lunes, 23 de abril de 2018

Días de libro y rosas


Una vez conocí a una persona que, según me dijo, nunca había leído un libro.
No era la primera vez que oía a alguien decir eso, claro, pero en esta ocasión me llamó más la atención, quizá porque entonces yo ya era consciente de la importancia que la lectura tenía para mí.

La cuestión es que en ese momento pensé que esa persona “no sabía lo que se perdía”, como se suele decir,  porque yo estaba segura de que así era, de que no leer libros era privarse de muchas posibilidades: de aprender, de descubrir, de divertirse, de meditar, de sentir consuelo y compañía… Como dice Eugene Field en Los amores de un bibliómano:

Risa para mis momentos más alegres, distracción para mis preocupaciones, 
consuelo para mis pesares, charla ociosa para mis momentos de mayor pereza, 
lágrimas para mis penas, consejo para mis dudas, y seguridad contra mis miedos. 
Todo esto me dan mis libros…


Sin embargo, más adelante cambié de opinión. No es que ya no creyera en las bondades de los libros, sino que empecé a pensar que me equivocaba, que quienes no leían libros no se perdían nada, que seguramente esas personas encontrarían de otra forma el deleite y el solaz que otros encontramos en la lectura. Y siguiendo este pensamiento me dije que los amantes del deporte, por ejemplo, podrían pensar igualmente que yo “no sabía lo que me perdía” por no tener afición a ellos. Es decir, que cada uno disfruta a su manera y encuentra satisfacción en cosas diferentes.

Pero un tiempo después cambié de opinión nuevamente, y volví a pensar que no leer quizá sí suponga, no perder, pero sí dejar de ganar algo. Porque me parecía que otras aficiones –el deporte, la ópera, el ajedrez, la pintura, los puzzles…– implicaban una inclinación determinada y específica que como es lógico no todo el mundo siente, mientras que la lectura, me parecía a mí, era algo general, inherente al ser humano y hasta necesario.

No sé si esto tiene alguna lógica o algún fundamento científico, pero mi sensación es que sí. Porque lo cierto es que desde que nacemos nos gusta que nos cuenten cosas, nos gustan los cuentos, las historias, y sabemos que el cerebro las recibe con agrado y saca provecho de ellas. También nos gustan las películas, los chistes, las anécdotas, las canciones… que no son sino formas de contar historias. Es decir, que la esencia de la literatura -la narración de historias- es, en efecto, inherente al ser humano, un acto natural.

En los tiempos de las cavernas nuestros ancestros se reunían
alrededor del fuego por la noche. Los lobos aullaban en la oscuridad,
más allá del resplandor del fuego. Y una persona empezaba a hablar.
Y contaba una historia, para que la oscuridad no nos diese tanto miedo.

                                                            (El editor de libros. “Genius”, Michael Grandaje, 2016)
  
De manera que quizá el gusto por la lectura, por las narraciones, sea algo con lo que nacemos pero que con el tiempo muchas personas van perdiendo, como ocurre con la inocencia, el deseo de aprender o las ganas de jugar. Y en otras personas, por el contrario, no sólo se mantiene ese gusto sino que va haciéndose más completo y cabal.

Creo que no se puede dudar que la lectura de libros también nos da, aparte del regocijo personal, una visión más amplia del mundo, nuevos puntos de vista, aspectos que desconocemos de la realidad, ideas que nunca habíamos tenido y circunstancias en las que nunca habíamos pensado; y todo esto, creo yo, desemboca en un conocimiento mayor del ser humano –incluidos nosotros mismos– y una mayor capacidad de comprensión de nuestros semejantes.
Y también creo que todo esto influye en nuestro bienestar. Se dice que cuanto más conscientes seamos de todo, de la realidad en su más amplio sentido, más pesimistas nos volveremos. Y puede que sea verdad, pero creo que también es verdad que el conocimiento, en todo su sentido también, nos abastece  de nuevos recursos mentales y emocionales para manejar mejor esa conciencia de la realidad.

