jueves, 11 de septiembre de 2014

Palabras insensatas


En una ocasión una alumna mía, una niña de nueve años, me preguntó si yo conocía “todas las palabras del inglés”.
Le dije, lógicamente, que no, que es imposible conocer todas las palabras de un idioma, ni siquiera del propio. La niña se sorprendió mucho al oírme decir eso, y su sorpresa quedó expresada cuando respondió: “Pues yo conozco todas las palabras del español… ¿tú no?”
Entonces yo, entre didáctica y bromista, le pregunté si sabía qué significaba la palabra idiosincrasia. Fue genial ver la cara de la niña, que me miró como si yo acabase de revelarle el sentido de la vida.
En realidad algo de eso había –y perdonen ustedes la exageración-, pues lo cierto es que la chiquilla acababa de descubrir un mundo nuevo: el de las palabras que están más allá del vocabulario que usamos a diario y que manejamos con absoluta familiaridad.

A diferencia de mi alumna, yo, de niña, nunca pensé que conociera todas las palabras de nuestro idioma. Al contrario, sufría mucho porque había una cantidad enorme de palabras y frases que escuchaba y veía escritas por aquí y por allá y cuyo significado no lograba discernir.
Confundía, por ejemplo,  los significados de las palabras divorciarse y suicidarse.
Recuerdo que una vez vi, en un kiosko de prensa, la portada de una revista en la que, junto a la foto de una bella señora, se leía: “Fulanita de Tal se divorcia”,  y que pensé que era una pena que siendo tan guapa, famosa y seguramente rica, hubiera decidido quitarse la vida.
Pero lo que más me desconcertaba eran ciertas expresiones hechas que me parecían tan incomprensibles y absurdas que llegué a pensar que la gente las decía mal, que tenían que ser de otra manera. Y no es que yo me creyera más lista que los mayores, en absoluto; es que alguna explicación tenía que haber para aquella incomprensibilidad.
Una frase que me desesperaba especialmente era dentro de lo que cabe.
Me devanaba la sesera dándole vueltas a aquello. ¿”Dentro de lo que cabe”? Pero, ¿lo que cabe no es lo que está dentro? ¿No debería ser “ de lo que cabe dentro?” Y así me pasaba un rato.
También me resultaba muy extraña la expresión merece la pena, y no comprendía por qué la gente decía cosas como “merece la pena levantarse temprano”.  Yo creía entender que el hecho de levantarse temprano -o lo que quiera que fuese- merecía que sintiéramos pena. Y claro, no veía lógico que lo dijeran tan contentos y acordaran levantarse a las ocho para ir de excursión. ¿Es que querían ponerse tristes o qué?
Más o menos lo mismo me ocurría con mejorando lo presente. Yo entendía que eso se decía como un cumplido, porque veía que los aludidos lo agradecían,  pero en realidad a mí me parecía un insulto: “Pepita López es encantadora, mejorando lo presente.” Y yo entendía que la bella Pepita era mejor que las señoras presentes.
Desconcertante, ¿no?
Lo más curioso de todo esto es que yo no preguntaba por el sentido de esas frases, no pedía que me las explicaran, y no sé por qué. Quizá es que daba por hecho, intuitivamente, que las frases eran absurdas, que se decían por costumbre y sin reparar en su insensatez.
También me mortificaron mucho las expresiones ceda el paso (eso tenía que estar mal por fuerza) y admón de loterías (¿qué será un admón, madre mía?).
Sí, esas expresiones me hicieron sufrir mucho durante mucho tiempo, pero recuerdo el día en que oí a alguien decir “… en la administración de loterías”. En aquel momento la palabra admón. cobró todo su sentido y fue tal la satisfacción que sentí con este descubrimiento que me pareció que un gran telón negro se levantaba y que ante mi ojos se alzaba el arcoíris refulgente del discernimiento. Qué momento, señores.
Quizá esto explique por qué no preguntaba yo a mis mayores por el sentido de esas palabras y expresiones: la satisfacción de descubrirlo por mí misma era tan gratificante que merecía la pena esperar.



22 comentarios:

Marisa C dijo...

