jueves, 4 de abril de 2013

Dos historias de amor aproximadamente


La carta
Querido esposo:

Me imagino que te sorprenderá que me ponga en contacto contigo de este modo, pues quizás  habrías esperado algo más original. 
Pero, aunque pueda parecer raro, no soy la única que se comunica  por escrito, con papel  y pluma. Aquí hay muchas personas que siguen prefiriendo esta forma. Y si algo abunda aquí son las plumas.
Quiero  que  sepas que estoy muy contenta de que me mandaras aquí. Es verdad que en su momento puse mala cara, pero ahora puedo decir, sin exagerar, que estoy en la gloria. 

A veces me digo que tendrías que venir tú también. Te resultó muy fácil organizar las cosas para mandarme a mí, así que ya conoces el procedimiento.
Aunque, ahora que lo pienso, aquí  solo hay buenas personas. A la gente como tú no la dejan entrar.  
Pero no te preocupes, seguro que habrá otro lugar para ti, donde estarás con los de tu clase.
Tu esposa, eternamente agradecida.








 Crisis

No sé, no sé. 
Si es que ni siquiera es guapo. Es simpático, agradable... pero también puede ser muy arisco cuando quiere.
No, culto tampoco es. Ni ha estudiado ni le gustan los libros.
Ah, los amigos… de eso mejor no hablar, no los aguanto.
En común tenemos poco... en realidad nos aburrimos juntos.
Hombre, sí... es trabajador, es buena persona... pero es que eso es lo mínimo que se  puede esperar de cualquiera, ¿no? Lo único que faltaría es que fuera un delincuente.
La verdad es que yo no creo que esto tenga mucho futuro...
-Cariño, ¿qué pasa?
-¿Qué?
-Que tienes que contestar.
-¿Eh? Ah… Sí, sí quiero.


Aquí, otras historias de amor aproximadamente


15 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Aproximadamente, tú lo has dicho :-)

Al empezar el primero me acordaba de Olvidar Machu-Pichu, donde la esposa escribe constantemente al marido que digamos que ya no está entre nosotros, pero veo que aquí es más bien al revés.

Te dejo con una sonrisa en los labios, que no es tan fácil.

jaramos.g dijo...

Uff, son duras estas historias.

Sara dijo...

Ay, Ángeles,cómo me he reído con la segunda historia. En realidad, lo que pasa es que eres un prodigio en el relato corto.

¡Besos!

Ángeles dijo...

Me alegro de tu sonrisa, loque. Ahora también tengo yo una :-)

Efectivamente, jaramos, aunque por fuera lleven una ligera cáscara de humor (se supone),dentro hay una castaña durilla.
Gracias.

Sara, tú siempre tan generosa en tus valoraciones. Te lo agradezco de verdad y me alegro mucho de que te rías cuando pasas por aquí :-)

Juan M de los Santos dijo...

Sobre la primera historia, un poco de humor en un problema grave de nuestra sociedad actual.Esta pincelada de humor no es frivolidad, sino una forma de acercarnos a la cuestión para hacernos reflexionar.Reconozco que, después de la sonrisa inicial tras su lectura, me he quedado dándole vueltas al tema.
En cuanto a la segunda historia, es cierto que en los momentos trascendentales nos aflojamos y nos entra la duda ("¿pero qué hago yo aquí?").Normalmente nos dejamos llevar por la inercia de lo inicialmente decidido,para no meter mucho la pata...Saluditos

Ángeles dijo...

Bueno, Juann, si quien lee ve la "pincelada de humor" y luego ve algo más por debajo, entonces quien escribe no puede pedir más.
Y respecto a lo otro, es verdad, es que a veces con tal de no dar la nota nos dejamos llevar por lo que se espera de nosotros; o por el miedo a equivocarnos al corregir.

Saludito.

MJ dijo...

Con la boca abierta me he quedado. Dos historias sorprendentes, con un toque de humor, pero muy duras, como habéis dicho por ahí arriba.
La primera, en realidad, me parece muy triste.
La segunda creo que ocurre con demasiada frecuencia. Soy demasiado romántica, pero hace tiempo que me di cuenta de que hay gente que se casa por inercia, por costumbre o por cosas diferentes al amor.
Muy bien narrado, como siempre.

JuanRa Diablo dijo...

Son muy buenos, Ángeles.
El segundo me ha parecido muy gracioso. Lo he leído en voz alta (cual actor de teatro) y he terminado riendo.

Pronto tendrás material suficiente como para recopilar tus cuentos y que salga un bonito libro.

Saludos de tu amigo el esaborío :p

Ángeles dijo...

Estamos de acuerdo, MJ. Gracias por tus atinadas reflexiones.

JuanRa, me habría gustado verte por un agujerito, declamando el cuento :-D

Lo del libro son palabras mayores, pero suena muy bonito :-)

Oye, ¿quién te ha dicho a ti que eres un esaborío? Porque quien te lo haya dicho te ha engañao ;-)

Saluditos.

Mae Wom dijo...

Me gusta tu literatura de contrastes. Consigues provocar emociones contrapuestas y eso resulta sorprendente para quien lee (al menos para mi) porque genera una tensión interior muy interesante como lectora.
Que te sales escribiendo! ;)

Ángeles dijo...

Uy, Mae, qué crítica tan buena me haces.
Muchas gracias, de corazón ♥

Anónimo dijo...

Qué mujeres tan distintas. La primera dama sufre un exceso de amor.. ¡¿Pues no le gustaría volver a juntarse con el tipo después de mandarla al otro barrio?¡! Y la segunda en cambio, ya ves, se aburre con su chico.
Todo cambiaría si se intercambiaran a sus parejas masculinas, la difunta podría aspirar a reunirse con el marido honrado y trabajador y la chica aburrida seguramente encontraría más emocionante casarse con el otro chico ya que como dijo Sabina, "amores que matan nunca mueren". Vaya lío.

carlos

Ángeles dijo...

Bueno, Carlos, yo no estoy tan segura de que la primera señora quiera volver con el marido. Más bien le desea que se aplique sus propios métodos...

Y sí, es todo un lío, ya lo creo.

Saludos!

guille dijo...

Dos excelentes cuentos cortos.

¡Ves! A esto me refiero yo cuando digo que se le llama amor a cualquier cosa. Seguro que tus cuatro protas asi lo llaman.

Claro que en la segunda la pregunta a la que contesta la pensativa es que si a si acepta el juego con trampa. Y dice si quiero antes de saber la trampa...y luego ya no se va a volver atrás.



cuatro

Ángeles dijo...

Pues sí, Guille, se le llama amor a cualquier cosa, es verdad.

Por eso yo lo llamo "amor aproximadamente", porque solo es algo que se le parece un poco.

Aceptar un juego sin conocer la trampa es arriesgado, sí. Luego no sabe una cómo desdecirse :D