Sin duda hay personas felices e infelices, lúcidas y no tan lúcidas tanto entre quienes leen como entre quienes no leen. Pero aunque me demostrasen que leer libros no sirve para todo eso que yo creo, y que el bienestar personal no tiene nada que ver con la lectura, yo me alegro de ser lectora. Entre otras cosas, porque gracias a eso puedo compartir muchas meditaciones con ustedes. 




25 comentarios:

Macondo dijo...

Estamos en la época en que los jóvenes españoles están mejor formados, sin embargo hay una crisis de lectura. Admiro a las personas de esas generaciones anteriores que, no habiendo podido en muchas ocasiones más que aprender a leer y a escribir, tenían la curiosidad de empaparse todos los días del periódico para ver lo que sucedía en el mundo. Ese interés por saber les daba una cultura general muy por encima de los estudios que habían recibido. Algo se hacía bien entonces que ha cambiado actualmente, a pesar de tener muchos más medios. Cuando hoy en día veo a un niño con un libro en las manos por el placer de leer —sin que se lo hayan puesto como deber en el colegio— casi se me saltan las lágrimas.

Sara dijo...

¿Y si la narración es inherente al ser humano por qué hay gente que puede vivir sin leer o sin escribir...? No veo muy clara tu aseveración de que la lectura es inherente mientras otras inclinaciones son más forzadas. También en los tiempos de las cavernas se pintaba, y se ha demostrado no hace mucho que lo hacían tanto Neardentales como Cromañones. Se podría decir, entonces, que la pintura es inherente al ser humano.

Me ha dado pena de esa persona que nunca ha leído un libro. No creo que no responda, en mayor medida que en el caso de otras artes o aficiones, a la llamada de la naturaleza (para mí todas son iguales y es el cerebro el que selecciona), pero, en efecto, "no sabe lo que se pierde".

Millones de besos.

guille dijo...

asocio la lectura a momentos muy placenteros.

entiendo que quienes no leen, eligen no hacerlo porque no les produce placer.

no creo que ahora se lea menos que antes, el negocio de lo ebooks así me lo demuestra

con nuevas formas de comunicación, mas posibilidades hay de trasmitir historias.

pero una cosa tengo por segura personalmente; todas las personas que me han parecido interesantes leen. Es mas, leen mucho.

TORO SALVAJE dijo...

Leo desde bien pequeño.
Todo lo que puedo y más.
Leer me ha permitido vivir mil vidas en una.
He aprendido de los libros tantas cosas que no puedo más que dar gracias a todos los autores que me han permitido ver el mundo de muchas formas diferentes.
He conocido a alguna persona que no ha leído apenas libros, quizás uno o dos en toda su vida y de temática muy específica... no tengo nada en contra de ellos pero sí que puedo decir que esos individuos son muy primarios... quizás es casualidad pero yo creo que no es casualidad.

Besos.

*entangled* dijo...

«Elogio de la lectura». Bien, aunque yo no sea un gran lector, lo comparto.

Pero veo que hablas básicamente de narrativa. Según eso, no habría gran diferencia, por ejemplo, entre el lector y el aficionado al cine — excepto que el primero requiere más esfuerzo de imaginación. Y también pareces implicar que la finalidad de la lectura es la satisfacción del lector: «deleite y solaz», son tus palabras. Tengo una visión más general de la lectura: Hay muchos géneros no narrativos (p.ej. textos científicos), y su finalidad puede ser, también por ejemplo, el adoctrinamiento político.

Así que, en resumen, «sí, pero». La palabra «pero» me resulta odiosa porque casi siempre se utiliza para camuflar una contradicción. «Pero» es lo que hay ;)

Y hay en tu escrito un subtexto —o al menos yo lo veo— que se menciona también en algunos de los comentarios, y que vendría a decir que la lectura suma a la experiencia del lector, a su calidad humana y su altura moral. Idea algo inquietante, vista la facilidad de la gente para dejarse influir, sin ninguna actitud crítica, por algunas ideas, mensajes, etc.