Toda un mundo lo de descubrir palabras. Yo lo veo ahora con mis sobrinos, que todo lo preguntas. Yo las descubría en los libros aunque reconozco que solo buscaba aquellas que me aparecían más de una vez y no conseguía descifrar por el contexto; era más bien perezosa. Y confieso que, hace poco, descubrí la palabra "palmario" que yo pensé que había sido un error de un personaje de la tele, tipo Belén Esteban. Pues no; me llevé un "zas en toda la boca" cuando la busqué en el diccionario. Qué mundo el de las palabras. Abrazos.

loquemeahorro dijo...

A mí también me intrigaba mucho lo de "mejorando lo presente", aún me sigue pareciendo una expresión bastante curiosa (a la par que viejuna).

Claro que a día de hoy sigo sorprendiéndome por las cosas que dice la gente, como hace cinco minutos que he oído:

- Y que la medicación es paliativa.
- ¿Y eso qué significa?
- Que solo funciona si te la tomas.

Ah, ya, no como el resto de las medicaciones, que funcionan si NO te las tomas.

Sara dijo...

¡Ay, Ángeles, cómo cuentas las cosas...! ¡Me he muerto de la risa! Sobre todo, con la confusión pueril entre "divorciarse" y "suicidarse" y con lo de la "admón.". Ha sido genial, de verdad.

Me ha encantado la entrada.

Besos.

*entangled* dijo...

Cuando nací, miré a mi alrededor, y vi tres cosas que marcaron toda mi vida: un piano, un gato, y la enciclopedia Espasa, la gorda, la de 80 volúmenes.

Saludos.

Ángeles dijo...

Tú lo has dicho, Marisa: qué mundo el de las palabras, dándonos sorpresas todo el rato. Y como dice el refrán, "nunca es tarde si la palabra es buena"...
Así que tú también eres seguidora de la escuela de Sheldon Cooper, ¿eh? ;)


Efectivamente, Loque, lo de las medicinas es así. Yo, cuando me duele la cabeza, no me tomo unas pastillas buenísimas que tengo, y me pongo bien enseguida :D


Qué bien, Sara, querida. Me encanta tu entusiasmo y lo agradecida que eres con estas cosas.
Así da gusto, de verdad.
Besitos.


*entangled*, tu comentario me parece a mí más bien el inicio, buenísimo por cierto, de un relato que espero estés escribiendo...
Saludos.

:Bricd´ dijo...

Im presionante...En dos palabras, cómo el inexistente Misterio de la Trinidad :))´
El mundo y sus explicaciones se ven limitados por el lenguaje que siendo infinito no podemos emplear más allá por carecer de más registros, incluso fonéticos.
Me encantan las locuciones y todas cuantas fórmulas y formas se desprenden en cada tierra; según sean sus pagos así son sus paganos. Yo soy uno y me siento identificado plenamente con todo lo escrito, aunque no fuera niña.
Pero mi motivo principal es por esa perspicacia discurrida que en respuesta a Lan diste tan acertadamente, detectivesca: "En cuanto faltemos uno de los dos yo me vengo al pueblo."
Je, je, a este señor lo traiciona el subconsciente...

Demuestra usted una abrumadora capacidad intelectiva, intelecto incluido.
Saludos

JuanRa Diablo dijo...

Siempre que asoma la pequeña Ángeles por tus escritos, no lo puedo remediar, se enternece este duro corazón de diablo, ya ves.
Y aún más imaginándote toda atribulada. :)

Da por hecho que todas esas palabras que desconocemos son un poco como los libros que aun no hemos leído, que están deseando ser descubiertas, que sepamos desvelar el enigma que esconden.

A mi de niño me debió ocurrir lo mismo que a ti con muchas palabras, pero te aseguro que por más que quiero hacer memoria no me recuerdo en ninguna tortura mental.
Pero sí te voy a confesar algo: a mis años aún no comprendo bien el dicho "No hay mal que por bien no venga"
Puedo entender lo que significa, pese a estar expresado de forma confusa, lo que no entiendo es por qué lo aplicamos cuando lo aplicamos. No le encuentro sentido. Será que todo no me cabe dentro :D

Me he reido mucho con "Y así me pasaba un rato" Poor girl! jajaja

Anónimo dijo...

