García Márquez).

TORO SALVAJE dijo...

Hubo un tiempo en mi vida que me ocurría algo parecido... y quien lo supo detectar se aprovechó de ello.
Luego aprendí a decir no.
Y he aprendido tanto que ya no me queda nadie a quien decírselo.

Besos.

la reina del mambo dijo...

Saber decir no es algo que se aprende con el tiempo.
Saludos

MJ dijo...

Un cuento interesante. Fíjate que a mí lo que más me ha llamado la atención ha sido que recibiera una llamada de la oficina de empleo ofreciéndole un trabajo... creo que es un poco ciencia-ficción, lamentablemente.

Hay muchas personas que no saben decir que no y otras tantas que se aprovechan de esa circunstancia. Pero se puede llegar a aprender a decir no, aunque cueste.

No me parece que tu personaje tenga un problema de asertividad, yo también creo que hay "amigos" que solo se escuchan a sí mismos y que utilizan a las personas. En ese caso no se les puede llamar amigos, pero es que ellos mismos se afanan e insisten en que son tus amigos...

Pues nada, como ha encontrado una solución con su ruidosa aspiradora... ¡qué siga pasándola! La casa estará muy limpia, sin lugar a dudas. También sirve el secador, ese ruido pegado a su oreja tampoco le dejará escuchar el teléfono ;-)

Rick dijo...

Vamos, que la paz y el sosiego que suele buscarse en el silencio a veces se consigue a través del ruido... Curioso.

Beauséant dijo...

a mi teléfono le he puesto sonido de conga y cuando llaman números que no conozco bailo alrededor del teléfono y de paso hago ejercicio.

Conxita C. dijo...

Decir no, a veces resulta de lo más complicado y siempre hay los que se acaban aprovechando, de momento mientras aprende (y debería aprender para vivir más tranquila) seguro que tiene la casa como los chorros del oro :D
Besos

Ángeles dijo...


Albada, es cierto que la protagonista tiene un problema, o más bien varios, pero me parece que el amigo, tanto como ella, debería considerar si eso que tienen es amistad. Yo creo que él se aprovecha de esas incapacidades de ella, y la utiliza para descargar sus monólogos.

Seguro que ella brindaría por la aspiradora :D, que le sirve de refugio.

Un abrazo.



Chaly, me parece muy sabia y saludable tu actitud.

Besos.



Pues eso creo yo, Sara, que este personaje necesita empezar ya a enfrentarse a sus miedos, no esconderse de ellos. Y menos amparándose en la aspiradora! :D

Y yo también creo que el “amigo” no es tal, sino un abusón.

Gracias!


Así es, Macondo, saber negarse a tiempo es muy importante y a veces hacen falta años de experiencia para aprender.

Gracias por la oportuna cita.



Toro, hasta cuando escribes un comentario te sale un poema :)

Gracias. Y besos.



En efecto, reina del mambo, si no se tiene esa habilidad de forma innata, hay que aprender, por la cuenta que nos trae.

Gracias por tu visita.



Gracias,MJ.

No, no es ciencia-ficción :D Yo sé de tres personas que en los últimos meses han empezado a trabajar mediante una oferta de la oficina de empleo.

Me temo que el personaje sí tiene un problema de asertividad, porque no es capaz de no contestar cuando ve que la llama el pesado. Y él se aprovecha, desde luego, y seguramente pensará que la amistad consiste en eso, en que los demás estén a su disposición.

Eso es lo único bueno de este caso, lo limpito que lo va a tener todo :D
Gracias.


Interesante forma de ver el conflicto, Rick. Ya ves, a este personaje le resulta más fácil rodearse de ruido que enfrentase a sus temores. Supongo que cada uno busca su forma de defenderse del mundo exterior.

Gracias.



Desde luego, Beauséant, no se puede ser más positivo :D

Gracias.



Pues sí, Conxita, para algunas personas es sumamente difícil decir no, y aprender a ser asertivos no es fácil. Pero creo que llegará un momento en que, como dices, empezará a practicar porque querrá vivir más tranquila y más segura. Y porque tener la casa tan limpia le resultará agotador! :D

Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Oh...

:)

Aynssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

Ángeles dijo...


:)

JuanRa Diablo dijo...

El mejor regalo que se le puede hacer a esa mujer es el de un mp4 con auriculares y un buen repertorio de canciones. Y si además mete el teléfono en un baúl podría ser la mujer más feliz del mundo.