Estoy seguro de que hay personas muy crueles, criminales en serie, dictadores feroces, etc. que eran grandes lectores. Por lo cual creo que la lectura es sólo una más de las vías de adquirir información.

Y un detalle de nitpicker: ¿No hay una falta ortográfica en tu escrito?

Saludos.

Conxita C. dijo...

Justo esas líneas de Los amores de un bibliómano la tengo recogida, me pareció que era así como sentía a los libros. Siempre me recuerdo con un libro, siempre he encontrado tiempo para ellos aunque lo sacara del descanso y me han dado mucho. No soy capaz de pensarme sin leer pero entiendo que somos muchos, con gustos distintos y que se trata de disfrutar y cada cual lo hace como gusta y como puede.

No tengo claro el de qué depende que unas personas sean grandes lectores y otras apenas toquen un libro más que por obligación. Sí me parece que solo con el ejemplo no es suficiente y que ha de haber otras razones que hagan que en igualdad de condiciones, un niño se convierta en lector y otro no lo haga. Leer es un placer aunque algunos aún no lo hayan descubierto.
Un saludo

Ángeles dijo...

Es verdad, Macondo, que, según se dice, los jóvenes actuales son los mejor formados de la historia de nuestro país; pero supongo que es en tecnología y ciencia, no en humanidades, porque parece que éstas ya no se consideran parte de la formación de las personas.

Estoy de acuerdo también en lo que dices sobre las generaciones anteriores, sobre el mérito que tenían esas personas que, sin medios, procuraban aprender todo lo que podían. En mi propia familia hubo personas, según me cuentan mis mayores, que formaron bibliotecas importantes y adquirieron conocimientos notables sobre diversas materias sin apenas haber podido ir al colegio, sólo leyendo libros, que además no eran fáciles de conseguir.
Sin duda la inquietud intelectual, como la fe, mueve montañas.

Y es verdad, emociona ver a los chiquillos leyendo por gusto :)

Gracias.



Sara, creo que tu primera pregunta está respondida en la entrada. Bueno, esa respuesta es una suposición, una conjetura personal para el caso de que mi primera suposición (que el gusto por las historias es inherente al ser humano) fuese cierta.

Por otro lado, no creo haber dicho que otras inclinaciones sean más “forzadas”, en absoluto. Lo que he pretendido decir es que la lectura me parece una inclinación más generalizada que otras aficiones o intereses. Es decir, me parece más habitual la afición a la lectura (por mucho que haya personas a las que no les guste leer) que algunas otras actividades.

Como bien dices, la pintura existe desde la prehistoria, por lo que sería también inherente a la naturaleza humana; y creo que lo mismo se puede decir de la música. Pero no he querido decir que el gusto por las narraciones sea lo único inherente a nuestra naturaleza; simplemente he querido meditar un poco sobre la literatura y su posible carácter “natural”.

Gracias y besos.


Yo también, Guille, asocio la lectura a sensaciones agradables, pero entiendo que a muchas personas no les ocurra lo mismo.

Y sí creo que se lee menos que antes; de hecho, según dicen libreros y editores, se da la paradoja de que se publica mucho más de lo que se lee, y como hemos comentado aquí en ocasiones, esto se debe en parte a que ahora hay muchas más opciones de ocio que antes: es lógico que se leyera más cuando la lectura era la única o casi única forma de ocio.

Tu última observación la comparto como generalidad, aunque yo también conozco a personas interesantes y aburridas independientemente de que sean lectores o no.

Gracias.


Toro, es muy bonito lo que dices sobre tu agradecimiento a los autores, y además entiendo muy bien el sentimiento y lo comparto.

Es evidente que yo creo que la lectura puede dar, entre otras cosas, profundidad y amplitud de miras, y que nos hace más receptivos y comprensivos. Me parece que es algo lógico, y por ende cabría suponer que la falta de lectura tiene una consecuencia opuesta, aunque como he dicho en el comentario anterior, creo que no es necesariamente así, ni en un sentido ni en el otro.

Gracias. Y besos!

