miércoles, 6 de abril de 2011

Un trabajillo extra


-¿Sí?
-Buenos días. De Electrodomésticos París, para entregar una lavadora.
-Ah, sí, adelante. Tengan cuidado, que el ascensor es pequeño.

Los transportistas subieron la lavadora y la instalaron.
-Y se llevan ustedes la vieja, ¿no?
-Sí señora.
-Pues mire, es que hay otra cosa de la que me quiero deshacer. ¿Ustedes podrían encargarse?
-No, señora, verá, es que nosotros no podemos hacer más que lo que la empresa nos encarga, que es traer las lavadoras nuevas y retirar las viejas.
-Ya, pero, ¿y en plan particular? O sea, ustedes vienen otro día, yo les pago lo que acordemos y…
Los dos hombres se miraron el uno al otro. Uno de ellos hizo un gesto de “por mí, vale”, y el otro dijo:
-Pero tendría que ser en fin de semana, claro, fuera del horario laboral.
-Bien, bien, si a mí el día me da igual.
- Bueno, pues de acuerdo. ¿Y de qué se trata? ¿Un sofá, un colchón…?
-De mi marido.
-¿El colchón de su marido?
-No, no, de mi marido. Que me quiero deshacer de mi marido.
-Pero señora… qué dice… -dijeron los hombres con una risilla de desconcierto.
-Es un encargo… ya saben… un trabajito… Ustedes lo hacen como mejor les parezca, que yo en eso no me meto.  Yo les pago un dinero, y en boca cerrada no entran moscas.
-Señora, usted ha visto muchas películas, eh –dijo uno de los hombres, y dirigiéndose a su compañero:
-Anda, vámonos, vámonos, antes de que esta mujer diga más tonterías.

Los hombres salieron de la casa, y mientras metían la lavadora vieja en el ascensor, la señora seguía diciendo:
-Que yo tengo mis buenos dineritos, eh, no se vayan a creer. Que yo sé que estas cosas hay que pagarlas bien…
Los hombres, cada vez más nerviosos, consiguieron meter la lavadora en el ascensor, pulsaron el cero y bajaron.
Al salir al portal, mientras sacaban la lavadora a la calle, escucharon por el portero automático:
-Bueno, entonces ¿vienen ustedes el sábado o el domingo?... ¿Oiga?

Mientras los hombres llevaban la lavadora vieja hacia la furgoneta, se cruzaron con dos mujeres que se dirigían al portal. Al verlos, una le dijo a la otra:
-Mira, se ve que ya le han traído la lavadora nueva a la del séptimo.
-La del séptimo es la vecina nueva, ¿no?
-Sí, la viuda.


14 comentarios:

Sara dijo...

¡Genial, genial, genial! Cómo me he reído con ese diálogo lleno de chispa y rebosante de comicidad entre la señora, queriendo endosarles al marido, y los obreros, pensando "esta mujer está loca". Pero el final me ha dejado completamente desconcertada, porque, si está viuda, ¿qué quiere?, ¿que se lleven el cadáver?, ¿o es que está loca de verdad? En fin, espero que alguna mente más aguda que la mía meloaclareeee. Si no, tú misma, Ángeles.

Muchos besos

loquemeahorro dijo...

Me he reído y me ha sorprendido, sí señora.

Pues yo creo que era una cachonda, y le gustaba vacilar a la gente a ver qué cara ponían.

Una amiga me contó que fue a enmarcar un puzzle de estos de miles de piezas que había hecho y solo por fastidiar le dijo al operario:

- He pensado en colgarlo con esos ganchos que no necesitas escarpias ni nada.

Y el otro lívido pensando en aquellas cinco mil piezas esparcidas por el salón, en medio de los cristales rotos.

- No señora, no haga eso
- Sí, hombre, si aguantan mucho peso..

Sara dijo...

¡Qué gracia tienes tú también, loque!

Te agradezco un montón tu explicación, porque, ni soñando, hubiera llegado a la conclusión de que la señora lo hacía por vacilar. Thank you!

Ángeles dijo...

Sara, Loque, muchas gracias por el entusiasmo y por el comentario de texto.
Es lo que pasa con las grandes obras literarias: que permiten múltiples interpretaciones, incluso algunas de las que el propio autor no es consciente (en este caso, de todas formas, la autora es una completa inconsciente, así que...).

JuanRa Diablo dijo...

¡Chan chaaan! XDD Me encanta el final, con golpe de efecto... "Sí, la viuda".

Seguro que era una señora de esas que todos los vecinos declaran después ante las cámaras : "No salgo de mi asombre, si era encantadora..." "Y se llevaban muy bien"
Pero claro, él era un chapuzas que le estropeó la lavadora queriendo arreglarla.

Y ya se sabe lo mal que sientan esas cosas...

Lan dijo...

Ángeles, a tenor de las cosas que pasan, puede que fuera una idea buena el que existiera un servicio de retirada de maridos en vida. Que fuera una de esas prestaciones preventivas de los servicios sociales y a la que pudiera recurrirse antes de que las cosas pasaran a mayores. Estaría plenamente justificado porque, cuando las cosas se vuelven malas entre las parejas, siempre son las mujeres las que resultan muertas. Sin ninguna paridad. ¿Por qué será?

Ángeles dijo...

O sea, JuanRa, que tú crees que la señora eliminó al marido y quería que los hombres cargaran con el muerto, ¿o que ellos lo liquidaran directamente, antes de que rompiera la lavadora nueva? :D Gracias por la interpretación, que a su vez se presta a interpretación...

Lan, tu idea del servico de retirada de maridos es buena, ¿eh? Y ahorraría mucho dolor.
Gracias por tu reflexión.

loquemeahorro dijo...

Gracias, Sara.

MJ dijo...

¡Cuántas interpretaciones! Seguro que estás muy contenta :-) Pero eres la autora, y tú sabes cuál es la verdadera, aunque estoy segura de que te parece genial que cada uno lance su teoría.
Mi interpretación: Yo creo que la señora ya había matado al marido y lo que quería era hacerlo desaparecer.

Ángeles dijo...

Pues sí, MJ, me encanta que veais la historia (o historieta) de formas diferentes.
Pero yo creía que el comentario final de las vecinas dejaba clara la cosa...

Anónimo dijo...

¿Y si ella, como el crío aquel de la película, "veía muertos"? ...Todos los días aguantando al cónyuge "palmado"... Natural que quisiera que se lo llevaran. Lo que pasa que tendría que contratar a los Cazafantasmas.

carlos

Ángeles dijo...

Pues más o menos eso es, Carlos. La buena mujer era viuda pero creía que el marido seguía por la casa, dándole la tabarra, y ya estaría harta, la pobre, claro.
Lo de los cazafantasmas sería lo suyo, pero por estos lares ya sabes que cualquiera vale para lo que sea...

guille dijo...

los de la lavadora es que no saben improvisar, será que les sobra el dinero...¡mira que no ayudar a la pobre mujer!

Me ha encantado leerte.
Esperaba un final que explicara lo de llevarse el marido, pero el tuyo es insuperable.

Ángeles dijo...


Qué bien, Guille, me alegra mucho que te haya gustado.
Muchas gracias!