jueves, 13 de octubre de 2011

No somos tan malos


Tengo la sensación –bueno, en realidad tengo la evidencia- de que los que nos interesamos por el lenguaje y comentamos los errores que se comenten a diario en los medios de comunicación, le caemos fatal a un buen porcentaje de la población.

Resultamos antipáticos, entrometidos y maleducados. Se da por hecho que nos consideramos superiores a los demás y se nos avisa con dedo amenazador de que nosotros también cometemos errores.
Como si no lo supiéramos, cuando precisamente por ese interés lingüístico que nos adorna, somos los primeros conscientes de esa posibilidad.

Hombre, en todas partes hay maniáticos y exagerados a los que les da por algo, así que claro que hay quien va por ahí afeándole el uso del lenguaje a los demás e interrumpiendo para corregir. Pero esos son los raros, y ya los conocemos: son los entrañables policías gramaticales, que tanta gracia hacen.

Pero los que simplemente pensamos que hay que intentar hacer las cosas lo mejor posible, que escribir y expresarse correctamente es necesario y que las normas de ortografía y redacción no son un capricho, no tenemos mala idea. Somos personas corrientes y molientes, con un interés determinado que es el estudio del lenguaje.

Y tampoco  es que vayamos buscando faltas y errores, es que simplemente nos salen al paso, cual florecillas silvestres en medio de un prado.
Aparecen jocosas aquí, allá y acullá, y mientras a otros les pasan desapercibidas, nosotros, porque nos interesa el tema, las percibimos sin querer, sin necesidad de ir prestando atención.

Lo que sí que me llama la atención es que nadie mire mal a nadie cuando se critica al que mete la pata en cualquier otro terreno.
Se critica al médico, al profesor, al fontanero, al entrenador, al jugador y al taxista si hacen mal su labor. Y nos parece lógico que se los critique, pues lo propio es querer y esperar que las cosas se hagan bien.
Pero si criticas al profesional que usa incorrectamente el lenguaje, entonces eres un pedante y un cansino.
Y si haces un poco de guasa con las peculiaridades del lenguaje de la calle, eres también una mala persona que se ríe de los demás.

Al margen de esto, creo que la mayoría no somos muy conscientes de que nuestra manera de expresarnos, al hablar y al escribir, es una carta de presentación que dice de nosotros tanto como nuestra forma de vestir y nuestros modales.
Por eso todos, en todos los ámbitos de la vida, deberíamos aspirar a conocer el lenguaje lo mejor posible y a usarlo con toda corrección, pues eso nos dará prestigio y proyectará una buena imagen de nuestra persona.
Lo contrario nos hará parecer poco preparados, descuidados y negligentes, con el perjuicio que esto implica, sobre todo en el terreno profesional, sea cual sea.

Y no, no hace falta que nuestros interlocutores sean eruditos ni académicos para que aprecien el buen hablar y el bien escribir. La corrección y el esmero en el uso del lenguaje es algo que el hablante percibe de manera intuitiva, aunque no pueda dar razones técnicas,  ni falta que hace.


10 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Una vez cometí el error de no pasar el canal a toda prisa, cuando salió en pantalla la ínclita Belén Esteban, gritando (muy orgullosa):

- Es que yo no tengo cultura (o educación, o algo similar)

Y a continuación, el aplauso cerrado de su público, o del regidor que tiene ese poder titánico.

Enorgullecerse de hacer algo mal, o de tener una carencia lamentable, es un poco lo de la zorra y las uvas, el recurso de alguien que sabe que no tiene argumento ninguno.

Pero algo peor, si crees que no tiene importancia, nunca harás nada por solucionarlo y sí, como bien has dicho es como si un cirujano saliera en televisión diciendo:

- Es que, yo no sé ni cómo se coge un bisturí

Y el público le aplaudiera emocionado.

JuanRa Diablo dijo...

No podías haberlo expresado mejor, Ángeles.

Hacer un correcto uso del lenguaje es una auténtica delicia tanto para el que lee como para el que escucha, y es algo mucho más importante de lo que pudiera parecer.

Cuando oigo cómo algunos aceptan sin alterarse la nueva tendencia a cambiar y suprimir letras con esto de los mensajes por móvil, me echo las manos a la cabeza. Me parece que lo están menospreciando.

La lengua está viva y evoluciona - dicen- y su fin último es que cumpla la comunicación, suprimiendo lo innnecesario.

Pero parece que no cuentan con lo mucho que se empobrece cada vez más el castellano y qué triste es descubir en institutos, y aún en universidades la gran cantidad de alumnos que siguen teniendo graves faltas de ortografía y, lo que es peor, que no saben expresar por escrito lo que quieren decir.

Hay que mimar el lenguaje. Hay que intentarlo al menos.

Un saludo

PD. ¿Y William el cabezota que me anunciaba la barra lateral de mi blog? ¿Es que lo han detenido los policías gramaticales? :P

Sara dijo...