Ángeles dijo...

*entangled*, esta entrada pretende ser, como bien dices, un elogio a los libros, una loa personal a la lectura. Pero hay en la lectura, en la literatura, en los libros, tantos y tantos aspectos, que tratarlos todos en una entrada de blog es imposible. Por eso me he referido a la narrativa específicamente, aunque yo tuviera en mente también el ensayo, la poesía, etc. Y respecto a la similitud de la narrativa con el cine, estamos de acuerdo, yo misma he establecido ese paralelismo, como formas que son de contar historias.

Sí, hablo de “delite y solaz”, efectivamente, pero también digo que “la lectura de libros también nos da, aparte del regocijo personal, una visión más amplia del mundo, nuevos puntos de vista, aspectos que desconocemos de la realidad…”, con lo que pretendía referirme además al conocimiento y la información.
Por otra parte, por supuesto que hay libros cuya finalidad es el adoctrinamiento, pero es que mi intención en esta entrada es referirme exclusivamente a las bondades del hecho literario.

Respecto al subtexto que dices haber visto, es cierto que yo creo que la lectura es algo positivo, me parece indiscutible que proporciona muchos beneficios intelectuales y personales. Otra cosa es que no sea así para todo el mundo, o no siempre, o que no cualquier lectura conlleve esos beneficios. Por supuesto que se puede ser muy leído y muy mala persona al mismo tiempo; lo mismo que se puede ser analfabeto y una bellísima persona. Pero, insistiendo en lo que decía antes, a mí me gusta hablar de lo bueno y lo bonito ;)

Y en cuanto a tu detalle de nitpicker, supongo que te refieres a la tilde de “ópera”. Ya está corregida, gracias. ¡Y espero que no haya otra!

Saludos y gracias.


Suponía yo, Conxita, que esas líneas de E. Field te habrían gustado y te habrías sentido identificada ;)

Lo que dices sobre que el ejemplo no es suficiente para que un niño se haga lector es interesante, porque sí que es un poco misterioso que, como dices, en condiciones semejantes (por ejemplo, dos hermanos), uno se sienta inclinado a la lectura y el otro no. O al revés, cómo niños que no han visto libros en su casa ni han visto leer a sus mayores, sienten una fuerte vocación hacía los libros. A ver si va a ser verdad que es algo que está en nuestra naturaleza :D

Gracias. Un saludo.

Beauséant dijo...

No recuerdo si era Bolaño quien afirmaba que leer era algo normal y perfectamente natural en unos simios evolucionados que, como dices, hacen de la trasmisión de historias una parte importante de su evolución. Lo raro, decía Bolaño, creo que era Bolaño, que lo anormal es escribir, que eso no tiene nada de natural. Cuesta, es complicado, nunca queda como te gustaría y siempre es decepcionante...

En estos temas es complicado no situarse moralmente por encima del resto, ¿verdad? Soy mejor que ustedes porque leo, y si todos leemos, yo sigo siendo mejor que ustedes porque leo mejor, y no esa basura que leen ahora... Por eso intento no opinar sobre ciertas cosas porque la respuesta no es sencilla y depende de la persona. Habrá personas que no lean y sean maravillosas, y siempre nos quedará la duda de si habría sido mejores con un poco más de lectura ;)

*entangled* dijo...

El nitpicker que habita en mí se refería a tu frase «Creo que no se puede dudar que la lectura de libros…». ¿No debería ser «…dudar de que la lectura de libros…». Pero tengo mis dudas, ya que mis conocimientos gramaticales no son académicos (te recuerdo que soy físico) y en los escritos, las cosas simplemente me «suenan» bien o mal, sin consultar fuentes oficiales (que por otro lado, son tán cambiantes que lo único que hacen es desconcertar al usuario).

Gracias y perdona mi «puntillismo», del que soy continuamente acusado.

Keep calm and carry on

MJ dijo...