Ahora anuncian aspiradoras ultra silenciosas. En la publicidad deberían añadir "No aptas para gente que no sabe decir no" :D

Ángeles dijo...

El problema, JuanRa, es que ponerse a escuchar música con auriculares y meter el teléfono en un baúl supondría tomar una decisión consciente, llevar a acabo acciones voluntarias para evitar oírlo; y eso es lo que no puede hacer, porque eso le haría sentirse muy culpable. Por eso confía en el azar, que viene representado por el ruidoso electrodoméstico.

Ahora, lo de la publicidad de las nuevas aspiradoras sí que sería un detallazo :D

Gracias!

María dijo...

Es importante saber decir no a tiempo, pero no siempre lo hacemos.

Besos.

Anónimo dijo...

Ay, algún día estallará la burbuja de los teléfonos inteligentes

Mientras tanto —cada vez más alejada de todo— vivo mis días con uno
sencillo de los de sms y llamadas; para oír la calidez de las voces que deseo.
No empleo ni uso de esos “smartphone” complejos, para no llevar en mis bolsillos nada más inteligente que yo

Deberían —desde pequeños— enseñarnos más a ser asertivos y resilientes. Pero, claro, están las normas (ésas determinadas por curas y demás “fajinados”, malditas y religiosas especialmente. Políticamente correctas) de obediencia que priman sobre nosotros. Pura manipulación, nada más. De ahí que la vida nos apure, más, en la segunda cualidad.
A quienes no y terminan suicidándose; desgraciadamente.

No veo problema ni psicológico, ni psiquiátrico en su personaje de usted. Pues sólo clama libertad en este mundo urbanita y excesivo.
Ciertamente, a través de su buen relato, estás tú. Es su reflejo, Ángeles, y no me equivoco "extrapolable" a todos y cada uno de los que escribimos comentarios; en mayor y/o en menor medida. Sólo sé que me encanta, que me resulta adecuado y razonable.

Gozamos de tantas comodidades y extravagancias que se nos vienen encima, a veces, ideas para luchar contra ellas. Cuanto más tenemos más nos cuesta emprender una lucha por la vida más sencilla y tratar de desprendernos de cosas; incluso de la imperiosa “necesidad autocreada” para, no, descolgar el teléfono.

Téngalo, pues, apagado y úselo sólo cuando usted lo necesite. Además, le durará más la batería.

En fin, podría disertar más sobre el tema, pero teniendo en cuenta la gran capacidad de sus otros comentaristas, estoy de sobra. Ya que todos ellos le aportan tanto y/o más en cada detalle que yo olvido.

No es una declaración de nada; pero debo decirlo: Cómo me gusta usted, cada día más. Tiene inteligencia creadora y legendaria; muy agradable. Y aún teniendo en cuenta que pertenezco a ese mundo al que llaman de la otra acera, o del otro barrio, expongo:

Qué no daría yo por tomar, con usted, aunque sólo fuera un café y oírla charlar.
Pero...ahí, se, queda.

Su personaje es usted encubierta (que "aspira" los mundanales problemas con esa máquina, a viajar más y a una jubilación tranquila) en este mundo de contaminación ruidosa y de la luminosa también; esa otra que tanto daño nos hace y que silenciosamente, poco a poco, nos mata.
A veces las amistades —empeñadas ellas en serlo por propios intereses— son peligrosas. Cuídese.

“Algún día llegará la burbuja de los móviles” y nos pillará a todos con la oreja caliente como zombis. Y regresaremos a aquel pasado de telefonillo de puertacalle:

—¿Sí, ¿quién es?
—Hola, soy Carlos, Wendy… —¿Ángeles, bajas un rato, a la calle, a jugar al balón y a las tiendas, a los médicos…?
—Ah, vale. —Ahora bajo, que estoy cogiendo pan y chocolate.

Gracias, moza :]



Anónimo Anánimo,
WendyCarlos AA

PD: Disculpas al ser extravertida en cómo pienso o hubiere ofendido a alguien, y por equivocarme, tanto, en lo expuesto.

Marisa C dijo...

Le voy a pedir la aspiradora a tu protagonista, porque sufro de sus mismos males, por partida doble: mientras me está ocurriendo lo que no sé rechazar y, después, al sentirme mal por no haber dicho que no. Un desastre vaya. Qué el envío sea urgente, por favor.