Es verdad, Ángeles, no se me ocurre mejor actividad que la de ir conociendo el lenguaje cada vez mejor. No solo por todas las razones que señalas, sino por el placer de conocer bien un idioma y, aunque parezca una tontería, por la autoestima que provoca saberte razonablemente cultivada. No obstante, si se mete la pata, siempre es saludable saber que se puede aprender del error.


Besos.

Ángeles dijo...

Loque, tu atinado comentario sobre enorgullecerse de la incultura y alardear de ser un inepto, me ha traído a la memoria un caso verdadero: en la universidad conocí a una chica que contaba con orgullo que su madre no sabía leer ni escribir.
Y yo me quedé con la gana de preguntarle si no le daba vergüenza no haberle enseñado.
Así somos.

JuanRa, muchas gracias. Estamos de acuerdito en todo salvo en una cosilla: el lenguaje de los sms no es el problema. Ese uso abreviado y peculiar del lenguaje en los sms es en realidad una demostración de la flexibilidad del lenguaje, de su capacidad para comunicar, para adaptarse a las necesidades del hablante, y de su condición de sistema vivo y dinámico. El problema es no saber que ese lenguaje es solo para los sms; que es un código específico para un uso específico.
Qué repipi me he puesto, ¿no?

En cuanto a William, es que se me escapó cuando no era más que un borrador, y no me di cuenta hasta que ya iba por la esquina.Lo recogí enseguida, pero ya mismo estará en la calle definitivamente.
Y no, no hicieron falta los policías gramaticales :D

Sara, es verdad lo que dices de la satisfacción y la autoestima. Pero, claro, para tener esa clase de satisfacciones hay que ser previamente consciente de nuestras carencias y después disfrutar de ir subsanándolas. Y me parece que de esa conciencia anda un poco escasa la población.

Saludos.

Mae Wom dijo...

Hablar bien -sin caer en la pedantería- está mal visto.
Hay tantas palabras y tan precisas que es una pena no usarlas y relegarlas al olvido.

También es cierto que el lenguaje hablado es más impreciso y se admiten más incorrecciones pero por ejemplo, un correo bien redactado es más agradable de leer, más rápido y se evitan muchas confusiones.
Dentro de la oficina me llega cada uno que puedes "escuchar" perfectamente a la persona que te lo envía y creo que eso es un error, lo que te tiene que llegar es el mensaje.

Menos mal que hay gente que cuida el lenguaje, que si no, dentro de unos años, nos comunicamos con gruñidos ;)

Ángeles dijo...

Mae Wom, lo has expresado muy bien: leyendo algunos correos -o escritos en general- se puede "escuchar" a la persona que lo ha escrito. Eso está bien para la correspondencia personal, pero no para la profesional, comercial, etc.
Y es que sorprende el poco o nulo conocimiento que tienen algunos de los diferentes registros del lenguaje. Hablan igual en el bar con los coleguis que en el médico, en una reunión laboral, en clase... Pobreza lingüística, simplemente.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Es cierto que a la mayoría de la gente le cae mal los "policías gramaticales". Sospecho que el verdadero motivo es que en el fondo, muy en el fondo, son conscientes de que están haciendo algo mal pero son demasiado cómodos y prefieren que nadie se lo recuerde.

Como Mae creo que está de moda hablar mal. Recuerdo que un profesor de Literatura que tuve en el instituto siempre se lamentaba de que los andaluces somos el único pueblo al que le avergonzaba hablar bien. Algo hay de cierto, porque yo misma dudo muchas veces (y no soy un ejemplo de bien hablar)si utilizar tal palabra porque si digo esta otra van a pensar que soy una repipi.

Por cierto lo de los SMS, no me gusta.

Ángeles dijo...

Bueno, Anónimo, es lógico que los verdaderos policías gramaticales caigan mal, porque pueden llegar a ser muy cargantes; pero estoy de acuerdo en que muchos saben que hablan o escriben mal y prefieren seguir así a tomarse la molestia de mejorar.
Y en cuanto a que esté mal visto hablar y expresarse con corrección, a lo mejor tiene que ver con el hecho de que el esfuerzo, el intentar hacer las cosas los mejor posible y la superación personal, es algo que algunos se han empeñado en denostar, en presentar como algo anticuado y represivo; por el contrario, es guay ser ignorante y estar orgulloso de ello; como si el ignorante, el inculto, fuera una especie de héroe popular, que además puede hacerse de oro de la noche a la mañana en campos como la politica, la telebasura... Y claro, a estos les sienta fatal ver que otros son cultivados porque esto les recuerda lo zote que son ellos.
Un saludo y gracias.

Anónimo dijo...

Con una de las frases me has recordado un personaje de película: " A veces veo...errores". Je,je,je

carlos

Ángeles dijo...

Je, je, muy bueno, Carlos, sobre todo teniendo en cuenta que hay errores que dan más miedo que una aparición de ultratumba, je,je,je.