viernes, 8 de febrero de 2019

Un hombre y dos burros


Seguimos celebrando los diez años de Juguetes del viento con la recuperación de algunas de  las entradas que conforman la historia del blog.
Ésta se publicó originalmente el 18 de enero de 2013.


El año pasado leí una novela titulada La librería ambulante, ("Parnasus on Wheels", 1917) de Christopher Morley.
En esta novela, que se desarrolla en Nueva Inglaterra a principios del siglo XX,  un hombre, el señor Mifflin,  viaja en un carromato tirado por un caballo. Su negocio es la venta de libros y su pasión la difusión de las ventajas de la lectura.

No hace mucho conocí la historia de otro divulgador de los  beneficios de la lectura, este de carne y hueso,  que en el siglo XXI cuenta prácticamente con los mismos medios que el de la novela, pero se enfrenta a mayores dificultades y peligros ( y eso que el bueno de Mifflin también sufre lo suyo).

En La Gloria, Colombia, una zona marcada por la violencia de grupos paramilitares y bandas de asaltantes,  un maestro de enseñanza primaria  llamado Luis Soriano va de un  lado a otro con dos burros. Uno se llama Alfa y el otro Beto,  y van cargados de libros.

Los sábados por la mañana, muy temprano, el maestro sale de casa con sus dos burritos libreros y una mesa plegable en la que ha pegado un letrero que dice “Biblioburro”.
Llega a aldeas aisladas, donde los niños tienen padres analfabetos y viven en casas en las que no hay un solo libro.

Al llegar, después de varias horas de camino a pleno sol,  abre la mesa portátil  y a continuación pone en el suelo un peculiar top manta de las letras, un picnic bibliográfico, con los libros que lleva ese día.
Los niños se ponen a curiosear. Algunos se sientan a leer allí mismo, o a escuchar leer al maestro o  a hacer los deberes de la escuela; otros se llevan algún libro en préstamo.

Un día el maestro escuchó en la radio a un periodista que hablaba sobre el libro que acababa de publicar, y le escribió pidiéndole que donara un ejemplar para su biblioteca ambulante.
El periodista, conquistado por este proyecto singular, lo dio a conocer en la radio, y gracias a esto, don Luis Soriano empezó a recibir donaciones de libros que llegaban de muy diversos lugares, y además una entidad financiera donó dinero para la construcción de una pequeña biblioteca en el pueblo.

Don Luis inició su biblioteca itinerante, hace más de una década, con los setenta libros que constituían su exigua biblioteca personal. Hoy día, gracias a las donaciones, tiene casi cinco mil volúmenes, entre libros infantiles, libros de texto,  novelas, ensayos y enciclopedias. 

Al principio muchos se reían de él al verlo pasar con sus  burros y sus libros  y lo tomaban por loco.
En una ocasión se cayó de su montura y se partió una pierna, a resultas de lo cual sufre una cojera permanente.
En otra ocasión lo asaltaron unos bandidos que, al ver que no llevaba dinero, le robaron una novela.
A lo mejor la leyeron y todo, quién sabe.

Pero ni estas desventuras ni peligros mayores, como el de la guerrilla, arredraron a este valiente, que siguió adelante con su romántico empeño y que se emociona al ver cómo los niños a los que él enseña,  a su vez enseñan a leer y escribir a sus padres.

Es muy grato saber que su humilde pero trascendente iniciativa ha ido poco a poco alcanzando reconocimiento internacional. Por ejemplo, en 2010, la CNN le dedicó un reportaje en su sección CNN Heroes; en la BBC y el New York Times también han aparecido noticias sobre el biblioburro. Existe igualmente un documental cinematográfico titulado Biblioburro: The Donkey Library, y además en otros países como Venezuela y Etiopía se están llevando a cabo proyectos similares.

El compromiso de este auténtico maestro no es sólo con la cultura y la alfabetización; es sobre todo un compromiso con el porvenir. Porque el conocimiento del mundo y de la vida que los niños adquieren a través de los libros, deriva, creo yo, en la conciencia de quiénes somos, cada uno y los demás. Y en esa conciencia probablemente está la fórmula mágica del respeto; y el respeto es, entre otras cosas, el antídoto contra la violencia.



                                      


Aquí, otros héroes libreros.

16 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Desde luego hay personas que vinieron al mundo para hacer el bien y que lo harán hasta el último día de su vida.
Todo un ejemplo de valentía, constancia y entrega.
Me ha hecho pensar en todos esos héroes anónimos que en medio de guerras, conflictos peligrosos, hambrunas, catástrofes de todo tipo están allí jugándose la vida para ayudar a los demás.

Mi aplauso para todos ellos.

Y besos para ti.

Macondo dijo...

"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo" (Eduardo Galdeano).
Preciosa y emocionante historia. Cuánta dedicación a los demás sin darse ninguna importancia, ni buscar nada a cambio.

guille dijo...

Me acabo de dar cuenta de que cuando era mas joven comentaba muy bien:

Cuando sea mayor me dedicaré a eso.

En vez de en burro iré en mi mercedes de cuarta mano.

Ahora tengo que encontrar la zona en donde desarrollar mi ardua labor.

Tiene que haber niños, carretera asfaltada y wifi para mi mientras espero las visitas

jijijijijiji

Con tipos como ese hasta los burros aprenderían a leer.

A ti te tendrían que nombrar directora redactora de los informativos de la televisión nacional

Directora porque encuentras historia constructivas.
Redactora porque las cuentas mucho mejor que esos que salen a hablar pero no saben el idioma.

Una gozada... color azul con chispas amarillas.

Supongo que ahora el azul con chispas amarillas está ya obsoleto.
Pongamos rosa.