Yo tampoco recuerdo que me desovillara el cerebro buscando el sentido a palabras y expresiones -es que tú eres una maniática, prenda ja,ja,ja- yo prefería preguntar. Lo que pasa es que la mayoría de la gente, al ponerles así, contra la pared, y no saber la respuesta, se impacientaban y poco menos que, al final, te mandaban "a cascarla" -perdón, perdón...
Ciertamente, lo chungo era cuando preguntabas algo escatológico o comprometedor...pero es que de niños somos todos unos grandes científicos.

carlos

Ángeles dijo...


Muchas gracias, Bricd, por la visita y por tus amables palabras.
Me alegra que compartamos el gusto por las locuciones y similares, y estoy muy de acuerdo en que nuestra comprensión del mundo viene determinada por nuestras capacidades lingüísticas.
En cuanto a lo otro que comenta usted, abrumada estoy yo. Muchas gracias, sinceramente. 
Saludos


Gracias, JuanRa, como siempre. 

Oh, sí, es verdad, “No hay mal que por bien no venga” es una expresión muy rara. Yo también estuve mucho tiempo como tú, sabiendo lo que quiere decir, pero sin llegar a entender su estructura.
Pero ya un día se hizo la luz en los estrechos pasadizos de mi cerebro y lo vi claro, así que si quieres, otro día te lo explico. Si es que te cabe dentro, claro :D

PD: menudo diablo estás tú hecho, que se ablanda con las tribulaciones de una niña en Lexicolandia ;)


Carlos, tu comentario encierra dos grandes verdades universales: que de niños somos todos grandes científicos (me encanta) y que yo soy una maniática(pero solo con estas cosas, eh?).
Ah, no, son tres verdades; la tercera es que lo mayores no tienen ni idea de lo que dicen. Si ya lo sospechaba yo…

Anónimo dijo...

Una expresión que me mosquea mucho es esa tan enrevesada, o por lo menos a mí me lo parece de "sin solución de continuidad". Yo hasta le tengo manía.
carlos

Ángeles dijo...

Pues ya somos dos, Carlos. Esa expresión a mí también me resulta enrevesada y confusa, y hasta me parece que muchas veces se emplea sin mucho sentido; por eso mismo, porque no se entiende.

Zazou dijo...

Ay, el misterio de las palabras por descubrir, qué emocionante resulta. La cuestión de las frases hechas es otra historia, tan desconcertantes a veces y que llegan a resultar absurdas. Algunas, todavía hoy, me hacen reír (o me fastidian, según).

Besucos.

Ángeles dijo...

Pues sí, Zazou, las palabras y su misterio, ¡qué aventura!

Besucos y besitos.

MJ dijo...

¡Qué entrada tan bonita! :-)
Yo también me ponía a pensar en las palabras que no entendía, algunas las buscaba en un diccionario pequeñín que tenía, otras las preguntaban a los mayores (y repreguntaba porque normalmente no me lo explicaban de forma que me quedara claro) y otras no me atrevía a preguntar.
Pero el mundo de las frases hechas ya es más complicado, porque eran mucho más difíciles de localizar en un diccionario de bolsillo y porque mucha gente las dice sin saber el significado. Con el tiempo, me ha ido interesando más de dónde vienen esas expresiones, desde cuando se dicen, que lo que significan.
Pero hay una expresión que me mosquea mucho: "a lo mejor". Se ha quedado entre nosotros y se está perdiendo (o quizá a mí así me lo parece) la contraría "a lo peor", porque si estamos hablando de una cosa mala, no solo creo que no se puede decir "a lo mejor", sino que además es una crueldad.

Soros dijo...

Solía desazonarme de chico cuando algún mayor me respondía a mis preguntas con eso de:
"Esa es la excepción que confirma la regla"
Y, claro que les entendía, pero me parecía que era un modo de quedar por encima, porque a fuerza de excepciones las reglas se desvanecen en lugar de confirmarse. Digo yo.
Saludos.

Ángeles dijo...

Gracias, MJ, me alegro mucho de que te haya gustado la entrada.
Tienes razón: eso de decir "a lo mejor" en suposiciones de índole negativa como mínimo queda feo. "A lo mejor suspendo el examen" :(
Sería interesante indagar en el origen de esta frase. Igual nos llevábamos una sorpresa...