Muy bonita tu entrada. El título me ha encantado:-)
Coincido contigo en muchas cosas y, especialmente, en la idea de que a todos nos gusta que nos cuenten historias, ya sean en forma de anécdota, de chiste, de cuento, de curiosidad, de hecho real propio o ajeno, de acontecimiento. Puede ser en una charla con un amigo, en forma de libro, de película o de canción. Tenemos muchas maneras de contar historias reales o ficticias y forma parte de nuestras enseñanzas desde la niñez y de nuestra forma de supervivencia como especie. Hemos evolucionado enseñándonos unos a otros las cosas necesarias para sobrevivir y, muchas veces, ha sido gracias a la tradición oral y esa tradicion oral ha sobrevivido en buena parte porque se ha recopilado por escrito.
También creo, y lo he sufrido personalmente, que ya no se da importancia a las humanidades, prima la tecnologia y la ciencia. Por eso que las nuevas generaciones sean las mejores preparadas no está reñido con que nunca se hayan leído un libro si no les han obligado a ello.

Rick dijo...

“…La inocencia, el deseo de aprender o las ganas de jugar…”

Aunque en ese párrafo se aúnan una naturaleza y dos potencias distintas, supongo que casi todos estamos de acuerdo en el poder generalmente beneficioso de la lectura. Otra cosa ya es -más adelante en tu entrada- el concepto de “bienestar personal”, o la “alegría” por ser lector asiduo (o melómano, o aficionado a la pintura, o lo que sea).

Quede claro que no tengo nada contra eso (yo mismo manifiesto mi alegría por ser un friki musical), pero he conocido a gente que disfruta sufriendo. El masoquismo, aunque parezca ridículo, es un concepto mucho más amplio de lo que creemos. Y no está claro que leer le siente bien a todo el mundo: siempre se ha definido a Hitler como un mal lector de Nietzsche…

Ángeles dijo...

Beauséant, gracias por la cita de Bolaño ( si es que es él :D). Lo que dice respecto a la escritura me ha llamado la atención y me ha hecho pensar en algo que he observado con frecuencia, y es que veo que hay muchas personas que tienen poca inclinación por la lectura y en cambio un gran afán por escribir. A mí me resulta curioso, porque es como si a alguien le gustara tocar la guitarra pero no le gustara escuchar música.

Espero no haber dado la impresión de que yo creo que una persona que lee mucho es en algún sentido superior a quienes no leen. Por lo que a mí respecta, algunas de las personas a las que más quiero o he querido, y algunas de las personas a las que más admiro por sus cualidades y su calidad humana, no han leído nunca un libro o apenas han leído algo. Sería ridículo creerme por encima de esas personas por el hecho de haber leído unos cuantos libros.

Gracias por tus reflexiones.


*entangled*, gracias por la aclaración. Pero no, en el caso que señalas no hay error. El verbo “dudar” se utiliza con o sin la preposición “de”: dudar de algo o dudar algo, y en especial, cuando el verbo va seguido de una oración introducida por “que” (como es el caso que nos ocupa), se considera preferible la construcción sin “de”.

No hay nada que perdonar, porque estas cuestiones siempre me resultan interesantes, y porque yo también soy un poquito tiquismiquis con estas cosillas del lenguaje ;)


Gracias, MJ, eres muy amable :)
Eso creo yo, que estamos contando historias todo el día, de una manera u otra, reales o ficticias; tal es nuestro afán de narrar, porque mediante la narración intentamos comprender la realidad, nada menos.

Sí, las humanidades parace que han sido relegadas porque, como dice Nuccio Ordine, no reportan beneficio económico inmediato y por lo tanto no se las considera útiles en un mundo mercantil. Aun así, yo tengo fe en que en algún momento las cosas cambiarán ;)


Así es, Rick, hay dos aspecto diferentes en este asunto: los beneficios objetivos de la lectura y los beneficios personales, la satisfacción o el bienestar que cada uno pueda encontrar en ello.
Y claro, cada uno encuentra satisfacción en lo que la encuentra, y lo que para uno es una delicia para otro puede ser un tostón, por no decir otra cosa. Como dijo áquel, yo hablo de lo mío.