Albada Dos dijo...

Gente pequeña paar grandes ambiciones. Qué loable el tipo,y aquí los adolescentes buscando resúmenes de libros para sus deberes de instituto, para evitar leer el libro que el profe dijo.

Contradicciones del mundo. Un abrazo

Rick dijo...

Resulta emocionante que haya personas con ese grado de bondad y sacrificio. Y para mayor mérito, suelen surgir en países "complicados" como ese. Los muy ufanos y satisfechos occidentales no estamos para perder el tiempo en esas cosas.

Y no sé qué otra cosa decir. Este tipo de maravillas suele dejarme sin palabras.


Conxita C. dijo...

¡¡¡Oh, qué bonito!!! Bien por el biblioburro y por Luis Soriano ese maestro generoso y su preciosa iniciativa de divulgar el amor por los libros. Puedo imaginar la satisfacción al ver leer sus libros y cómo debían esperarlo, porque una vez que se contagia la pasión por la lectura, se convierte en adictiva y es difícil dejar de leer.
Una historia de lo más conmovedora.
Besos

Ángeles dijo...


Es muy verdad todo lo que dices, Toro, y que haya personas así es lo que hace que el mundo merezca la pena. No sólo por lo que ellos mismos hacen, sino por cómo inspiran en los demás emoción, alegría y esperanza.

Hay que aplaudirles, sí.
Besos para ti también.


Muy oportuna la cita, Macondo, y me ha traído a la mente esa otra de Jack Querouac: “Los locos que creen que pueden cambiar el mundo son los que consiguen cambiarlo”.

Me alegro mucho de que te haya gustado la historia.



Guille, no creo que te resultara muy difícil encontrar sitios donde desarrollar tu encomiable proyecto. Hasta me parece que es más fácil encontrar lugares con wifi que sin wifi, jeje.

Muchas gracias por tus amables palabras.
Me alegro mucho de que te haya gustado.


Pues sí, Albada, hay muchos que teniéndolo todo no valoran nada ni son capaces del menor esfuerzo. Y así se inicia una cadena que es tan peligrosa como maravillosa la que inician personas que no tienen nada salvo inteligencia y corazón.

Un abrazo.


Dices bien, Rick, las personas así nos dejan sin palabras, pero con una gran emoción. Y con un poco de bochorno también, por nuestra absurda arrogancia occidental.


Sí que es bonito, Conxita. Una historia real que parece un cuento, ¿verdad?
Me alegra mucho —y no me sorprende— que te haya gustado.

Besos.

Sara dijo...

Recordaba esta historia, pero no pormenorizadamente, por lo que ahora el tiempo me la devuelve aún más conmovedora. Un hombre, Luis Soriano, humano y sobrehumano a un tiempo. ¿No será ésa la condición humana?

Muchas gracias, Ángeles, por la sutileza de tus textos.

Besos.

Ángeles dijo...


Quién sabe, Sara, si no será como dices. Porque hay personas que en verdad parecen sobrehumanas, con una especie de superpoderes que a los demás nos sorprenden y maravillan.

Gracias a ti, por tu incombustible amabilidad.
Besos.


Toro, lo mismo digo :)

Marisa C dijo...

Conocía la noticia por varios medios, pero es igual; cada vez que la escucho o la leo, me emociono, no puedo evitarlo. Me parece tan hermoso y tan heroico. Abrazos.

Beauséant dijo...

Ciertas historias tienen ese toque de realismo mágico que sólo puede suceder en aquella tierra.... por cierto, que mal suena en inglés, The Donkey Library y que preciosidad en español: Biblioburro.

Supongo que la diferencia entre los locos y los héroes es que unos no llegan nunca a puerto y otros sí...

En España, hace mucho tiempo y en otra España (no tan diferente a la actual), hubo algo parecido con el teatro:
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Barraca_(grupo_de_teatro)

No es lo mismo, pero me ha recordado, tus historias siempre me hacen tirar del hilo de la memoria ;)

Ángeles dijo...

Marisa, creo que ésas son las palabras más adecuadas para este caso: hermoso y heróico, nada más y nada menos.

Abrazos.


Beasuséant, me ha gustado tu comparación con el realismo mágico, no se me había ocurrido verlo así.
Y tu referencia a La Barraca me ha recordado a su vez a esas otras heroicidades de las que se habla en esta novela

Me alegra mucho que se produzcan estos "recordatorios" mutuos :)
Gracias.

JuanRa Diablo dijo...

La labor de este hombre es encomiable. Me encantaría escuchar los recuerdos de todos esos niños que disfrutaron de los libros que les acercó, y saber hasta qué punto les proporcionó felicidad.

Me parece una historia perfecta para novelar, y para convertir en película también.

Ángeles dijo...

Es verdad, JuanRa, sería muy interesante conocer el punto de vista de los niños, lo que ha significado el biblioburro para ellos.

Y también es verdad que es una historia muy apropiada para una película. Ya empiezo a imaginar qué director podría hacerla y qué actor me gustaría que interpretara al señor Soriano.

MJ dijo...

Me ha gustado tanto como la primera vez que lo leí y, he de decir, que este sí lo recordaba (algunos de los que reeditas no los recuerdo y por eso me alegra que los vuelva a publicar y traerlos a la memoria). Pero es que además me he acordado de que tengo "La librería ambulante" en mi lista de libros pendientes de leer...

Ángeles dijo...


Gracias, MJ, me alegro mucho de que te haya vuelto a gustar, y de que recordaras la historia. Es que es de esas que no se olvidan, ¿verdad?

Te animo mucho a que leas La librería ambulante, y si es posible, también su continuación, La librería encantada. Dos delicias :)