Ángeles dijo...


María Dorada, sí que es importante, pero también muy difícil para algunas personas. Es una habilidad que requiere práctica.

Besos, y gracias por tu visita.


Creo que sí, WendyCarlos, que las convenciones, la impuesta y supuesta corrección, el temor a resultar antipáticos o desagradecidos, es lo que nos impide muchas veces decir un sencillo “Gracias pero no”. Y si lo decimos, puede que el prójimo tenga el desparpajo de pedirnos explicaciones.
Todo lo cual, como dice usted, no es más que una forma de manipulación, tan establecida y tan adoptada por la mayoría que ni siquiera somos conscientes de ello la mayor parte de las veces.

No coincido con usted, sin embargo, en que el personaje de esta historieta no tenga ningún problema. No es un problema que quiera que la dejen en paz, por supuesto, pero sí esa incapacidad para manifestar su voluntad, para obrar según su criterio personal. Y también es un problema que necesite algo (el ruido de la aspiradora) que le sirva de excusa (ante sí misma) para no sentirse culpable. Necesita una buena dosis de asertividad y seguridad en sí misma.

Me alegra mucho, por supuesto, que le guste el relato, pero por suerte el personaje no es un reflejo mío. Puede que tenga algo de mí, y de mi experiencia con ciertas “amistades peligrosas”, sí, pero aquí el rasgo está llevado al extremo, con una finalidad ligeramente humorística.

Me ha gustado mucho, por cierto, esa visión metafórica suya, según la cual el personaje “aspira” los problemas. No se me había ocurrido, y me parece muy aguda.
Y el diálogo por el portero electrónico es muy gracioso :D

Gracias a usted, por su minucioso comentario y por su amabilidad.

PD: y ni está usted de sobra, ni aporta menos, ni hay nada en absoluto que disculpar.


Jaja, no sé, Marisa, me da la impresión de que no te la daría: la necesita mucho :D
Pero sin duda te comprendería y tendrías todo su apoyo moral ;)

Un abrazo.

guille dijo...

si necesita la aspiradora para ser más feliz...que la use.

Tengo una amiga a la que quiero mucho que dice "cadacua es cada cua" y no habla de los patos.

no es fácil cambiar la esencia.
No se pasa de no saber decir no a decirlo en un plis plas.

Que se proteja como quiera y sepa.

Hace tiempo que aprendí que cada persona se mueve como es, no como quieren los demás que se mueva.

Lo aprendí porque quería una invitación y quien tenía que invitarme estaba en otros problemas.
Bien por esa persona.
Yo sigo esperando.... es que soy un optimista genético.

Resumen: es mejor poner la aspiradora que hacer algo que no se desea por no saber decir n o.

Ángeles dijo...


Guille, creo que la expresión exacta es "ca cuá es ca cuá". Acabo de consultar el diccionario español-pato/pato-español :D

Efectivamente, no es fácil cambiar la esencia de las personas. Se pueden modificar los comportamientos, por fuerza de voluntad o por obligación, pero el carácter se mantiene.

Y es ideal que los demás tengan la sensibilidad y la consideración suficiente para aceptar la forma de ser o las necesidades del otro, aunque no compartan su forma de hacer las cosas.

Thank you.



guille dijo...

He consultado con mi querida amiga y me ha confirmado con tus palabras exactas lo de la traducción pato/español.

Es curioso que el personal que repite constantemente que desea que lo acepten tal cual es, luego quiera encarrilar a las enchufa aspiradoras.

Cuando elijo a alguien, elijo todo el pack (incluída aspiradora si se da el caso). Lo más que haría se limitaría a llevarle una bolsita de tila cuando la visitara.

Ángeles dijo...


Pues sí, Guille, cuando se observa con un poco de detenimiento se descubren muchas incoherencias entre lo que se dice y el comportamiento de las personas.

Por eso a veces no viene mal una tacita (o dos) de tila para sobrellevar las complejidades de la vida humana :D

Eme dijo...

Genial el cuento. Me hizo gracias la conclusión.

Por suerte hace muuucho tiempo aprendía a decir no.
Es tan liberador.

Besos.

Ángeles dijo...


Gracias, Eme me alegra mucho que te haya gustado. La conclusión pretende ser humorística, así que me alegro de que lo hayas visto así.

Y sí que es liberador aprender a decir no, ya lo creo. Es lo que le deseo al personaje de esta historia.

Besos.