Respecto al otro tema que ha surgido en esta ocasión, me parece que el hecho de que haya, por ejemplo, psicópatas que leen y que hacen otras cosas, no disminuye en nada las bondades intrínsicas de la lectura, o de la gastronomía, o de la música clásica, y mira Hannibal Lecter… ;)

Thank you.

*entangled* dijo...

Gracias por la aclaración, Ángeles. Ya sospechaba yo que sólo mi ojo clínico no era suficiente criterio. Y aprovecho para mencionar a modo de homenaje a dos autores de mis primeras lecturas (y ambas son mujeres): Elena Fortún y Richmal Crompton. Y no creas que su solera sea indicativo de mi edad: Ambas siguen siendo reeditadas y leídas, como se puede comprobar en cualquier feria del libro… nuevo o de ocasión.

Saludos.

JuanRa Diablo dijo...

Si es que te explicas como un libro abierto (expresión que en esta entrada viene muy a "cuento", jio jio)

Yo creo que un gran porcentaje de los no se sienten atraidos por los libros lo son porque empezaron con malas lecturas o con lecturas no apropiadas a sus gustos o su edad. Es clave empezar con libros que te enganchen y te lleven de forma amena hasta el final.
Yo empecé con los tebeos. ¡Madre mía, la de montones que leí!
También veo muchos casos de jóvenes que no han aprendido a leer con agilidad (precisamente por esa falta de costumbre)En esos casos la comprensión lectora es tan pobre que se cansan pronto.

Pero también veo muy probable que exista una predisposición genética que tenga mucho que ver con que la lectura atraiga a unos más que a otros. Solo hay que ver cómo en una misma familia hay hermanos que leen muchisimo y otros poco o nada.
A mi me da muchisimo gusto ver a un niño leer, y me encantaría poder recomendar a mis hijos todos aquellos libros con lo que tanto disfruté (Creo que lo conseguiré con mi hija, porque el mayor tuerce el gesto con esta propuesta, jaja)

Una vez más, un placer leerte, Ángeles.

Sara dijo...

Perdón, perdón, Ángeles, solo una nota breve: Me gustaría que me explicases eso de que la lectura es una afición más "generalizada" que la música, por ejemplo. No sé si te refieres a estadísticas o nociones subjetivas, pero tengo la impresión de que es al revés. Y te lo dice una persona que ama la lectura... Bueno, ya me sacarás de dudas.

Besitos.

Ángeles dijo...


De nada, *entangled*.

Ja,ja, no, ya me imagino que la solera de las autoras que nombras no es indicativa de tu edad. Si fuera sí entonces yo tendría unos doscientos años :D
Por cierto, a doña Richmal Crompton yo la conozco más por sus cuentos de fantasmas (cómo no), pero no hace mucho un buen amigo, habitual de este blog, me regaló una edición muy bonita de historias de “Guillermo el travieso”, al que también él leyó mucho de niño.

Saludos!


Gracias, JuanRa :)

Sí, es verdad, esas desafortunadas lecturas iniciales son un sistema excelente para generar aversión a la lectura. Y por el contrario, los tebeos, una forma excelente de iniciarse en los placeres de la letra impresa.

El ejemplo de tus hijos ilustra a la perfección lo que comentaba Conxita, de cómo dos niños, en las mismas circunstancias, pueden no desarrollar la misma inclinación a la lectura.

Y también es cierto que, como señalas, la dificultad en la comprensión lectora impide que se llegue a desarrollar el gusto por leer, y si no se lee, más dificultad lectora se genera. Un círculo vicioso difícil de romper.
Pero a veces se rompe, porque, ya lo hemos hablado aquí en más de una ocasión, hay lectores que de niños hemos ido de libro en libro, empezando uno y otro, sin entender nada, abandonando... Es como si supieran que aunque hasta ese momento no hayan sentido el placer de la lectura, éste debe de andar por algún lado, y siguen buscando, probando, sin desistir… Quizá ese interés, ese empeño, se explique con la predisposición genética a la que te refieres.