Exacto, Soros. Eso mismo he pensado yo siempre respecto a esa frase: una regla se confirma cuando se cumple, ¿no?
Ya veo que todos tenemos algún dicho que en algún momento nos ha desconcertado. Esta regla sí que se confirma :)
Saludos, también para el amigo Lan ;)

Unknown dijo...

Ángeles siempre merece la alegría, leer tus ingeniosos y divertidos juegos lingüísticos, con los que, además de entretenernos,aprendemos.


Ángeles dijo...

Muchas gracias, Gerardo.
Siempre merece la pena (perdón, la alegría)compartir aquí estos juegos y disfrutar de vuestra compañía.

Juan M de los Santos dijo...

Genial y fantástico. Has dado en el clavo de uno de los traumas infantiles más arraigados en nuestro entorno, ya sea geográfico o generacional. Bueno, perdón. Lo de trauma es una exageración. Pero es verdad que reconozco y asumo un cierto paralelismo entre las tribulaciones que cuentas y las que yo mismo sufrí con respecto a esas malditas, aunque fatalmente atractivas, expresiones hechas.
Vaya por delante que mi principal enemigo en estas lides durante años fue la ya citada: "solución de continuidad", que debe ser un cultismo exagerado, aunque-debo reconocer con la perspectiva del tiempo- bien construido. Me lo encontré en varias ocasiones y al cabo de los años, descubrí su sentido. No recuerdo bien si pregunté y pregunté hasta que alguien me lo supo explicar, o lo descubrí por contextualidad, después de varios intentos. Pero debo decir que nunca, nunca lo encontré explicado por escrito.
Un luminoso día, siendo ya un joven casi adulto, me atreví a utilizar la expresión...y coló. Quizá nadie la entendió, pero no hubo protestas, así que la dí por bien empleada.
Siento extenderme, pero cada vez que sacas un tema, abres una virtual caja de pandora en mi memoria. Lo siento.
No quiero desperdiciar la oportunidad de unirme a tí en la reflexión sobre ese adefesio lingüístico que es "mejorando lo presente", que creo que está mal construido y que es una de esas barbaridades que por sonar más o menos bien, arraigan en la cultura popular, pero que carecen de sentido, o se usan con el contrario. Nadie me convencerá de que la frasecita de marras no es un error legitimado. Yo prefiero algo menos facilón pero más correcto: "sin desmerecer a nadie" o alguna de sus variantes.
Por otra parte, voto a favor de "merece la pena" y "dentro de lo que cabe", que son muy expresivas y concisas, y fáciles de entender.
(A lo mejor me he pasado con la extensión del comentario, pero como no merece la pena leerlo, dentro de lo que cabe, me quedo tranquilo de que nadie va a darse cuenta de que soy un plomo. Por Dios, cuanta palabrería sin solución de continuidad).
Un abrazo, un beso y ¡gracias por aguantar hasta el final!

Ángeles dijo...

Juan M, me ha gustado eso de "adefesio lingüístico", y lo del trauma no me parece a mí tan exagerado, ¿eh? :D
Como siempre, muchas gracias por tus halagüeñas apreciaciones.
Besos y abrazos.

guille dijo...

Yo está entrada la tengo leída hace mucho. Lo que no se es porque no hay comentario.

Mejorando lo presente, mire por donde se mire es un insulto.

Lo mejor que me ha pasado a mi de muy pequeño es la extrañeza que tenía con que a diferencia de todos los países del mundo Francia tenia dos presidentes. Ese De Gaulle que leía en los periódicos y ese Degol que nombraba la radio.
Mejor por divertido al recordarlo, peor por la ignorancia.

me encantan esas tus entradas que nos enseñan cosas que tenemos delante y muchas veces no vemos.

Y te imagino de niña.

Ángeles dijo...


Me alegro, Guille, de que estés conmigo en el rechazo a "mejorando lo presente". Si es que suena muy mal.

Es muy graciosa tu confusión con De Gaulle, y me ha recordado a ese opositor que fracasó en su examen cuando le preguntaron por "Decart" y no supo decir ni una palabra. Con lo bien que se había preparado el tema de Descartes.
Pobre...

Muchas gracias, really and truly.