Muchas gracias, JuanRa, el placer es mío.


Sara, no he dicho que la lectura sea una afición más generalizada que la música. He dicho más generalizada “que otras aficiones o intereses”, y que "me parece más habitual la afición a la lectura que a algunas otras actividades.”

Lo que expongo son mis impresiones, mis opiniones, las sensaciones que tengo, y por supuesto puedo estar totalmente equivocada. Quizá la música sea una afición más general que la lectura, no me cuesta creerlo, y por eso digo “algunas otras aficiones”, sin referirme a ninguna en concreto. Porque seguro, seguro que habrá aficiones más minoritarias que la lectura.
Y, por si fuera necesario, aclaro que la lectura es una afición para algunas personas pero para otras (para mí por ejemplo) es mucho más que eso ;)

Besos.

f dijo...

supongo que si está en nuestra naturaleza la necesidad o el ansia de conocer nuevas historias, otras historias.
la lectura es una herramienta más. otra herramienta.
la trasmisión fue oral, también cantada o representada.
hoy tenemos el cine y el teatro, la música, la prensa y los libros.
todos a lo mismo y todos diferentes.
que vivan los libros!
(también)
abrazo

Ángeles dijo...

Así es, f, la lectura es una herramienta más para transmitir historias, y pensamientos, y conocimientos… pero también creo que la profundidad, los múltiples planteamientos, estilos, temas, etc, que permite la palabra escrita es algo único, así como su capacidad para perdurar, en todos los sentidos también.
Así que sí: qué vivan los libros (también) :D

Un abrazo y gracias.

Beauséant dijo...

Gracias a ti por la aclaración, no tenías que hacerla y es verdad que pude entenderte mal, así que gracias..

Y gracias por confirmar lo de Bolaño, tengo una memoria regular para las citas, pero horrible para las personas que las han hecho :)

Ángeles dijo...


Gracias de nuevo a ti, Beauséant, eres muy amable.

Y en cuanto a la cita de Bolaños, no lo confirmé (quizá donde dije "si es que es él", has leído "sí que es él"? :D), pero la curiosidad me ha llevado a Google y he encontrado esto: "Escribir no es normal. Lo normal es leer y lo placentero es leer [...] Escribir es un ejercicio de masoquismo." Así que ahora sí lo podemos dar por confirmado :)

Un saludo.

Metalsaurio dijo...

Hace tiempo que este tema me que pensar, ya que como todos, también me rodeo de gente que no lee.

Por lo que veo estoy siguiendo las mismas fases por las que has pasado tú, y de momento estoy entre la segunda y la tercera: supongo que quien no lee, tendrá otros intereses que le suplan (en todo o en parte) ese no leer, y que al mismo tiempo dejan de ganar otras.

De seguir la evolución, en cualquier momento me instalaré de pleno en la tercera etapa, jeje!

Ángeles dijo...

Jaja, bueno, Metalsaurio, pues entonces nos encontraremos en la tercera etapa. O sea, que será un encuentro en la tercera fase :D

Soros dijo...

Probablemente ninguna persona renunciaría a hablar. Incluso las personas más ignorantes que conozco hablan por los codos. Unas en el bar, otras en cualquier comercio, en el rellano de la escalera, en cualquier parte... Y qué es leer sino escuchar lo que alguien habló sobre un papel. Me parece que lo que ocurre es que nadie está dispuesto a callar, pero son menos los que están dispuestos a escuchar. Y, claro, leer es escuchar.
¿Cómo podemos comprender a los demás, cómo podemos aprender, cómo se llega a la empatía? Escuchando se puede.
Pero, ¿y si no escuchamos?

Ángeles dijo...


Soros, me ha encantado eso de “lo que alguien habló sobre un papel”.
Es verdad, leer es como escuchar, y quizá ésa sea la clave de por qué a muchas personas no les gusta leer. Como se suele decir, hay muchos no escuchan, simplemente esperan a que llegue su turno de hablar.

Como siempre, muchas gracias por tus ideas.